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EMPRESA

ALBERTO BARRANCO

Pólvora mojada

Anunciado a vuelo de fanfarrias lo que parecía el gran logro de México: abrir, finalmente, el hermético ostión para permitir el paso franco de transportes de carga mexicanos en Estados Unidos, el gozo acaba de iniciar su camino al pozo

Hete aquí que la principal empresa nacional inscrita con su pequeña flota al experimento, acaba de tirar la toalla alegando simple y llanamente incosteabilidad. No es negocio, pues.

Lo dramático del asunto es que, abierta la posibilidad para 100 compañías nacionales, la que emprendió la graciosa huída era una de las 40 que con trabajos había alcanzado paso en el cernimiento.

México, pues, se quedó con 39 fichas para jugar a las fuercitas… por más que del otro lado tampoco ondea la bandera del entusiasmo.

De 100 posibles, apenas llegaron 25, aún cuando la mayoría de ellas tiene más trailers que todas las mexicanas juntas.

La razón es simple: manejadas al albedrío de la Casa Blanca las reglas de la apertura previstas desde hace 14 años por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, éstas se insertaron en un documento llamado “Nafta Regulations”, en el se le abre paso a empresas “domiciliadas” en el país, lo que abre la puerta para dar trato de mexicanos a las firmas estadounidenses legalmente constituidas en México, cerrándose a su vez a compañías, aún de capital extranjero, constituidas en términos de la ley mexicana.

Y a lo mejor está usted pensando que se trata de una trampa fallida, dado que la legislación mexicana impide la participación del capital extranjero en empresas transportistas que operan en el país.

Lo cierto es que modificada la Ley de Inversiones Extranjeras durante el gobierno salinista, se abrió paso a la posibilidad de inversión neutra vía fideicomisos en los que se resguardan las acciones de sociedades en manos extranjeras que en el papel tienen derechos corporativos limitados y cancelación de voto.

El caso es que mediante la figura han llegado al país decenas de firmas multinacionales estadounidenses, que lo mismo realizan tareas de cabotaje, es decir transporte interno de mercancías, que cruces fronterizos con sus matrices, por más que en ocasiones haya que sortear un embudo de cuatro, cinco o seis horas en las aduanas mexicanas.

A qué rayos, pues, inscribirse en un experimento de futuro incierto, si el negocio está abierto de par en par.

Como usted sabe, el esquema de transporte transfronterizo, con exigencia de evaluarse en un año para decidir si hay apertura total; si se mantiene la vía un año más, o de plano se cancela, no permite operaciones de cabotaje.

Digamos que un trailer que realice un flete a la ciudad de Chicago está obligado a regresarse vacío al país, de la misma manera que otro con las siglas USA al calce que llegara a Tapachula, a menos, claro, de que en uno y otro casos se consiga un flete directo al punto de origen.

Dicho con todas las letras, la única opción de negocio real es el transporte en la franja fronteriza, es decir con cargo a las maquiladoras de Coahuila, Chihuahua, Nuevo León hacia la frontera o de Texas o Nuevo México, o viceversa.

No es extraño, así, que la primera empresa mexicana en lograr el paso libre para dos de sus vehículos a la Unión Americana, esté domiciliada en Monterrey. Estamos hablando de Transportes Olympic, propiedad de Fernando Páez Treviño.

Su primer flete, materiales para construcción, con énfasis en varilla, se realizó con proa hacia Carolina del Sur.

Y tampoco es extraño que del otro lado de la moneda la primera empresa estadounidense en cruzar la frontera para inaugurar el experimento, Cartage & Distribution, con sede en El Paso, Texas, haya llegado apenas a Ciudad Juárez.

Un puñito de kilómetros, pues.

El caso es que mientras se imponían en Estados Unidos una cadena de requisitos inalcanzables para la mayoría de las firmas mexicanas, entre ellas un rígido estándar de emisiones contaminantes; un nivel en pesos y dimensiones, y una catarata interminable de exigencias para los operadores, por la ventanilla trasera se fijaron condiciones al país.

Estamos hablando, por ejemplo, de eliminar obstáculos que impiden agilidad en el tránsito, entre ellos notificaciones tardías de cambios en los procedimientos; informaciones inconstantes de requisitos regulatorios en diferentes aduanas; exigencias desiguales en los estándares y reglas mexicanas para identificación de mercancía…

En el terreno práctico se hablaba de colas de hasta cinco horas para la revisión de la mercancía por parte de tres tipos de autoridad: la PGR y las secretarías de Agricultura y Hacienda. Lo absurdo del caso es que en el papel el volado falló del lado más impensado. Se están “rajando” los mexicanos.

¿No que les urgía la apertura?

Hágame usted favor.Balance General

Colocados de espaldas a la pared ante la promesa de mantener inalterable el artículo 27 de la Constitución y la exigencia de abrir el abanico a un nuevo tipo de contratos en que la inversión privada no tenga la opción simple de cumplir y cobrar, quienes confeccionan la propuesta de reforma energética han ubicado una supuesta fórmula mágica: Sí, pero no.

Estamos hablando de modificar sólo una ley secundaria, en este caso la Reglamentaria del Artículo 27, para abrir el paso a la perforación y explotación en aguas profundas por parte de firmas privadas nacionales o extranjeras en términos de participación.

La ruta la inauguró el ex presidente Carlos Salinas De Gortari, en este caso modificando el reglamento de la Ley Federal de Inversión Extranjera, abriendo el paso a apuestas vedadas en la primera.

El marco se extendería más tarde con la aprobación por parte de la entonces aplanadora priísta de la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica, que permite tareas de generación por parte de particulares prohibidas por la Constitución.

En el escenario a la mexicana, pues, se dio el caso que ordenamientos subordinados le enmendaron la plana a la mismísima Carta Magna.

El problema es que el marco resultaba tan escandaloso que la Suprema Corte de Justicia de la Nación debió ponerlo en entredicho en una histórica resolución que por aquellas cosas raras de la vida se mantiene en el baúl del olvido.

La historia, pues, se repite a la letra.

Páguele al negro

A propósito, cobijada la exigencia de contratos de participación por parte de privados en la exploración y explotación de petróleo en aguas profundas, en lo que se califica como deprimente situación en Petróleos Mexicanos, la cúpula empresarial ya abrió un nuevo flanco descubierto de la paraestatal.

Estamos hablando del problema de pensiones.

El descobijo habla de erogaciones multimillonarias de la empresa pública para cubrir los boquetes. El año pasado, para no ir lejos, se debieron canalizar 24 mil 516.8 millones de pesos, es decir 34.6 por ciento más de lo lanzado al barril sin fondo en el 2006.

“Su ritmo de avance, señala el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, evidencía la posibilidad de un desequilibrio grave en la situación financiera de Pemex en el mediano plazo, afectando las finanzas públicas, dado que el gasto representa el 12 por ciento de todo el aparato paraestatal”.

Renovarse o morir

A la callada la industria textil pactó con los cuatro sindicatos del ramo la modernización del Contrato Ley que rige la relación laboral, bajo la premisa de renovarse o morir.

El acuerdo es similar al alcanzado con su sindicato por los industriales azucareros, que permitió flexibilizar cartabones, como el no realizar tareas alternas o no aceptar turnos en domingos o días festivos.Como usted sabe, la feroz competencia china ha provocado el cierre de 500 firmas textileras, perdiéndose en los últimos cinco años 288 mil fuentes de empleo.

albertobach@yahoo.com.mx

barrancoalberto@prodigy.net.mx

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