Retroglobalización
Incierta aún la profundidad de la recesión económica en los Estados Unidos, el alerta roja ha alentado el surgimiento de una corriente proteccionista antiglobalización, a la que los teóricos han denominado “retroglobalización”
La bandera, adoptada de lleno por los precandidatos demócratas Hillary Clinton y Barack Obama, se nutre de una frase más que vendible: “Es mejor tener trabajo que comprar barato”.
Primero el empleo, pues, después el diluvio.
De hecho, en su más reciente debate, que por cierto marcó el fin de la serie, uno y otro coincidieron en la exigencia de revisar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, “lo quieran o no México y Canadá”.
Como usted sabe, a partir de la puesta en escena de éste, ambos países mantienen un creciente superávit en la balanza comercial con el tercero en concierto, al punto de convertirse en su primer y tercero “socios comerciales”, digo para usar la jerga común.
Más al detalle, si hasta 1993 nuestro país mantenía un escenario deficitario de cinco mil millones de dólares, el año pasado el saldo a favor alcanzó 30 mil millones.
Del otro lado de la moneda, empero, la corriente, documentada en un artículo publicado en el órgano interno de Consultores Internacionales, bajo la firma de su presidente, Julio A. Millán, ha provocado vivas de quienes hablan de un preocupante proceso de desindustrialización en el país.
El dedo en la llaga, para no ir lejos, lo colocó el martes, durante la convención anual del organismo, el presidente de la Asociación Nacional de Importadores y Exportadores de la República Mexicana, José Othón Ramírez.
La exposición de motivos habla de un escenario en que el país, engolosinado con el éxito alcanzado en su tiroteo con Estados Unidos, se involucró en una avalancha de acuerdos mercantiles sin ton ni son, en cuyo marco la ganancia se trocó en pérdida.
Dicho con todas las letras, colocados en fila 46 países en el festival, sólo con 10 de ellos México logró un saldo positivo en la balanza de pagos durante el año pasado… por más que en el 2006 el superávit alcanzaba a 15.
La paradoja del caso es que la “retroglobalización” le rompe la columna vertebral al principal argumento con que los gobiernos de Carlos Salinas De Gortari a Felipe Calderón han defendido el alud: La adquisición de mercancías baratas del exterior para proteger a los consumidores.
A la magia de la formulita se le atribuye, para no ir lejos, el que México haya logrado abatir a un solo dígito su tasa de inflación anual, frente al 147 por ciento alcanzado en el trágico 1987, tras el derrumbe de la Bolsa Mexicana de Valores.
Ahora que, de pasadita, dado que la letra con sangre entra, se obligó a los industriales a ser competitivos, por más que en la lección cayeron muertas ramas como herramientas y juguetes, además de desmayos en la metal-mecánica, zapatos, textiles…
El caso es que la principal rama en materia de empleo productivo, la industria de la transformación, ha mostrado un comportamiento errático a partir de 1990.
Si en el punto de arranque se habían creado dos millones 900 mil plazas, en 1995 se registró una caída de 100 mil, para llegar a una cresta de cuatro millones 500 mil en el 2001… descendiendo a tres millones 100 mil en el 2003, y alcanzando cuatro millones 100 mil el año pasado.
En contraste, el sector comercial ha mantenido a lo largo de la ruta un crecimiento sostenido, partiendo de un millón 500 mil plazas, para llegar a dos millones 500 mil el año pasado, con un crecimiento de medio millón a partir del 2004.
“De nada sirve —señala letra por letra el texto del economista Julio A. Millán— utilizar los acuerdos comerciales para comprar productos baratos en el extranjero y convertir nuestras fábricas en almacenes y centros de comercialización de bienes importados.
“En estos casos el beneficio para los empresarios locales es marginal y de muy corto plazo. A la larga se pierden empleos que en el futuro disminuirán la demanda, deprimiendo aún más el mercado interno”.
Lo interesante del asunto es que la “retroglobalización” se plantea como un escenario intermedio entre la clasificación simplista que planteó el ex presidente Ernesto Zedillo, al dividir las corrientes entre globalifílicos y globalifóbicos, es decir buenos y malos.
Dicho con todas las letras, ni proteccionismo ni apertura a ultranza.
La polémica está tocando a patadas la puerta: “Es mejor tener trabajo que comprar barato”.
¡En esta esquina…!
Balance General
Dos semanas después, las autoridades involucradas mantienen un espeso silencio frente a lo que los veteranos sobrevivientes del Escuadrón 201, que peleó la causa de México durante la segunda guerra mundial, ubican como un ultraje.
Estamos hablando del desfile de nuevos productos, vestidos, blusas, sacos, mascadas, perfumes, coctel al calce, que realizó la firma francesa Chanel en lo que durante el porfiriato fuera un teatro al aire libre en el corazón del bosque de Chapultepec.
El caso es que en el recinto, tras una larga gestión del grupo de sobrevivientes que encabeza Fernando Nava Musa, quien a los 14 años se enroló casi a la fuerza de su parte en el cuerpo de defensa de la dignidad nacional tras el hundimiento de cuatro buques petroleros nacionales por parte de Alemania, están sepultados dos de los caídos en la epopeya.
El caso es que, alertados los organizadores del evento del atropello en puerta, señalaron que el permiso para el acto, otorgado por la directora del Bosque, les había costado mucho dinero… por más que tuvieron la precaución de colocar un listón negro sobre las tumbas para evitar que se apagaran las colillas sobre ellas.
¿Se le olvidó la historia al país? ¿Se alquilan ultrajes a los héroes?
Viene el coco
Ayer la Comisión Federal de Competencia que encabeza Eduardo Pérez Motta inició una serie de consultas entre los actores involucrados, con miras a modificar el marco regulatorio en materia de comercio exterior, en afán, naturalmente, de abrir la competencia.
El eje que motivó la acción de la dependencia fue el penoso capítulo del “Mary Nour”, aquel barco-silo griego de bandera panameña que traía en la panza un cargamento de 16 mil toneladas de cemento ruso con proa al mercado interno… que nunca pudo descargar.
El navío, un año después, se regresó a su punto de origen tras un Vía Crucis de un año, que llevó a la ruina a los importadores.
Las cementeras locales, encabezadas por Cementos Mexicanos, pues, lograron la victoria.
La pelea de la CFC, pues, es por fijar reglas que permitan la equidad, en un escenario en que se alquilan a perpetuidad los recintos de ingreso de mercancías; los estibadores se niegan a descargar mercancías ajenas a su clientela habitual, y los furgones de ferrocarril pertenecen a las grandes empresas.
Ahí viene el coco.
Más líos
La noticia es que en protesta por la falta de información puntual y oportuna del asunto, la mayoría de los integrantes del Consejo Editorial del diario “El Economista” están presentando su renuncia.
La ira apunta a que el accionista mayoritario de la empresa editora, José Gómez Cañabi, se lava las manos frente a la salida, en términos descompuestas, del director general del diario, Luis Enrique Mercado, aduciendo que fue cosa del presidente del Consejo de Administración, Eduardo Domínguez.
Gómez Cañabi fue durante 18 años el titular del cargo.
TMM se refuerza
La noticia es que Transportación Marítima Mexicana de José Serrano Segovia lanzará al mercado un segundo paquete de Certificados de Deuda por tres mil 100 millones de pesos, como parte de un aval de las calificadoras hasta por nueve mil.
Los recursos le permitirán a la firma adquirir dos buques-tanque y cinco barcos de servicio, que se sumarán a su flota de 45 navíos.
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