Tregua
Finalmente el Grupo Santos desactivó el flanco más sensible en la guerra que libran cañeros y propietarios de ingenios, al desistirse de un juicio de amparo en contra del sobreprecio fijado para la caña de azúcar de la zafra 2006-2007
El hecho había provocado una carambola de tres bandas al paralizar la zafra actual con el deterioro al calce en la calidad de la materia prima; polarizar el enfrentamiento con los productores de las dos grandes centrales, y detener unilateralmente la molienda, en afán soterrado de empujar el alza el precio del azúcar.
Desatada la ira de los cañeros agrupados en la Confederación Nacional Campesina, quienes bloquearon las bodegas, el golpe paralizó cuatro de los seis ingenios del grupo empresarial en un lapso que va de 18 a 23 días.
El adeudo de la discordia de la firma, cuyos propietarios mantienen una solicitud de visto bueno del gobierno para una inversión de 12 mil millones de dólares en la mira de construir una serie de plantas para producir bioetanol a base de la caña de azúcar, es de 85 millones de pesos, al fijarse un incremento de 5.90% al precio pactado por tonelada de azúcar.
El nuevo escenario equivale a otorgarle a los cañeros 20 pesos más por tonelada.
El caso es que la tregua obliga al Grupo Santos a obtener un crédito bancario que permita amortizar de golpe parte de la deuda, en un margen de entre cinco y 10 pesos por tonelada de caña, además de mantener a la vista existencias de 10 mil toneladas de azúcar en bodegas, que en su caso permitirían garantizar el pago del remanente.
Ahora que el grupo empresarial tendrá que asumir además el costo de la merma en la calidad de la caña, al paralizarse la zafra en las fechas previstas para el corte.
El tiro, pues, le salió por la culata.
El hecho es que los 13 ingenios en poder del gobierno habían pactado una ruta crítica para cubrir el adeudo, cuyo monto se fija sobre la base del promedio ponderada del azúcar en el mercado en el último año, tanto del 85% que se destina al mercado interno como del que se exporta.
Los recursos, pues, hipotéticamente estaban en caja.
Lo cierto es que levantada la página del pasado, las nubes negras se mantienen en el escenario de la zafra actual, al ampararse el resto de los propietarios de ingenios contra el precio por tonelada de materia prima fijado, alegando incosteabilidad.
Como recordará usted, éste se fijó con una rebaja de 5.40% frente al costo anterior, pese a que los industriales pedían 12.
En el ni-tú-ni-yo, los cañeros aceptan 4.10% adicional, para llegar a 10%, por más que en el jaloneo se habla de un crecimiento desmesurado en el precio de los insumos de producción.
De entrada, el costo de las máquinas de corte de caña pasó de 2 a 4 millones de pesos; el de los fertilizantes de 4 mil a 6 mil pesos por tonelada, es decir, 25% más, y el de los químicos para control de maleza en época de lluvias, entre 30% y 50% adicional, al margen, naturalmente, de los nuevos precios de combustibles.
De acuerdo a lo pactado con la Secretaría de Economía, el precio de referencia por tonelada de azúcar sería de 5 mil 996 pesos, del cual 57% le toca a los cañeros, con la novedad de que entonces el saco de 50 kilogramos de azúcar se cotizaba en 300 pesos, y cuando se llegó al choque se ubicaba en 230, lo que equivale a 6 mil 600 por tonelada de dulce producido.
Lo cierto es que a contrapelo de las versiones que hablan de que en México se vende el azúcar más cara del planeta, hete aquí que en Japón la tonelada se cotiza en ¡2 mil dólares!, en tanto en la Unión Europea el costo alcanza 800, por más que el precio lo fija la administración global.
Ahora que el meollo, el eje, el punto fino del asunto se integra en la falta de supervisión del gobierno para certificar que se exporten excedentes; la ausencia de programas de comercialización adecuados, y la importación compulsiva del dulce vía cuotas.
Pese a la depreciación en su precio, las bodegas de los ingenios mantienen una inaudita sobreexistencia de 560 mil toneladas de azúcar.
Los jalones serán de antología.
Balance General
La exigencia de plantear un escenario catastrófico que coloque en el callejón la supuesta disyuntiva de mayor participación privada o quiebra, obligó a Petróleos Mexicanos a una inusual transparencia de cifras ocultas durante años.
De entrada, se sabe ahora que la deuda total de la paraestatal alcanza un billón 300 mil millones de pesos, si se contabilizan las facturas pendientes de los Proyectos de Impacto Diferido en el Registro del Gasto (Pidiregas) y los pasivos laborales.
Cerrada la puerta a la información sobre este último capítulo, el caso es que el Consejo Coordinador Empresarial había colocado un alerta roja dos días antes.
El crecimiento del débito el año pasado fue de 5.9%, por más que la deuda total consolidada se abatió 15.2%, y la neta disminuyó en 67 mil 872 millones.
Apertura, pues, o sepultura.
Barbas a remojar
Entre los puntos que se debatieron en el jaloneo de cuatro horas entre autoridades y empresarios de comercio exterior ante la exigencia de la Comisión Federal de Competencia de abatir obstáculos que limitan el flujo y reflujo de mercancías, se planteó la desaparición de la figura de los agentes aduanales privados, lo que provocó una reacción airada de la Confederación que los aglutina.
Más allá, se planteó la urgencia de que los concesionarios de ferrocarriles de carga tengan un mayor número de furgones libres, frente al escenario fácil de alquilarlos permanentemente a los grandes usuarios, cuando no se obliga a éstos a comprarlos.
El jaloneo será de antología.
¿Y la lana?
La última batalla que librará Nezahualcoyotl Salvatierra como presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción apunta a exigir al gobierno agilizar los esquemas de licitación para acelerar el inicio de las obras de infraestructura previstas para este año.
El planteamiento concreto habla de reformar la Ley General de Adquisiciones y de Obra Pública.
El razonamiento es simple: Entre lo que tarda el procedimiento y lo que se agota la papelería exigida por la Secretaría de Hacienda, los recursos empiezan a fluir seis meses después de la apertura del concurso, lo que podría anular su efecto virtuoso frente a la crisis económica de los Estados Unidos.
Por cierto, Salvatierra le entregará la estafeta a un empresario de Monterrey en las próximas semanas.
Hir crece
Quien terminó el año pasado con un crecimiento en su cartera de clientes es HIR, Compañía de Seguros, al acumular 225 mil pólizas.
Dirigida por Rafael González Añove, la firma se ha metido de lleno al negocio de los microseguros, ofreciendo, por ejemplo, la posibilidad de cubrir gastos funerarios hasta por 40 mil pesos vía un pago de 150 pesos anuales.
La empresa es filial del grupo HIR que encabeza Justino Hirschkor, un empresario forjado, literalmente, a golpe de calcetín.
Su fuerte es el renglón inmobiliario.
Tienda de enfrente
Finalmente la poderosa cadena de televisión Megacable, con sede en Jalisco, le colocó tienda de enfrente a Teléfonos de México, al ofrecer servicios de telefonía al amparo de su red.
Su oferta habla de cobrar tarifas 30 por ciento más bajas a las de la firma de Carlos Slim, que dirige su sobrino Héctor Slim.
Las compañías firmaron un acuerdo de interconexión en diciembre pasado.
Megacable tiene un listado de 750 mil clientes, de los cuales 115 mil han planteado su interés en participar en telefonía.
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