Más tesoros
Oculta entre el espeso laberinto de verdades a medias, fantasías y frivolidades con que el Gobierno pretende justificar una reforma energética, existe una razón de fondo: el vencimiento del Convenio sobre Derechos del Mar de la Organización de las Naciones Unidas,
De acuerdo al escenario previsto, en mayo del año próximo las naciones signantes, México entre ellas, deben demostrar hasta dónde se extiende su potestad sobre los recursos de mar patrimonial, frente a una discusión que plantea extenderla a 350 millas o mantenerla en 200.
Adicionalmente, el escenario, a título de moratoria, que nuestro país firmó con Estados Unidos para aprovechamiento de los yacimientos transfronterizos de South Padre y Largo Escondido, se vence en el 2011.
El problema es que, sin pronunciarse aún la Organización de las Naciones Unidas sobre los límites definitivos, la firma petrolera Shell, además de media docena de empresas, realizan desarrollos en el borde de los campos transfronterizos.
Colocadas, pues, la partes en el callejón, México tiene sólo dos alternativas: negociar la extensión de la moratoria o buscar vías de explotación conjunta… sin perforar del lado mexicano, lo que evitaría el llamado efecto popote del que alertó hace años el fallecido senador José Ángel Conchello, del Partido Acción Nacional.
Se diría, pues, que Estados Unidos está apretando la pinza para evitar un conflicto internacional, o que México se cura en salud al abrir un escenario en el que necesariamente se compartiría la producción… a cambio de tecnología y equipos sofisticados.
Lo cierto es que aunque la finta hablaba de ubicar a Petrobras, la firma brasileña de capital mixto, como la socia idónea para arrancar de la profundidad el tesoro a que alude la catarata de spots, ésta sólo había logrado hasta 2003 penetrar a profundidades de mil 880 metros… frente a los 124 que alcanzaba en 1997.
Estamos hablando de 30 por ciento más allá de lo que había alcanzado nuestro país hasta que el Gobierno zedillista decidió cancelar la alternativa de desarrollo técnico que planteaba el Instituto Mexicano del Petróleo.
La mira, pues, desde el principio de la discusión estuvo colocada en la empresa Shell.
Y lo cierto, más allá, es que el futuro de Petróleos Mexicanos no se agota con la posibilidad de explorar y explotar yacimientos en aguas profundas.
El abanico de posibilidades es inmenso.
De entrada, por ejemplo, la empresa pública difirió proyectos considerados en su momento de baja productividad, que hoy tienen etiqueta de urgentes. Más allá, no aplicó la posibilidad de métodos de recuperación mejorada para alargar la vida de los yacimientos, lo que en países como Canadá, Estados Unidos y Venezuela se convierte en obligación de Ley.
Se da el caso, por ejemplo, que Canadá, logró, bajo esquemas de recuperación terciaria, extender a 95 por ciento de lo originalmente calculado el yacimiento de Wizard Lake, ubicado en la provincia de Alberta.
Las características de ésta son similares a las de Cantarell.
El pronóstico de los expertos habla de que la joya de la corona del país dejará de recuperar a su muerte 60 por ciento del reclamo original.
En terreno más firme, se calcula que el campo Ku-Maloob-Zaap incrementará su producción entre este año y en 2010 a 800 mil barriles diarios, con la posibilidad adicional de Chicontepec y los campos denominados Golfo de México B y Golfo de México Sur.
Más allá, existen al menos 300 localizaciones exploratorias en el litoral del golfo de México, de las cuales 200 se encuentran en aguas someras con tirantes de hasta 300 metros, y el resto en tierra.
Y si le seguimos, se tienen más de 4 mil millones de barriles de reservas probadas no desarrolladas ubicadas en la Sonda de Campeche y en Tabasco, que requieren únicamente la perforación de nuevos pozos de desarrollo, el acondicionamiento de otros ya existentes y la ampliación de la infraestructura de producción petrolera.
En paralelo, existen 15 mil millones de barriles de petróleo crudo equivalente de reservas probables, en las que se considera cuando menos 50 por ciento comercialmente recuperable.
Y no le seguimos por falta de espacio.
Como lee usted, pues, por salidas no queda… sin compartir los tesoros
Balance General
Más de lo mismo: Centrada la justificación del Gobierno para plantear la posibilidad de alianzas entre Petróleos Mexicanos y empresas privadas nacionales y extranjeras en la carencia de recursos de la paraestatal, aún no hay una explicación coherente del destino de los excedentes petroleros en el sexenio pasado.
Estamos hablando de 72 meses en que el precio promedio de la mezcla mexicana se ubicó en 34.9 dólares por barril, tras de que entre 1986 y 2000 había oscilado en 20 dólares.
El salto, pues, fue de 70 por ciento, lo que a juicio de los expertos significó un ingreso de 92.8 miles de millones de dólares por encima del promedio tradicional.
Según Banxico, la mayor parte de los recursos se fueron al barril sin fondo del gasto corriente, pese a las promesas de austeridad franciscana del Gobierno foxista. Por segunda vez en la historia, así, se tiró a la basura el auge petrolero.
¿Ahora sí?
De acuerdo a lo pactado entre la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (LyFC) y el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) vía el convenio de productividad que permitió conjurar la amenaza de huelga, la paraestatal estaría en posibilidad de ingresar al escenario del triple play. Estamos hablando de aprovechar la red de suministro para ofrecer servicios de voz, video y datos… por la vía de concesiones.
Luz y Fuerza, pues, en pelea contra Teléfonos de México, Televisa y las empresas de televisión de paga.
Ahora que el mercado alcanza 25 millones de usuarios diseminados en la capital del país, el estado de México, Hidalgo, Morelos, Puebla y Tlaxcala.
De hecho, la cláusula décima del convenio señala a la letra que: “Con el propósito de facilitar el acceso a la sociedad de la información a precios de calidad, competitivos, en la zona de influencia de la empresa, las partes se comprometen a realizar en forma conjunta los estudios de factibilidad técnica, jurídica y económica para gestionar una concesión de red pública de telecomunicaciones”.
No les pagan
Pues ahora resulta que el retraso en la entrega de la mayoría de las obras de infraestructura que realiza el gobierno capitalino no apunta a la irresponsabilidad de las empresas constructoras, sino a lo más simple: la falta de pago oportuno.
Según ello, entregados los anticipos, los abonos para cubrir la ruta crítica llegan a cuentagotas, dándose el caso de desfases de hasta 10 meses.
Y como la mayoría de ellos carece de capital de trabajo…
¡Bolo padrino!
La sorpresa llegó hace unos días en un evento de perfil internacional convocado por la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, al revelar uno de los participantes, el ex director general de Banamex, Alfredo Harp Helú, el monto de su fortuna que ha destinado a la filantropía.
Estamos hablando de 5 mil millones de pesos.
Como usted sabe, del bolsillo del banquero salió el costo de la restauración integral del convento de Santo Domingo, ubicado en la capital de Oaxaca.
La sorpresa fue mayor cuando Harp Helú presentó a los asistentes su última oferta: igualar cada peso que ponga el Gobierno o algún particular para remozar puentes históricos en proceso de deterioro.
Así como lo lee usted.
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