Salidas
Calificada de contraria al sentido de las olas en el escenario internacional, para el ex secretario de Hacienda, David Ibarra Muñoz, más que gravitar obsesivamente en su posible privatización parcial o total, la discusión sobre Pemex debe centrarse en las vías para su fortalecimiento
El escenario apunta a la eliminación de los obstáculos que estorban su remozamiento y desempeño como consorcio de clase mundial o como fuente de ingresos volcada al desarrollo interno.
De entrada, para el ex funcionario la primera salida sería segregar a la paraestatal del presupuesto federal —como se hizo con Nacional Financiera—, lo que implicaría liberarla de las rigideces que regulan el gasto desde la perspectiva macroeconómica.
A la empresa pública y a su Consejo de Administración, así, se les juzgaría y evaluaría por resultados y no por la sujeción a numerosos controles burocráticos ex ante, en tanto las autoridades monetarias y financieras tendrían que asumir el costo político íntegro de sus políticas y decisiones, “en vez de transferirlo cómodamente a Pemex”.
Adicionalmente, Ibarra habla de una autonomía de gestión que le ponga coto a la transferencia abusiva de recursos al fisco federal, a la par de modificar un régimen tributario complicado, expoliatorio y opaco, al punto de viciar el cálculo económico de la empresa y las propias finanzas públicas.
Las salidas hablan también de reconstruir cuanto antes el patrimonio perdido de la empresa pública mediante un aumento de capital o la asunción de sus pasivos por parte del gobierno federal.
La ruta se inicia evitando el encarecimiento de la deuda de la paraestatal al convertir parte de ella en pesos, con el consiguiente aumento de intereses, premiándose de pasadita la falta de competitividad de la banca comercial.
La estrategia se complementaría con un manejo más ordenado del manojo de divisas para generar ganancias de capital o evitar pérdidas por la devaluación del dólar.
Si éstas, por ejemplo, se hubieran convertido en euros en vez de dólares a fines de 2001, cuando el acumulado se ubicaba en 44.8 millones de dólares, hoy se dispondría de 67.2 millones de dólares equivalentes.
Más allá, se deberán diseñar e instrumentar programas integrales de remozamiento del sector energético; de reconstrucción de las capacidades internas de planeación, evaluación y control de proyectos, y de seguimiento de la evolución y adaptación a los cambios tecnológicos y mercados mundiales.
De acuerdo con el funcionario, en el nuevo marco podría transformarse a la Secretaría de Energía en un Consejo Nacional de Políticas Energéticas con participación, pero con independencia del gobierno.
Bajo el esquema se reforzaría la urgente búsqueda de fuentes alternativas de energía menos contaminantes, por ejemplo el regreso de las plantas nucleares o el aprovechamiento de bioenergéticos, el viento, las mareas o la geotermia.
El ideal sería considerar a Pemex y a la CFE como los puntales que marcan las fronteras y el alcance del usufructo de la principal ventaja comparativa de la economía y del desarrollo de actividades alimentadoras y alimentadas por el propio sector energético.
Cada una de las paraestatales tendría objetivos relacionados con el desarrollo del comercio exterior, la estabilidad del mercado cambiario, el abasto interno de energéticos, la industrialización y, sobre todo, el alargamiento de las cadenas de valor agregado y empleo.
La presencia de un eje rector permitiría recobrar el papel del sector energético como pivote y no como rémora del desarrollo, revirtiendo gradualmente su subordinación a las finanzas públicas, lo que permitiría evaluar con justeza sus objetivos de optimización de utilidades.
Adicionalmente, se evitarían bandazos como el abandono de la petroquímica y la refinación; los avances privatizadores parciales, el outsorcing exagerado de servicios; el desmantelamiento del Instituto Mexicano del Petróleo; el financiamiento de la inversión con Pidiregas, o la multiplicación de los controles burocráticos.
En paralelo, la urgencia habla de emprenderse una campaña de combate a la corrupción y el despilfarro, con agendas coordinadas con el sindicato para proteger los derechos de los trabajadores, evitar contrataciones excesivas y convenir métodos e incentivos sistemáticos de aumento de la productividad.
Lo cierto es que, a juicio del ex secretario de Hacienda, la corriente internacional apunta al reforzamiento de la participación pública en la explotación de petróleo, vía nacionalizaciones o disolución de alianzas productivas con empresas del exterior.
Hacia 2005, 77% de las firmas quedó sujeto al control de los países productores, sin participación de consorcios extranjeros. Las grandes transnacionales apenas manejan 10% de los recursos de crudo y gas en el mundo, en tanto la oferta de las compañías nacionales ya domina el mercado internacional, relegándose a segundo término a los antiguos gigantes multinacionales como Exxon, Shell, British Petroleum, Chevron. El volado está en el aire.
Balance general
Vendidos la mayoría de ellos al fragor de la turbulencia de la crisis provocada por la macro devaluación del peso de 1994, la principal razón esgrimida para justificar la entrega de los bancos nacionales a matrices del exterior era el poderío financiero de éstas.
La fortaleza se multiplicaría por 100.
No más Fobaproas, pues, en caso de una nueva oleada de pérdida del capital.
Bien, pues según informes del Banco de México el escenario previsto se ha cumplido con creces… sólo que al revés.
Las filiales mexicanas de los bancos más poderosos del mundo están reforzando las trincheras de sus matrices ante los estragos de la llamada crisis de hipotecas.
Y no estamos hablando sólo de las jugosas utilidades, sino de fondeo, o si lo prefiere inyecciones de billetes por vía directa. El caso más dramático, lo adivinó usted, es el de Banamex hacia el Citigroup de Estados Unidos.
Primero los banqueros
Pues ahora resulta que la cancelación de la conferencia de prensa en que el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Armando Paredes, fijaría la postura del sector privado ante la exigencia de una reforma energética fue por órdenes de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
La vela en el entierro del organismo apuntó al reclamo de no distraer la atención de la opinión pública frente a los reflectores de la Convención Anual de la Banca.
Así como lo lee usted
Lo curioso del caso es que concluida ésta el silencio se mantiene intocable, pese a la exigencia del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios de publicar un desplegado en el que se señalarían los riesgos para el país de soslayar la exigencia.
Fiestón loco
Convertido en la pasarela obligada de los políticos vía su envidiable poder de convocatoria, el Club de Industriales celebra mañana su aniversario 50, en un evento al que se ha convocado al presidente Felipe Calderón.
Inaugurado originalmente en 1958 en el segundo piso del edificio sede de la Concamin en la colonia San Rafael, a iniciativa del ex presidente del organismo Eduardo Prieto López, éste se convertiría en su presidente durante largos 35 años, abandonando la nave una década antes de su fallecimiento.
Al relevo ya en una nueva sede, concretamente el salón Tamayo del hotel Camino Real, entró el ex banquero José Carral Escalante, quien le daría el despegue definitivo.
En el Consejo Directivo del organismo participan actualmente banqueros como Manuel Medina Mora y Carlos Gómez y Gómez; industriales como Prudencio López, Adolfo Autrey y José Mendoza Fernández, además de empresarios como Pedro Aspe Armella, Ernesto Rubio Del Cueto, Henry Davis, Julio Gutiérrez y Manuel Arango.
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