Sin golpes bajos
Finalmente, tal cual lo anticipábamos la semana pasada, como el Cid Campeador el Mary Nour ganó una batalla después de muerto. La Comisión Federal de Competencia recomendó fijar nuevas reglas para evitar golpes bajos o piquetes de ojos en el escenario del comercio internacional
Pelea de caballeros, pues, frente a la globalización que nos lanza al tú por tú frente a la oferta que llega lealmente del exterior… y, naturalmente, la que sale del país.
El abanico de 46 páginas, con proa hacia el Ejecutivo y el Legislativo, concretamente las secretarías de Hacienda y Economía y las comisiones respectivas, además de las de Competitividad de una y otra cámaras, apunta desde la presencia de barreras arancelarias que inhiben y obstaculizan el ingreso de mercancías, hasta las no arancelarias, subrayándose la sobrerregulación existente; la integración de aduanas exclusivas; la existencia de restricciones injustificadas para instalar recintos fiscalizados…
La investigación de oficio de la dependencia encabezada por Eduardo Pérez Motta, clavada la espina por el trato brutal dado al barco que traía al país 27 mil toneladas de cemento ruso, se inició en octubre del año pasado.
En el lapso se realizó un Foro de Opinión sobre Comercio Exterior al que acudieron autoridades, representantes del sector privado y expertos independientes.
Entre las sorpresas del documento destaca el que, a contrapelo del lugar común que nos ubica como el mercado más abierto del mundo, hete aquí que según un análisis del Banco Mundial con alcance a 95 países, México mantiene un promedio de aranceles o impuestos de importación de 13.28%, frente a 6.48 de las naciones de ingresos medios bajos.
Nuestro país, pues, se ubica ¡válgame Dios!, como el más proteccionista del planeta.
En el promedio general, por ejemplo, estamos muy arriba de Japón, Tailandia, China, Asia Central, Unión Europea, Canadá, Singapur y Hong Kong.
Mientras el penúltimo de los países mantiene un promedio de 0.44, el último está totalmente en cero.
A nivel de manufacturas, el promedio del país es de 11.25, frente a 5.85 de Tailandia; 5.60 de China; 2.97 de Canadá o 1.41 de Estados Unidos.
Y aunque en agricultura 33.09% de promedio del país palidece frente a 45.12 de Japón, el país más proteccionista del mundo en esta rama específica, estamos a la cuarta parte de 8.73 de Estados Unidos, aunque no tan lejos de 20.07 de Canadá.
De acuerdo con la CFC parte del problema lo explica la complejidad de un escenario derivado de los acuerdos comerciales y los programas de protección sectorial vigentes, que plantean un horizonte de 12 mil fracciones arancelarias que impiden una correcta clasificación, lo que en ocasiones deriva en sanciones.
Dicho con todas las letras, aunque el promedio simple de los aranceles o impuestos de importación y exportación bajo el marco de Nación más Favorecida ha pasado de 16.5 a 11.2 entre 2001 y junio de 2007, la estructura muestra niveles de protección mayores a los adoptados por socios y competidores internacionales.
La recomendación habla de eliminar diferencias en los aranceles aplicados en una misma fracción; reducir las diferencias en los niveles arancelarios; simplificar el sistema de clasificación de mercancías, y consolidar los de Nación más Favorecida a niveles efectivamente aplicados.
La paradoja del caso es que a juicio de la dependencia en lucha contra las prácticas que afectan la competencia, la simplificación arancelaria y la reducción de los niveles de los tributos tendrían un efecto positivo en los ingresos fiscales derivados del comercio exterior. A menor gravamen, más flujo.
Actualmente las aduanas participan con 22.29% de la recaudación total del país, cuyo monto se ubica en 6.46 billones de pesos. Sin embargo, en el marco del Impuesto General de Importación la rebanada alcanza sólo 4.19%, en tanto en materia del IVA se eleva hasta 45.25.
El escenario ideal planeado por la CFC apunta a reducir gradualmente a cero todos los aranceles, “salvo en aquellos casos en que el Ejecutivo determine con base en un análisis costo-beneficio que mantenerlos implique un beneficio neto para la población en general”.
Desde otro plano, las barreras no arancelarias, en el extenso texto aprobado por el pleno de la Cofeco se señala que de 2006 a 2007 México descendió siete posiciones en el listado de “facilitación del comercio” que realizó el Banco Mundial.
Del 69 nos fuimos al escalón 76 de un total de 178 países monitoreados.
Entre las recomendaciones de la dependencia está el simplificar gradualmente el tránsito de despacho aduanal para operaciones de importación o exportación, eliminando el requisito de prevalidación y el segundo reconocimiento de mercancías. Adicionalmente, se habla de eliminar las aduanas exclusivas, es decir, el derecho de picaporte de las empresas más poderosas del país.
¡Pácatelas!
Balance General
A propósito, ahora resulta que nos quedamos cortos al documentar la tragedia del Mary Nour, el barco-silo griego de bandera panameña que permaneció casi un año en costas mexicanas sin poder descargar las 27 mil toneladas de cemento ruso que traía en la panza.
Hete aquí que ante la incapacidad de la empresa importadora por cubrir las colosales multas que le impuso la Administración General de Aduanas, la mercancía pasó a poder del fisco, alegándose el procedimiento previsto por la Ley Aduanera.
El caso es que el crédito que se le había abierto a ésta lo pagó Cementos Mexicanos.
Más aún, la firma indemnizó a los importadores a cambio de olvidarse para siempre de sus proyectos de importar cemento barato al país… además de regresarles el producto.
Te pago, pues, para que no me pegues.
Ahora que la empresa importadora mantiene vivo aún un litigio contra la Administradora Portuaria Integral de Tampico, quien cobró indebidamente gastos por la estancia del barco en sus instalaciones, no obstante que ésta era obligada, dado que la carga había sido embargada.
Los gastos, pues, en tal caso, debían estar a cargo del embargante, es decir, la Secretaría de Hacienda.
Digamos que al haber pagado Cemex el monto de la multa, el producto pasaba a ser propiedad del fisco federal, no obstante lo cual se le liberó.
Dicho con todas las letras, la firma propiedad de Lorenzo Zambrano fijó la pauta para crear el problema, y colocó la plataforma para resolverlo… a contrapelo de las resoluciones de los órganos de control de la propia Administración General de Aduanas y el Servicio de Administración Tributaria.
Que sepan, pues, quién gobierna en México.
Gozo al pozo
Finalmente la posibilidad de una nueva Norma Oficial Mexicana que regulara la comercialización de juguetes importados al país derivó en un colosal fiasco.
Hete aquí que a la Subsecretaría de Normatividad de la Secretaría de Economía se le olvidó cubrir el flanco más sensible, es decir, la seguridad tras el escándalo desatado por la empresa Mattel al descubrirse la introducción de 150 mil juguetes impregnados de sustancias tóxicas.
Al parecer, pues, la firma, en unión con Hasbro, logró doblarle la mano al subsecretario Carlos Arce en el juego del cabildeo, soslayando una recomendación que había colocado en la mesa la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios.
México, pues, se constituye como una isla frente a la exigencia de todos los países del planeta de fijar parámetros de toxicidad para permitir el ingreso de las mercancías.
Lástima.
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