Ni tú ni yo
ICA contra CFE
Mexicana en falta
Colocadas las cartas bajo el clásico ni-tú-ni-yo, hete aquí que la tregua de cuatro años lograda por México para desmantelar las cuotas compensatorias impuestas a productos chinos representa el doble del plazo que permitía el país de la muralla… por más que el nuestro quería cinco.
La razón de la aparente magnanimidad de la nación milenaria se escondía en un volado: en dos años se agotaría un procedimiento de solución de controversias ante la Organización Mundial de Comercio que eventualmente reclamaría el país.
Una por otra, pues… dada la persistencia de las prácticas desleales de comercio, es decir subsidios y subvenciones directos e indirectos, apoyos a la exportación, excenciones impositivas, que provocaron los castigos.
Ahora que en el acuerdo alcanzado en cuatro rondas de negociaciones sostenidas entre octubre del año pasado y mayo actual, se implica que los cargos adicionales al impuesto al ingreso de las mercancías chinas ya no se llamarán cuotas compensatorias, sino impuestos especiales.
La ruta de la extinción se agotará en cuatro años, comprendiéndose en la jugada 350 fracciones arancelarias de las 953 en juego.
Digamos que el resto, en cumplimiento estricto del mandato de la Organización Mundial de Comercio al cumplirse 10 años de la firma del Protocolo de Adhesión de China al organismo, fueron liberadas de las cuotas compensatorias que llevaban a la espalda.
El movimiento exigió una depuración previa en que los industriales reconocieron prioridades que involucraban a 12 sectores. De entrada, por ejemplo, se dejaron de lado productos que ya no se fabrican en el país, por ejemplo zapatos conocidos como suecos y algunos artículos electrónicos.
En el caso de ramas “sensibles”, digamos textiles, los productores se hicieron de lado para dejar el énfasis en la confección, dada la elevada cuota de mano de obra que se reclama, y los bajísimos salarios existentes en China.
Más allá, en el cernimiento se identificaron como “sensibles” sólo dos de cinco fracciones arancelarias en materia de bicicletas, considerando que el 84 por ciento del mercado interno lo llenan importaciones de varios países del mundo.
La cuota compensatoria que se mantiene viva es de 144 por ciento sobre el costo ad valorem del producto.
En el caso de herramientas, a su vez, sólo subsistieron dos de 15 fracciones arancelarias; en juguetes, 13 de 21; en electrodomésticos dos de ocho; en químicos cinco de 11; en hilados y tejidos cinco de ¡391!...
La protección, o si lo prefiere la tegua, alcanzó en forma total a carriolas para bebé; transformadores, velas, encendedores, lápices y balastros y motores.
Ahora que la depuración fue menos drástica en productos como calzado, en el que subsistieron 20 de 57 fracciones, en un escenario en que las importaciones “sensibles” alcanzaron en el periodo de 2005 a 2007, 353 millones 402 mil dólares, en tanto las “no sensibles” sólo 48 millones 551 mil.
En prendas de vestir, a su vez, subsistieron 121 de 415, considerando que de las “sensibles” se importan mil 870 millones 347 mil dólares, y de las “no sensibles” 727 millones 888 mil.
En herramientas especiales, a su vez, subsistieron cinco de nueve, en un marco en que las “sensibles” generan una importación de ocho millones 349 mil dólares.
Finalmente, sin llegar a un recuento exhaustivo, en materia de cerraduras y candados se consideró vivo el castigo en una de dos fracciones arancelarias, cuya catarata llegaba a 45 millones 241 mil dólares.
Las ramas favorecidas por la tregua, como se colige, fueron textiles, confección, calzado, juguetes, bicicletas, carriolas, herramientas, electrodomésticos, máquinas y aparatos eléctricos; productos químicos, encendedores, lápices, válvulas y velas, que en conjunto mantienen un millón de empleos en el país, representando el 9.5 por ciento del Producto Interno Bruto.
Eso era justo lo que estaba en juego.
Lo curioso del caso, frente a la proverbial desconfianza china, es que no todas las rondas de negociaciones se realizaron en el país de la muralla. Algunas fueron en terreno neutral.
La última, por ejemplo, se efectúo en la ciudad peruana de Arequipa.
Ubicado por los orientales el 14 de diciembre del año pasado como el día D para cumplirse el acuerdo de la OMC, la presión había provocado incertidumbre entre los industriales mexicanos y los exportadores chinos, que se volcó lo mismo en movilizaciones que en gestiones diplomáticas de apremio.
Mientras los chinos urgían a dar el paso sin condición alguna, los mexicanos pedían un plazo de gracia para negociar, bajo la certeza de que las prácticas desleales de comercio que provocaron el castigo se mantenían intactas.
Punto bueno, pues, para México.
Balance General
En consonancia con una de las cláusulas firmadas en el contrato pactado, el Grupo ICA de Bernardo Quintana Isaac demandó ante la Corte Internacional de Arbitraje a la Comisión Federal de Electricidad, en reclamo del pago de sobrecostos derivados de vicios ocultos en la construcción del proyecto hidroeléctrico El Cajón.
La manzana de la discordia son 68 millones de dólares.
De acuerdo a las reglas del organismo con sede en París, filial de la Cámara de Comercio Internacional, ambas partes tienen derecho de nombrar a un perito que las represente, en tanto el órgano nombra a su vez a un neutral que dirá la última palabra.
La decisión es inapelable.
El contrato firmado por la mayor constructora del país fue de 901 millones de dólares, de los cuales se le han pagado 833, con la novedad de que ICA entregó facturas por 871 millones, parte de las cuales fueron desconocidas por la paraestatal.
En paralelo, existe otro tanto más que ésta se niega a reconocer.
Ronda el desacato
En lo que podría constituir un acto de desacato contra una suspensión provisional decretada por el juez de la causa en una solicitud de amparo, explicada por la difícil situación que enfrenta Mexicana de Aviación inició: el desmantelamiento del Contrato Colectivo con sus sobrecargos, afectándose de entrada a 255 de un total de mil 400.
Digamos que la empresa propiedad de Gastón Azcárraga Andrade empezó a aplicar la resolución de la Secretaría del Trabajo en el Conflicto de Orden Económico a que emplazó a sus trabajadores alegando problemas de sobrevivencia.
El problema, decíamos, es que la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación se amparó contra la medida, lográndose una tregua en tanto se desahoga el juicio.
El asunto lo resolvería en última instancia la Suprema Corte.
Quieren o no
Pues ahora resulta que la decisión de la Suprema Corte de aplazar por enésima vez su resolución con carácter de inatacable sobre el amparo solicitado por los funcionarios de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes Rafael Del Villar y Gonzalo Martínez Pous, contra el rechazo de la Comisión Permanente del Congreso a su nombramiento como integrantes del pleno, de la Comisión Federal de Telecomunicaciones, obedece a investigar si su interés es legítimo.
Dicho con todas las letras, si en caso de una respuesta favorable dejarían sus cargos actuales para ocupar los que les fueron negados.
Del Villar, como usted sabe, es Subsecretario de Comunicaciones, en tanto Martínez Pous es titular de la Unidad de Asuntos Jurídicos.
El recurso, naturalmente, lo impusieron los ocupantes actuales de los cargos de la discordia, es decir Eduardo Ruiz Vega y Gerardo González Abarca.
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