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EMPRESA

ALBERTO BARRANCO

Epopeya de Bimbo

En julio de 1944, año y medio antes de la fundación de la empresa, Lorenzo Servitje Sendra trazaría, en el papel, la ruta crítica de lo que sería Bimbo

Dicha ruta crítica incluía detalles aparentemente tan nimios como el costo de llantas de la flota de reparto, engrase, merma, celofán para envoltura…

El documento, escrito a máquina, hablaba de distribución directa a tiendas, misceláneas, mercados públicos, expendios de pan, canasteros… e indirecta, vía el pullman del ferrocarril, cafés, restaurantes, clubes, cantinas y cervecerías.

La bitácora planteaba cinco tipos de mercancías: súper pan Bimbo para mesa; para sadwiches; pan negro de trigo-centeno; tostadas para niños y enfermos, y pan dulce.

La posible clientela recibiría explicaciones en forma sencilla de las virtudes de los productos, entre ellas un mejor sabor, más valor nutritivo, más digestivo y envuelto y fresco diariamente…

El documento histórico, anotaciones al calce con bolígrafo, lo recogió íntegro un libro de reciente aparición: Al grano, publicado bajo la firma de Silvia Cherem por Khalida Editores.

La promesa habla de mostrar la vida y visión de los fundadores de Bimbo, es decir, el propio Lorenzo Sertvije, su hermano Roberto y Jaime Jorba, a quienes se ubica como los tres mosqueteros.

La epopeya de una empresa que a 63 años de su fundación se plantea como una vigorosa multinacional mexicana, con un perfil singular en el entorno de sus relaciones laborales.

La semilla que nació con la panadería El Molino, enclavada en el centro histórico, sobre las ruinas de lo que fuera el Convento de San Francisco, germinaría el dos de diciembre de 1945, con un capital de 375 mil pesos… y una deuda de 625 mil.

Estamos hablando de un préstamo de 500 mil pesos del Banco de la Propiedad; 100 mil aportados por el dueño del hotel Ancira de Monterrey, José Torrallardena, y 25 mil que se debían por la compra del terreno en que se instaló la planta.

El despliegue de promoción fue inaudito: desplegados a doble plana en los diarios, mensajes radiofónicos, spots en los noticieros de los cines: “Panificación Bimbo se complace en anunciar que hoy a las 12 horas inaugura su moderna planta panificadora en la zona industrial de Santa María Insurgentes”.

El pan de caja como novedad, y el osito emblemático como variedad, al que inspiró una postal enviada desde Hollywood con un animalito alegre vestido de Santa Claus.

El emblema definitivo, el pan al brazo, el gorro de cocinero y el delantal, lo dibujaría Anita Mata de Sendra.

El debut resultó un cañonazo. En sólo siete años las instalaciones se expandirían de tres mil a los 10 mil metros de terreno adquirido. Más aún, en 1956 se inauguraba otra planta en Guadalajara, y en 1960 en Monterrey.

El jingle, con la música de “La Raspa”, era arrollador: “Sírvanle a todos que Bimbo llegó / con pan nutritivo y de ricos sabor/ el amo del comedor”.

En el recuento de la epopeya, los fundadores de la firma recuerdan que la relación con el personal se sustentó en cuatro condiciones básicas: justicia, respeto, confianza y afecto.

A los 15 años de existencia, la firma decidió abrir la posibilidad de que los trabajadores adquirieran acciones, que una década después, en 1970, se vendieron a precio inferior al de mercado.

En las vueltas de la vida, sin embargo, la opinión pública se cimbraría en septiembre de 2004, cuando el empresario Lorenzo Sertvije Sendra calificó, al calor de una asamblea de la Coparmex, de “mostruosas” algunas de las prestaciones y privilegios de la “aristocracia obrera”, que se está convirtiendo en “parásito de nuestra economía”.

El empresario señalaba letra por letra que se necesitaba una posición enérgica de los empresarios y la ciudadanía para poner en orden a estos verdaderos parásitos. Hay que dejarse de cuentos de que son conquistas laborales y no se pueden revertir.

Cuatro años después, sin embargo, el ex presidente de Bimbo se arrepiente: “Me equivoqué al hablar de más”.

El acto de contricción alcanza además la ingerencia abierta con que asumió Servitje su apoyo como posible candidato a la Presidencia de la República por el PAN al actual secretario de Agricultura, Alberto Cárdenas, al que ubicó como “caballo negro”.

A Felipe Calderón, dice, lo apoyó con más prudencia.

El caso es que el empresario se afilió al Partido Acción Nacional (PAN) en abril de 2005, “para apoyar con mayores recursos” a su gallo.

“Al Grano”, la epopeya de Bimbo.

Balance General

La sorpresa la dio ayer el gobierno al pactar con la Concamin el congelamiento en el precio de 150 productos alimenticios industrializados, procesados y en conserva, a contrapelo de los elevados costos de las materias primas.

Lo curioso del caso es que la Cámara Nacional de la Industria de Conservas Alimenticias había advertido hace unos días de una inminente alza en sus precios al público ante la presión de los costos, lo que desmentiría rápidamente el Consejo Coordinador Empresarial.

Digamos que las bases proponen y las cúpulas disponen.

Por lo pronto, la colaboración de la Concamin le valió la reconciliación de su presidente, Ismael Plascencia, con el Ejecutivo federal.

El gremio había alcanzado el año pasado un crecimiento de 3.5%, lo que lo ubicaba por encima de la media nacional.

Revancha de Melate

Detrás de la modernización del esquema de ventas de Pronósticos Deportivos, que incluye la posibilidad de apostarle al Melate vía teléfono celular y máquinas automáticas, entre ellas las cajas registradoras de almacenes departamentales y autoservicios, hay un jaloneo con la Organización Nacional de Vendedores de Billetes de Lotería.

Ésta se negó a seguir vendiendo los productos de la empresa pública, cuyo lema es “Juégatela con México”, bajo la tecnificación.

El alegato presentado apuntaba a “problemas económicos y de inconveniencia comercial”.

De hecho, se exigió la ruptura de la “Carta Convenio en relación con la Instalación de Terminales Electrónicas de Puntos de Venta y Venta de Juegos y Sorteos de Multijuegos”.

En el pecado cometido, pues, llevaron la penitencia.

Por lo pronto, la empresa pública encabezada por Adolfo Blanco Tatto se coloca un paso más allá de Televisa en la competencia.

Crece Big Cola

La primera gran inversión con proa hacia el recién inaugurado parque tecnológico Tabasco Business Center la pondrá en la mesa la firma Ajemex, para incrementar la capacidad de producción de su planta en Villahermosa.

La apuesta de la productora de Big Cola es de 170 millones de pesos, generándose 500 empleos directos y 250 indirectos.

albertobach@yahoo.com.mx

barrancoalberto@prodigy.net.mx

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