Revive guerra de colas
Coca-Cola está demandando a la filial en México de la firma peruana Ajegroup, por el supuesto plagio de uno de sus envases
En la búsqueda de revancha tras su derrota en un litigio ventilado ante la Comisión Federal de Competencia, Coca-Cola está demandando a la filial en México de la firma peruana Ajegroup, por el supuesto plagio de uno de sus envases.
De acuerdo con la exposición de motivos de la firma multinacional, las similitudes entre el envase de la bebida gaseosa Splash, una de las marcas de Fanta, y Citrus Punch de Ajemex, provocan grado de confusión entre el público.
Vamos, podría haber gato por liebre.
Lo curioso del caso, al margen de si el envase pudiera ser idéntico, es que el contenido es distinto, dado que la primera es un refresco y la segunda un jugo.
Más aún, a ésta se le podría catalogar como alimento, considerando la carga de vitaminas que se le integra.
Naturalmente, los logos y los colores de la etiqueta son distintos, lo que volvería casi imposible la confusión.
El caso es que colocado en el papel de paladín de la trasnacional con sede en los Estados Unidos, el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial le prohibió a Ajemex seguir comercializando su producto hasta en tanto no cambie el continente.
El Big Citrus Puch, como todas las bebidas de la multinacional peruana, se presenta en envases de 500 mililitros, dos y tres litros. Choncho, pues, para aguantar el calor.
Lo cierto es que aunque el round se le atribuye a la aguerrida propietaria de una miscelánea que peleó como león de melena negra, fue Ajemex quien logró que la Comisión Federal de Competencia le impusiera una multa a todas las empresas embotelladoras de Coca Cola en México.
La manzana de la discordia fue la aparición en el mercado de la marca Big Cola en envases de tres litros, cuyo precio resultaba inferior al de los productos de The Coca Cola Company.
El golpe fue de 1.5 millones de pesos a cada una de ellas, lo que llevó a un global de 15 millones… cuyo entero aún se debate en los tribunales, tras atraerlo insólitamente la Suprema Corte de Justicia de la Nación, argumentando que la dependencia en lucha contra las prácticas monopólicas se había excedido en sus facultades.
En el camino, se desnudaron las prácticas anticompetitivas de Coca Cola para ganar exclusividad entre el pequeño comercio, que oscilan desde el pagarle la luz a los changarros, hasta ofrecerles refrigeradores para uso exclusivo de sus productos, pasando por regalos de toldos para el sol, promociones…
En el extremo, se llegó a acusar a los distribuidores de comprar las Big Colas existentes para vaciarlas en los caños.
El caso es que, tras la tregua derivada de la ventilación del caso ante la opinión pública, Big Cola logró alcanzar un segmento de nueve por ciento del mercado.
Lo curioso del caso es que la acción contra Ajemex trasciende justo dos días después de que Fomento Económico Mexicano (FEMSA), la principal embotelladora de Coca Cola en México, hiciera público un acto de contricción.
En carta abierta dirigida al comercio detallista del país, la firma se comprometió a no exigir exclusividad y a no obstaculizar la competencia, detallando, incluso, las prácticas que califica de ilegales la Comisión Federal de Competencia.
Ahora que el mea culpa no fue gratuito. Lo impuso la dependencia encabezada por Eduardo Pérez Motta como condición para permitirle a FEMSA la adquisición de Jugos del Valle.
Como usted sabe, la empresa con sede central en Monterrey es la principal fabricante de bebidas en México.
Vuelve, pues, bajo un disfraz de pantalla, la guerra de las colas.
Balance General
Finalmente el PRI le puso los puntos sobre las íes a la propuesta de reforma energética del presidente Felipe Calderón: No a los “contratos incentivados”, es decir, el ropaje con que se buscaba cubrir a los de riesgo, prohibidos por la Constitución.
De aprobarse la contrapropuesta del tricolor, se mantendrá prácticamente intacta la posibilidad de participación privada en Petróleos Mexicanos, es decir, contratos bajo condiciones y costos específicos.
Dinero en efectivo, no pagos en especie. Sin embargo, se plantea la anhelada autonomía de gestión de la empresa pública, en paralelo a un escenario fiscal menos asfixiante, por más que no hay candados específicos para cerrarle el paso a la corrupción, ni vías para hacer menos onerosa la relación con el sindicato.
Ahora que la factura inicial apunta a la cabeza del director general de la empresa pública, Jesús Reyes Heroles González Garza.
Cuatachismo
A pretexto de una supuesta reestructura administrativa para mejorar la operatividad de la Comisión Nacional para la Defensa de Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), su presidente, Luis Pazos, está llenando la nómina de sus allegados.
Los cuates, pues.
El problema es que éstos no reúnen los requisitos profesionales reclamados. De entrada, por ejemplo, la directora de Educación Financiera, Araceli Arnal Fuertes, a decir de los propios empleados, se ostenta como maestra sin tener la acreditación correspondiente, o al menos una licenciatura.
Más allá, se dice que en el mismo caso está el vicepresidente Jurídico, Horacio Castellanos, quien no concluyó su tesis profesional. En abundancia, el Secretario Técnico, Arturo Luna, tampoco acredita estudios cumplidos de licenciatura en economía.
Lo curioso del caso es que éste actúa en realidad como secretario particular de Pazos, con un sueldo de 150 mil pesos mensuales.
El estatuto interno de la Condusef señala que para ser jefe de departamento se requiere una licenciatura.
Y aunque el director general de Promoción de Crédito Financiero, José Carlos Borunda, acredita con creces su preparación profesional, el problema es que rara vez se le ve en la oficina, ocupado como está en hacer proselitismo político a favor del PAN.
Crece ICH
Entre las escasas empresas que han logrado enfrentar con éxito el entorno internacional desfavorable está el grupo ICH, cuyas ventas al segundo trimestre del año se incrementaron en 35%, para alcanzar 19 mil 14 millones de pesos.
La utilidad de operación creció, a su vez, en 57%, para llegar a tres mil 64 millones, en tanto las ganancias netas fueron de dos mil 73 millones.
A su vez Simec, filial del grupo que cotiza en forma independiente, aumentó 36 por ciento sus ventas; 47 su utilidad de operación, y 81 su utilidad neta. Ésta fue de mil 297 millones de pesos.
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