Si estás estresado, con un genio espantoso y reaccionas agresivamente a la menor provocación, que no te digan “bipolar”, mejor toma una terapia de polaridad, la cual te ayudará a favorecer el flujo de energía de vida que existe en tu cuerpo, además de conocer las causas del dolor y la enfermedad que te llevan a estados emocionales de conflicto.
La terapeuta Larissa Guzmán nos explica que el dolor y la enfermedad, tanto física como mental, son manifestaciones del desequilibrio energético. El cuerpo es un sistema coordinado de patrones que están generalmente en movimiento, de ahí que la enfermedad viene de una inhibición específica en el flujo de energía.
La terapia de polaridad consiste en estimular las corrientes de energía mediante el contacto en varios polos: negativos, positivos y neutros, que a su vez, nos ayudan a desplazarlas de una manera calmada y equilibrada.
Esta terapia fue desarrollada por el Dr. Randolph Stone (Austria 1890, India 1981), siendo un sistema terapéutico holístico que integra conocimientos de la tradición médica oriental y occidental. Dicha terapia está conformada por cuatro aspectos: El sistema de contacto terapéutico, en donde el especialista debe actuar con total sabiduría, intuición y precisión. Realizando una serie de ejercicios de polaridad mediante posturas que facilitan el flujo de energía y ayudan a liberar pautas emocionales profundamente arraigadas. Por medio de sonidos, movimientos y respiraciones, que el terapeuta podrá sugerir, se mantendrán los resultados del trabajo que se ha llevado a cabo. Esto se combina con una dieta que elimina del cuerpo las toxinas acumuladas en los tejidos, debido a una alimentación y hábitos inadecuados.
La terapia tiene una duración de 45 minutos y es realizada en una habitación tranquila, acompañada de aromaterapia y musicoterapia. Cabe mencionar que el tratamiento no puede ser aplicado a personas hipertensas, diabéticas, con marcapasos y mujeres embarazadas. Recomendado a partir de los 12 años de edad.