Por anticipado, quiero agradecer a los directivos del Club Vaqueros Laguna, su presidente Carlos Gómez del Campo, Luis Dovalina y Carlos de la Garza, la invitación que se me hizo para este domingo 15 de junio, ofrecerme un homenaje por mi trayectoria dentro del beisbol profesional.
El tercer juego de la serie entre Vaqueros Laguna y Piratas de Campeche será el marco de tal reconocimiento, en donde estaré como invitado especial, según me lo hicieron saber los directivos de la organización lagunera, por lo cual me siento muy agradecido, porque siempre he dicho que los homenajes deben de hacerse a las personas en vida, para que puedan disfrutar.
También quiero hacer extensivo mi agradecimiento, por los años que me permitieron trabajar en sus respectivas épocas, a los directivos del entonces Club Algodoneros del Unión Laguna, como son los señores Jorge Duéñes Zurita y Francisco Javier Cavazos Gómez, y en su momento José Antonio Mansur, con Vaqueros Laguna.
Aprovechando mi estancia en la ciudad, he tenido oportunidad de disfrutar el beisbol desde las tribunas del Estadio de la Revolución, y debo reconocer que el equipo de casa en verdad que está bien armado en sus distintos departamentos como para alcanzar buenas cosas en esta Temporada 2008 de la Liga Mexicana de Verano.
En cuanto a las lesiones que sufren los peloteros, lo cual ocurre en todo el beisbol del mundo, son situaciones muy comunes que se presentan en un deporte en donde se juega todos los días, y los viajes en autobús son algo cansados.
Pero para evitar estos incidentes es conveniente que el pelotero física y mentalmente esté bien preparado. De siempre el deporte nunca se ha llevado con la vida disipada de algunos deportistas, porque en su momento se presentan las consecuencias.
Además es conveniente que demuestren su profesionalismo en el terreno de juego, en donde la afición que los apoya espera que den el 100 por ciento de su rendimiento, y que el espectáculo que brinden siempre sea de primerísimo nivel.
Hago el anterior comentario porque me tocó vivir la bella época del Rey de los Deportes en los 50s, los años del romanticismo del beisbol. Y aun cuando los tiempos han cambiado, el pelotero siempre debe ser profesional dentro y fuera del terreno.
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