Respetar
los tiempos
Cuando Lorena Ochoa apenas daba sus primeros pasos y llamaba la atención del golf mundial, apareció la figura de la golfista estadounidense Michelle Wie, que irrumpió como la jugadora que iba a dominar en la Asociación Femenil de Golfistas Profesionales (LPGA, por sus siglas en inglés) y sería la sucesora de Annika Sorenstam.
Mientras los reflectores se enfocaban a la naciente estrella, a quien por sus capacidades la lanzaron a jugar en un torneo con varones de la PGA, Lorena siguió trabajando a pesar de las críticas de que era objeto en muchas ocasiones, aprendiendo de sus derrotas y de las lágrimas que surgieron cuando tenía cerca la victoria.
Como si fuera una estrella supernova de poca duración, Wie se fue perdiendo en los últimos dos años en el olvido, al grado que en varios de sus últimos torneos no pasó el corte. Mientras que Lorena inició su paso arrollador en la gira, al grado que no sólo es la número uno, sino que sus ganancias rebasan los 11 millones de dólares; y con el triunfo de ayer ganó el derecho de entrar al Salón de la Fama de la LPGA, diez años antes de que pueda ingresar.
¿Cuál es la diferencia entre ambas jugadoras? Obviamente es la consistencia que ha ganado una y que la otra fue casi obligada a desarrollar pero enfocada a ser una atracción de un circo. Pero sobre todo que en el caso de Lorena se respetaron los tiempos de su desarrollo.
Ochoa se ha forjado en fuego, debido a la exigencia y a la presión que ha vivido, lo que está rindiendo frutos en muchos sentidos. Está claro que por más que brille y sea dominante en la LPGA, a Lorena no se le deberá de exigir competir en la PGA, no porque no tenga la capacidad para hacerlo, sino porque no es necesario.
La golfista mexicana es un ejemplo de que el desarrollo de los nuevos valores tienen que ir paso a paso. Y esto va para los golfistas y para cualquier pequeño atleta que se está preparando. Es lógico que cuando se encuentra un jugador con excepcionales capacidades, sus padres y sus entrenadores sueñen con llevarlo a las ligas profesionales, o convertirlo en una estrella.
Pero el gran problema es que muchos de estos sueños se pueden volver pesadillas, y en lugar de tener a una persona que disfrute del deporte tendremos a alguien que tendrá problemas en su crecimiento.
El triunfo de Lorena Ochoa es un ejemplo que debemos considerar para el desarrollo de los pequeños deportistas que tengan una nueva mentalidad y no tengan miedo a los retos, a ser grandes.