Superarse para ganar
Además de la preparación física, el fortalecimiento de la mentalidad es parte primordial para que el atleta brille dentro de su disciplina.
Ejemplos hay miles, en donde las expectativas con los atletas eran muchas, pero debido a que no fueron formados para tener una mentalidad fuerte para los momentos críticos, fallaron y se quedaron en la orilla.
Si bien hay muchos factores que pueden impedir que un competidor logre su objetivo, el mantener una idea clara de lo que se quiere le da un plus que puede ser definitivo al final de la prueba.
Aunque se diga que la mentalidad depende mucho de la idiosincracia de un pueblo, el deportista puede cambiar su forma de pensar e ir contracorriente si es bien apoyado por su equipo de trabajo. De lo contrario se volverá un esfuerzo inútil, que simplemente se queda en intentos y no en una realidad palpable.
El gran regreso de Tiger Woods en el pasado Abierto de Estados Unidos, la gran demostración de los turcos en la Eurocopa o el gran desempeño de los pitchers de Vaqueros Laguna el pasado domingo en Monclova, nos demuestra que hace falta una concentración capaz de no caerse en los momentos de más presión, pero sobre todo de tener el valor de triunfar, pelear cada centímetro de la cancha o el campo y saber que vale la pena darlo todo.
Otro buen ejemplo es la selección de Alemania, que demostró su gran mentalidad, al no desesperarse ante Turquía. Los teutones han demostrado a lo largo de la historia que cuando se les exige no tienen otra cosa más que cumplir, debido a que esa es su función.
La gran incógnita es qué tanto la mentalidad del mexicano está lista para estar bajo presión. Obviamente es un problema cultural y de costumbres, ya que mientras estemos premiando a la incompetencia, a olvidarnos de los errores o a pasar por alto miles de situaciones que no deberían de suceder, difícilmente el cambio de la mentalidad se podrá dar.
Ya hay brotes de este cambio de mentalidad, pero aún falta que trascienda en la vida cotidiana de millones de mexicanos. Debemos de aprender a cambiar nuestra forma de ver la realidad, sin olvidar nuestros problemas, pero sí con la capacidad para dar soluciones a éstos y de enfrentarnos sin temor a los retos que se nos presentan todos los días.
