Primero cambiemos adentro
Después de la “cruda” por las dos “medallotas” de oro y las de bronce que ganó la delegación mexicana en los pasados Juegos Olímpicos, así como la fiesta de clausura de Beijing, los análisis apuntan a ver lo que se va hacer para el 2012.
Londres está a cuatro años de distancia, pero el deporte mexicano se está quedando a años luz de los demás países, ya no digamos europeos o nuestro vecino del Norte, sino de las potencias latinoamericanas como Brasil y Cuba, al igual que Argentina se van abriendo paso en disciplinas donde son dominantes.
El gran desafío de México no es organizar los Juegos Olímpicos, sino manejar una estructura deportiva “sana” y que tenga como objetivo primordial la alta competencia. Ahí están los resultados internacionales que son pocos, así como magros. Era triste ver que casi todos los atletas mexicanos que se supone llegaron preparados para pelear por todo, sólo peleaban la primera mitad de la competencia y posteriormente sucumbían.
Se habla que van a caer cabezas en varias federaciones, pero nada que un buen amparo no pueda detener, o como a ejemplo de algunos líderes sindicales, deciden en la distancia el futuro de los atletas. Es más fácil inventar un nuevo deporte que quitar a federativos anquilosados por generaciones.
De nueva cuenta vendrá un proyecto que trate de por lo menos superar lo que se hizo en Beijing. El análisis también tocará a los atletas que no dieron el resultado esperado, aunque fueron pocas las gratas sorpresas, muchos que recibieron apoyo se verán afectados.
Pero la estructura seguirá, solamente que hubiera una verdadera revolución al interior del deporte mexicano podría estarse pensando en tener una mejor actuación.
Son pocos los desarrollos de talento deportivo en el país, además de que el fenómeno de elegir sólo a aquellos cercanos a las altas esferas, más que por sus méritos, desaniman a cualquier persona que tiene como proyecto de vida ser alguien en el deporte.
Todos queremos que México gane más medallas en las Olimpiadas, que los resultados a nivel internacional sean en muchas disciplinas y que los federativos realmente se encarguen de velar porque los atletas alcancen su mejor desarrollo.
Es necesario una nueva estructura, con una visión global que tenga como meta no sólo dominar una disciplina en un evento, sino que sea un compromiso de desarrollar a más atletas que den resultados y no excusas. Ahí está el tae kwon do.
Sin embargo seguimos eufóricos y ya los medallistas regresaron a sus lugares de origen, donde les prometieron la Luna y las estrellas. Pero en dos semanas más todo volverá a su normalidad para después, en Londres, en cuatro años volvamos a decir: Y ahora, ¿quién podrá ayudarnos?