En la SIEDO la corrupción alcanzó niveles insospechados. Agentes y funcionarios que encabezaban la lucha antinarcotráfico vendían de todo al mejor postor: información sobre investigaciones, cateos, operativos, órdenes de aprehensión y hasta los nombres de sus propios compañeros que afectaban los intereses de los grupos del crimen organizado.
Informes de la PGR revelan que funcionarios de la SIEDO acusados de filtrar información trabajaron con cada uno de los principales cárteles de la droga que operan en México.
Un ejemplo de este colaboración se dio con la organización de los hermanos Beltrán Leyva, que tanto cuando trabajaron aliados al Cártel de Sinaloa, como cuando lo hicieron asociados con el grupo denominado “Los Zetas”, pagaban la “famosa nómina SIEDO”, con salarios a funcionarios que iban de los 150 mil a los 450 mil dólares.
Las entregas de dinero ocurrían incluso a calles de las oficinas de la SIEDO, en cantinas o estacionamientos.
El dinero nunca fue suficiente y también agentes y funcionarios de primer nivel de ese organismo negociaban con gente de otros cárteles de la droga, como son los de Tijuana, Golfo, Milenio, Juárez, Díaz Parada y La Familia Michoacana, según una averiguación previa de la PGR.
En la denominada Operación Limpieza la PGR investiga cómo los funcionarios y agentes de la SIEDO, Miguel Colorado González, Fernando Rivera Hernández, José Antonio Mejía, Jorge Alberto Zavala, Fernando, Milton Carlos Cilia Pérez y Roberto García García, encargados del combate al crimen organizado, fueron coptados por el narco.