Se dio a conocer que el lema de la Tercera Etapa de la Misión de Predicación es “Id y enseñad”, se espera que participen el presbiterio compuesto por 207 sacerdotes, las congregaciones de religiosas, grupos de laicos y fieles en general. Miles respondieron al llamado de la Iglesia Católica, en el comienzo masivo de la Tercera Etapa de la Misión Diocesana de Predicación Kerygmática.
Autoridades eclesiásticas, civiles, empresariales y sociales estuvieron presentes
La Velaria del Centro Estatal de Ferias estuvo a reventar. Miles respondieron al llamado de la Iglesia Católica en el comienzo masivo de la Tercera Etapa de la Misión Diocesana de Predicación Kerygmática.
Ahí estuvieron también las autoridades de los tres niveles de Gobierno, así como dirigentes empresariales, líderes de profesionistas, funcionarios, actores políticos. Todos en la misa de inicio de la predicación diocesana.
Mientras, el invitado especial, el nuncio apostólico en México, Christopher Pierre, en la homilía dejó claro el reto para los misioneros: Que la gente vuelva a incluir a Dios en su vida común, todos los días.
EVENTO
Los cálculos no oficiales indican que al evento de ayer acudieron cerca de siete mil personas en la celebración eucarística masiva que se desarrolló en las nuevas instalaciones de la Feria.
Ahí se dio a conocer que el lema de la Tercera Etapa de la Misión de Predicación es “Id y enseñad”, en la que se espera que participen el presbiterio compuesto por 207 sacerdotes, las congregaciones de religiosas, grupos de laicos y fieles en general.
“No tengan miedo de salir a predicar”, fue el llamado de Christopher Pierre, representante del Papa Benedicto XVI en México. Pero reconoció la necesidad de que los predicadores conozcan su Iglesia para poder defender su fe.
AMENAZAS
En el acto, el arzobispo de Durango, monseñor Héctor González Martínez, recalcó que actualmente hay muchas influencias que amenazan convertir la fe católica en algo totalmente lejano a su realidad.
“Esas culturas que amenazan en convertir nuestra religión en un bagaje, en un elenco de normas y prohibiciones; en prácticas de devoción fragmentadas; en adhesiones selectivas y parciales de doctrina; en moralismos blandos o crispados”, dijo.
Agregó: “Y nuestra mayor amenaza es el gris pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia, en el cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando y degenerando en mezquindad”.
“Todo esto nos urge a purificar la práctica de nuestro cristianismo de las influencias que lo afectan y en consecuencia nos urge a vigorizar nuestros procesos pastorales”, añadió.
