Apenas han pasado doce días de los comicios celebrados donde los coahuilenses eligieron la composición de la próxima legislatura. Noticia sabida fue la aplanadora que resultó el PRI que ganó todo de todo, y bajo un artilugio legal logró colar todavía una diputación plurinominal. Así, el Revolucionario Institucional tendrá 21 de 31 diputados, ello es la mayoría absoluta. En otras palabras, en Coahuila no hay más que la voluntad de Humberto Moreira Valdés, gobernador constitucional del Estado y ello no por obra de la coincidencia o por maniobras exclusivas del Gobierno del maestro; el poder total de él simplemente está avalado por la mayoría de los ciudadanos que expresaron su voluntad en las urnas, no hay más.
Sin embargo, luego de darse a conocer los resultados de la contienda del pasado 19 de este mes, las carretadas de comentarios aparecieron en cascada en un afán de analizar lo sucedido, pero las elecciones estaban recién concluidas y la pasión natural del tema estaba muy caldeada y la pelea apenas terminada.
“Se trata de un avance brutal del PRI”, era una de las exclamaciones que provenían del interior del tricolor, mientras los panistas, por lo menos en lo que se refiere a Torreón, cobardemente se escondían ese domingo luego de conocerse las cifras.
Sus figuras no se dignaron a aparecer en el comité municipal y dejaron a los de medio pelo dar la cara en lo que fue una verdadera tunda. Ni el senador Guillermo Anaya, que desde hace doce años no hacía más que conocer victorias que a la postre lo han llevado a distintos puestos públicos de elección popular; ni el alcalde José Ángel Pérez, artífice del derrumbe albiazul en su municipio; ni Jesús de León, delfín del propio Anaya para la alcaldía a disputarse el próximo año, se aparecieron por ahí, lo que demuestra que aparte de pertenecer a un partido en que muchos de sus integrantes ejercen la doble moral, son malos perdedores.
Pero eso de que el PRI tuvo un gran avance no es del todo verdad. En las elecciones de 2005, por lo que respecta a los veinte distritos de los diputados, el partido de Moreira consiguió 431,458 votos, según la memoria electoral del Instituto Electoral de Participación Ciudadana de Coahuila (IEPECC) mientras que las realizadas este año, la cifra, según el propio IEPECC en su conteo preliminar que publica en la Internet, con el 98.8 por ciento de las casillas computadas, es de 410,993 votos, es decir alrededor de 22 mil votos menos que hace tres años, –faltaría completar esta información con el cómputo final- entonces ¿cuál avance? Si se mira desde el punto de vista estatal por supuesto que en 2005 se ganaron 16 de 20 diputaciones, mientras que ahora las tienen todas, las veinte de referencia.
La nota en este proceso la da el PAN, que en apenas poco más de mil días, pasó de 243,330 a 127,344 votos –falta el mismo 1% de los preliminares- es una pérdida de cerca de 135 mil votos, más de la mitad, así de simple.
Con estos datos pareciera quedar claro, pero hay que ver lo que pasó en Torreón con los distritos VIII, IX, X, XI y XII que le corresponden.
En 2005, el PRI sacó 87,422 votos, contra 109,152 del PAN. Tres años después, el PRI obtiene en el PREP (Programa de Resultados Electorales Preliminares) en los mismos cinco distritos, 119,624 votos y el PAN 42,740.
Insistiendo en que a los datos de 2008 les falta el cómputo del 1% de las casillas, es suficiente para saber que el PAN pierde más de 66 mil votos. Esto es, el PAN de Torreón, con 5 de los 20 distritos de todo el estado, el 67% de toda su pérdida, mientras que el PRI tiene un crecimiento real de 23 mil votos.
En otras palabras, en general, el PRI con mantenerse, y perder casi nada de 2005, le dio para arrasar, y el PAN, pierde más de la mitad de sus votos que tenía hace un trienio, pero ¿por qué en Torreón es donde más pierde el PAN y donde sí crece de verdad el PRI? Los números ahí están, pero quizá es una tontería de esta columna deducir que la alcaldía panista de Torreón, algo tendría que ver. eirazoqui@elsiglodetorreon.com.mx