El Papa Benedicto XVI reza ante la figura que simboliza el cuerpo de Cristo hoy, 22 de mayo de 2008, en Roma, Italia, durante la procesión desde la basílica de San Juan de Letrán hasta la de Santa María en el marco de la celebración del Corpus Christi. (EFE)
El Papa Benedicto XVI ofició hoy la misa de la festividad del Corpus Christi (Cuerpo de Cristo) en la Basílica de San Juan de Letrán en Roma.
Poco después de las 19:00 horas locales (17:00 GMT), el pontífice ataviado con una casulla color dorado y una mitra del mismo tono llegó hasta el atrio del templo considerado oficialmente como la catedral romana.
Ante varios miles de fieles, en una tarde de clima benévolo, a diferencia de los últimos días en que constantes lluvias cayeron sobre casi toda Italia, el jerarca de la Iglesia Católica inició la celebración eucarística con una bendición general.
La festividad de 'Corpus Christi' o 'Corpus Domini', conocida oficialmente como la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, es una fiesta de la Iglesia Católica destinada a aumentar la fe de los católicos en la Santa Eucaristía.
Benedicto XVI fustigó hoy a quienes adoran falsos ídolos del pasado y el presente, tras negar que la eucaristía sea un 'rito esotérico' o un hecho privado entre amigos.
Explicó que la eucaristía, el sacramento católico por el cual los católicos reciben el cuerpo de Cristo, no es exclusivo, sino más bien está abierto a todos.
'La eucaristía no puede jamás ser un hecho privado, reservado a personas que se eligieron por afinidad o amistad, sino que es el culto público que no tiene nada de esotérico, de exclusivo', aseguró en la Basílica San Juan de Letrán.
Durante la homilía de la misa por las celebraciones del 'Corpus Christi' (Cuerpo de Cristo) en el atrio de ese templo ubicado al sur de Roma, el Papa se pronunció contra la adoración de lo que consideró falsos ídolos del pasado y el presente.
Afirmó que adorar a Jesucristo es el 'remedio más eficaz y radical' contra 'las idolatrías de ayer y de hoy', y sostuvo que quien se inclina a Jesús no puede y no debe postrarse frente a ningún poder terreno, por fuerte que sea.
'Nosotros los cristianos nos arrodillamos sólo frente al Santísimo Sacramento, porque en él sabemos y creemos que esta presente el único y verdadero Dios, que creó al mundo y lo amó tanto de dar a su hijo', estableció.
Consideró también como insuficiente 'ir hacia delante' sin saber a dónde se va porque no basta el progreso si no existen criterios de referencia; 'si se corre fuera del camino nos arriesgamos de terminar en un precipicio, o alejarse rápidamente de la meta', dijo.
En el cristianismo, añadió, todos los seres humanos se encuentran unidos más allá de las diferencias de nacionalidad, de profesión, de estrato social y de ideas políticas.
'Es necesario vigilar para que las recurrentes tentaciones de particularismo, aunque sea de buena fe, no vayan de hecho en el sentido opuesto', concluyó.