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Encubrimiento

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Luis F. Salazar Woolfolk

La detención de catorce policías de Torreón el viernes pasado, acusados de obstaculizar un operativo de agentes federales que perseguían a criminales con los que antes tuvieron un encuentro a balazos, se suma a la reciente detención de otros treinta y cinco elementos de la Preventiva Municipal, actualmente procesados.

La gravedad del delito de encubrimiento es relativa, porque resulta comprensible que una madre encubra a su hijo aún siendo el peor delincuente, pero tratándose de servidores públicos y en particular de policías, el encubrimiento implica gravedad suma porque es una traición.

No es raro que los implicados y sus familias clamen por su inocencia aduciendo su mala situación económica para limpiar toda sospecha de complicidad con el crimen organizado. Es obvio que en el caso el encubrimiento de ser tal se pagaba con migajas, porque en esto de hacer y destruir el tejido social el mayor costo lo paga la sociedad. En el caso de la seguridad la comunidad aporta los cadetes, les proporciona capacitación, uniformes, vehículos y armas. Al crimen organizado le basta poner una o varias manzanas podridas en el cesto y aventar un puñado de pesos y unos gramos de droga.

No se trata de condenar en forma anticipada y prejuiciosa a los policías detenidos que tienen derecho a un proceso legal y a la consecuente defensa, pero lo acontecido por sí solo cuestiona a las instituciones de los tres niveles de autoridad y de manera específica al Gobierno de la ciudad de Torreón.

El alcalde nunca tuvo un proyecto definido en el ramo de seguridad pública más allá del enunciado según el cual, haría de nuestra Policía la mejor del Norte del país. El mismo arribo de Alfredo Castellanos como jefe de la corporación al inicio de la presente Administración, estuvo acompañado de la manifestación expresa del alcalde en el sentido de que el nombramiento se daba en forma provisional y que más adelante haría una designación definitiva.

Ante la falta de un proyecto concreto de seguridad pública la designación provisional de Castellanos se convirtió en definitiva por inercia, como puede que ocurra con el actual jefe, por cierto de anodino perfil, porque la ausencia de proyecto permanece.

No toda es responsabilidad del alcalde, porque en los últimos tres años las pésimas relaciones entre Estado y Municipio por razones de antagonismo partidista, afectaron todos los rubros de la Administración pública y en específico en el área que nos ocupa. El control del Fideicomiso de Seguridad Pública y del Consejo Ciudadano respectivo así como los recursos destinados a este renglón estratégico, han sido permanente manzana de discordia entre el Gobierno del profesor Humberto Moreira y el alcalde Pérez Hernández.

El colapso del sistema de seguridad pública de Torreón que arrastra a la Administración de José Ángel en su conjunto, es una victoria política pírrica para el Gobierno de Moreira, obtenida a un altísimo costo a cargo de los ciudadanos. A propósito de ello ofende el silencio en el que están inmersos los ciudadanos integrantes del Consejo de Seguridad que emanados de diversos sectores de la sociedad, comparten la responsabilidad de la protección de nuestra ciudad, al menos desde una perspectiva de supervisión y seguimiento.

De nada valen los lamentos del alcalde según los cuales “me ha tocado lidiar con el toro más bravo”, “no me voy a rajar” o “estamos desconcertados”. Cualquiera de estas expresiones se explican venidas de un ciudadano cualquiera, pero no del jefe político de una comunidad del que se esperan acciones concretas para sortear la crisis.

Sólo tiene razón Pérez Hernández cuando alude a que la detención de policías municipales por parte de federales es “cosa rara”, porque en efecto, no tiene precedente entre nosotros.

A desentrañar la incógnita que tal “cosa rara” implica están comprometidas las autoridades federales responsables de la investigación del caso y de los procesos judiciales abiertos. A dirigir la solución de la crisis de seguridad a nivel local está obligado el alcalde y hasta el momento no ha dado conocer ni por asomo, una propuesta concreta al respecto.

Correo electrónico: lfsalazarw@prodigy.net.mx

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