La noticia que domina en estos días es que después de 15 días, el FAP liberó el Congreso... Los partidos acordaron por conducto de sus coordinadores en el Congreso un debate de 71 días sobre la reforma petrolera y se destaca, que todas las partes quedaron conformes con dicho acuerdo.
Mientras éste tema mantenía la atención de Gobierno, políticos y la mayor parte de la sociedad influidos por los medios de comunicación, mundialmente el problema financiero propiciado por la economía de Estados Unidos continuaba haciendo estragos en los sectores financieros y económicos del orbe, el precio del petróleo continuaba su marcha ascendente a niveles nunca vistos y con ello nuestro Gobierno se siente confiado y seguro en virtud de los ingresos que obtenemos por la venta de éste energético.
El problema es que somos dependientes de los ingresos petroleros y de nuestro comercio con Estados Unidos, ya que nos ha faltado creatividad para diversificarnos en otros países y además, nos desplazan en Mercados extranjeros.
Por nuestra parte se respira una tranquilidad inexplicable por parte de nuestro Gobierno y su gabinete ante la problemática que cada día nos afecta, se sostiene que estamos preparados para hacer frente a la crisis que afecta a la mayor parte del mundo, a pesar de que Banxico se muestra intranquilo por los indicadores de la economía e incluso advierte que ante la amenaza de la inflación, está atento a posibles ajustes en su política económica, por ello no es de extrañar que ha mantenido las tasas de interés no obstante el diferencial con las tasas de Estados Unidos al igual que el tipo de cambio; por cierto el tipo de cambio tiene dos dinámicas muy diferentes, una real y otra nominal. El tipo de cambio real está dominado por el flujo de comercio y el tipo de cambio nominal refleja los movimientos de dinero, de capital y está determinado por la oferta de dinero y la tasa de interés.
El tema de los precios en los alimentos no es un asunto menor, por lo pronto impacta a todos los sectores sociales, pero especialmente a los de menores ingresos en donde el mayor porcentaje de los mismos se destina a la alimentación independientemente de que es triste el avance del desempleo, de la pobreza en nuestro país, acrecentando la brecha social ante la serenidad de nuestras autoridades; la estabilidad económica no se mide sólo por la firmeza de las finanzas públicas, por las reservas y otros indicadores de éste tipo, una economía sólida debe reflejar una mayor mejoría de vida, vivienda, educación, calidad de servicios etc.
Estos deben ser los debates y esfuerzos de nuestros Legisladores y el propio Gobierno cierto es que PEMEX es prioritario, pero no debe ser lo único que atienda su agenda social y económica, se deben encontrar acuerdos en verdaderos propósitos y acciones que permitan lograr un mejor bienestar social y una más efectiva distribución equitativa de bienestar para la sociedad; después no debemos extrañarnos del surgimiento de líderes que aprovechen tierra fértil para sembrar discordia ante las injusticias percibidas; es fácil ofrecer tierra, vivienda y comida para todos sin un análisis formalizado de las condiciones necesarias para la creación de riqueza que permita el nivel de vida. Desafortunadamente hay que reconocer que éstos conceptos no es explicable para todos por igual y es más fácil aceptar ofrecimientos por la vía emocional que por el sentido común, el populismo económico tiene la ventaja de que puede ofrecer dogmáticamente mejores sistemas de vida pero no como financiarlas.
El Gobierno y los Legisladores deben rendir cuentas de su efectividad, la clase empresarial no solo debe defender sus propios intereses lo cuál es muy legítimo también, en su privilegiada posición interceder por el resto de la población, afortunadamente muchas empresas tienen dentro de sus políticas la de su responsabilidad social lo cuál ya es alentador pero falta mucho por realizar; y la sociedad en conjunto jugar un papel más crítico y participativo ya que la mayoría se concreta a ser simple espectador y en forma organizada exigir responsabilidades y mayor transparencia a toda la clase política. Lo que es innegable es que requerimos líderes tanto del gobierno como de la iniciativa privada, que se caractericen por su entrega a las mejores causas y por la búsqueda de soluciones a los grandes problemas sociales.