“La economía toma tanto los valores como las oportunidades como los elementos dados de manera independiente; yo los considero reflexivos. De ello se deduce que la inestabilidad debe ser un problema endémico”.
Siempre me he considerado un escéptico en los resultados de las reuniones mundiales de los Países, sin desconocer que por razones civilizadas son necesarios los diálogos de los mismos, conocer problemáticas y necesidades específicas que permitan en algunos casos su posible solución, dependiendo de asuntos casuísticos o circunstanciales, pero la mayoría de las reuniones son de tipo temáticos ya que para los países industrializados las prioridades con frecuencia son totalmente alejados de los que forman el bloque llamado en desarrollo y sólo si existe un interés fundamental para los primeros, se pueden concertar apoyos concretos.
Por lo anterior no me extraña en lo más mínimo que la reciente reunión del G-20 para abordar el problema común de la crisis financiera mundial los resultados fueron muy magros, ya que a pesar de una lista de soluciones que se dieron a conocer, no se puede precisar que acciones concretas se aplicaran y la forma en que se llevarían a cabo. Fueron discursos generales y un recuento de los daños, sin compromisos reales y naturalmente el desaliento de los mercados financieros al terminar dicha reunión, se hizo notar con el comportamiento volátil cotidiano en todo el mundo.
De lo anterior se desprende que no existen soluciones inmediatas y aún cuando ya existen acuerdos de acciones conjuntas en los países líderes para atenuar la citada crisis el hecho es que seguimos en la tormenta perfecta.- Cada país está inmerso y preocupado en sus propios problemas y desde luego de acuerdo a sus percepciones geopolíticas.
La debilidad económica que apunta a una clara recesión global, se agudizó al conocerse el aplazamiento de un posible apoyo para la industria automotriz por las repercusiones catastróficas que un quebranto de este sector fundamental impactaría en muchos países particularmente en el nuestro, adicionalmente el secretario del Tesoro de E.U. Henry Paulson declaró que el gobierno no utilizará todo el paquete por 700 mil millones de dólares autorizado por el Congreso y para acabar de “ ponerle otro clavo a la cruz” se dio a conocer la inminente reunión de los principales directivos del Citigroup para decidir su posible venta.
Estas noticias impactan y seguirán afectando a los mercados financieros y a la economía real, todo ello se refleja en la negativa evolución de las empresas en general acompañado de un aumento substancial en el desempleo por lo que continuará imperando la desconfianza, incertidumbre y la “ montaña rusa “ en todos los indicadores substanciales de la economía global.
Concretando: China a desacelerado su crecimiento de un 14 a un 8% aproximadamente, Japón ingresó formalmente a la recesión formal y de igual forma la Región Europea por primera vez en su historia está inmersa en el mismo problema, por lo tanto América Latina se verá afectada con mayor profundidad y lo que nos interesa particularmente México acrecentará nuestro riesgo económico a pesar de la solidez en los fundamentales económicos, ya que es indudable que no obstante los planes diseñados como estrategia para aminorar los impactos económicos, es ineludible que las malas noticias seguirán apareciendo; para el próximo año el crecimiento esperado es de l%, además de los pésimos resultados de las empresas, conocemos los datos de la reducción en exportaciones, menos ingresos por el precio del petróleo, remesas, y creciente desempleo aunado a la constante abrupta variación del tipo de cambio que envía señales claras de incertidumbre y nerviosismo, la prudencia debe imperar y como ya lo habíamos mencionado no hay más miedo que tenerle miedo al miedo.
