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Enfrenta Avenida Q a un ‘duro público’

El elenco de Avenida Q sorprende al público durante su primera función. (El Universal)

El elenco de Avenida Q sorprende al público durante su primera función. (El Universal)

El Universal

Al principio nadie se reía. Mónica Huarte estaba desconcertada. En las funciones previas al estreno de Avenida Q, el público se deshacía en carcajadas y vítores, lo cual era obvio porque fueron funciones llenadas con amigos y familiares. En cambio, en el estreno realizado el martes, Huarte notó que el público era harto diferente: “muy duritos”, resumiría al final de la función.

Felipe Fernández del Paso, director de la puesta, también lo notó: “en semanas anteriores ya habíamos mostrado gran parte de los muppets y de la escenografía, así que la gente llegó con una actitud de: “a ver sorpréndeme”. Al principio fueron muy duros pero con el avance de la obra poco a poco se van doblando frente al talento de estos chamacos”.

Los “chamacos” a quienes se refiere con Luis Gerardo Méndez y Mónica Huarte, quienes interpretan hasta dos muppets cada uno y que en efecto, tienen tanto talento que les alcanzaría para interpretar otros dos.

Luis Gerardo Méndez hace a Eugenio y a Rodri. El primero es un recién egresado de Filofosofía con el sueño de mejorar el mundo mientras que el segundo es un gay de closet. Con asombrosa eficiencia, Méndez cambia de personalidad al tomar uno y otro muppet.

Mónica Huarte hace a Kathy Monster y a Lucy The Slut. La primera es una adorable mujer en busca del príncipe azul mientras que la segunda es una teibolera sin tapujos ni dilemas sexuales. Huarte hace un sobresaliente trabajo con Kathy mientras que con Lucy resulta cumplidora aunque quizá haría falta más voluptuosidad en su interpretación.

Ambos lograron conectarse muy rápido con sus personajes y con el público que celebró con entusiasmo sus gestos y bromas.

La razón de que la gente no se reía al principio, no fueron pues los actores, sino un contexto desconcertante, ya que Felipe Fernández del Paso cumplió su amenaza: convirtió la Avenue Q londinense en una calle mexicana donde en lugar de racismo campea el clasismo, en lugar de departamentos hay cuartos de vecindad y con fachadas que recordaban mucho los comics de la Familia Burrón.

Fernández del Paso defendió su propuesta: “Yo hice la traducción y la adaptación con la idea de acercarme al concepto de la vecindad donde una ventana le contesta a la otra. Obviamente no quise caer en la reproducción fidedigna de una vecindad pero sí que hubiera ese sentimiento de barrio”.

Y luego se puso patriótico: “Estamos en México ¡que viva el color! Esto es una fiesta del color con fachadas amarillas, de tabiques, blancas”.

La adaptación no solo significó convertir la Avenue Q en una cuasivecindad, sino en mexicanizar chistes. Por ejemplo, en la versión original, un personaje principal es un portero que de niño fue una estrella de televisión. Ese niño es nada menos que Gary Coleman, aquel niño del programa “Blanco y Negro” que luego quedó en bancarrota y ha tenido que trabajar hasta de guardia en la vida real. En la versión mexicana, ese niño es Carlos Espejel. El chiste pierde sentido porque la vida de Espejel nunca ha caído en el patetismo de la de Coleman y de hecho, tuvo un éxito reciente en televisión con “El privilegio de mandar”. Por eso la gente no se reía tanto al principio.

En el montaje original, se habla de los negros como el mayor ejemplo de racismo. Fernández del Paso cambió el prejuicio para hablar de los nacos que manejan microbuses.

Quizá por eso la gente no se reía tanto al principio. O quizá también porque la función tuvo severas fallas de audio e iluminación. Aunque al respecto, Mónica Huarte fue sincera: “Si hubieran venido a la primera función previa, se dan un tiro”. Por suerte, esa función fue el fin de semana pasado.

Al final del estreno, Fernández del Paso dijo que estaba satisfecho. Y si el muppet de Eugenio tiene el sueño de “mejorar el mundo”, Fernández del Paso también tiene el suyo: “Lo que quiero es ser director”.

Así que se podría ver reflejado Eugenio quien antes de conseguir su sueño se topa con sus demonios y tiene que aprender que la vanidad y el ego no garantizan el éxito.

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