Los refrescos han sido culpados desde siempre de provocar la acumulación de kilos, picaduras en los dientes y uno que otro mal.
Las bebidas azucaradas han estado en el banquillo de los acusados desde hace muchas décadas, se les culpa de mucho y se les ha probado poco.
El beber agua pura simple, dicen algunos, es lo mejor para hidratar el cuerpo humano, la peor verdad es que pocas son las personas que resisten el gusto de tomarse un refresco o una bebida azucarada, que según un estudio no son perjudiciales si se toman con moderación.
Los refrescos han sido culpados desde siempre de provocar la acumulación de kilos, picaduras en los dientes y uno que otro mal, incluso hay casas en las que tiene vedada la entrada, pero ocurre que muchas personas los toman en exceso y prácticamente no ingieren agua, dependen de las bebidas azucaradas para proporcionar a sus cuerpos los líquidos que requiere.
De acuerdo con los expertos de la gaceta estadounidense, la relación entre la ingesta de alimentos y bebidas endulzados con azúcar y el Índice de Masa Corporal (IMC) es prácticamente nulo en niños y adolescentes.
Precisan que el consumo diario de cada porción adicional, unos 355 mililitros de una bebida endulzada con azúcar se encuentra relacionado con un minúsculo incremento de 0.017 unidades en el IMC, lo que en términos estadísticos resulta intrascendente. Sobre el impacto de éste en cada uno, hay que preguntar al médico de cabecera.
El estudio de la American Journal of Clinical Nutrition considera que el descubrimiento es relevante, pues se contrapone con pruebas a la creencia que por años se ha atribuido a las bebidas endulzadas con azúcar, incluidos los refrescos, como causantes de la obesidad infantil.
Los autores, observan que los niños y adolescentes con sobrepeso o en riesgo de tenerlo, deben identificar todas las fuentes de exceso de calorías y modificar su dieta, así como incrementar su actividad física.
Concluyen que la reducción del consumo de las bebidas endulzadas con azúcar puede, o no, tener otros beneficios, pero los resultados del análisis sugieren que el efecto en cuanto al peso es de cero, al considerar a toda la población de niños y adolescentes.
El trabajo, agregan, fue revisado por expertos en la materia y apoyado por la American Beverage Association (Asociación Americana de Bebidas).
Bajo la lupa
Los autores utilizaron varios modelos estadísticos para analizar diez estudios realizados con anterioridad, que cubrieron la etapa de 1996 hasta 2006, que incluyeron la participación de menores de 19 años. Basados en los resultados, recomiendan asesoría y educación nutricional a los niños y adolescentes para comunicar claramente que las bebidas endulzadas con azúcar deben consumirse con moderación, y como parte de una dieta balanceada.
Subrayan que la obesidad es un problema de salud complejo que resulta de muchos factores conductuales y ambientales, por lo cual el peso corporal aumenta siempre que el número de calorías consumidas excede el de las utilizadas.
Es aventurado culpar a un sólo alimento o bebida por el exceso de calorías ingeridas, varios estudios han alertado sobre la importancia de educar a los consumidores en cuanto a una elección más sensata de sus alimentos y en motivar a las personas a practicar actividades físicas más intensas.
