¡Enloqueceee!

Juan Gabriel le hizo honor a su mote de Divo y se lució anoche en el Coliseo Centenario.

Ser divo no es fácil y la gente lo sabe, por eso ovacionó a Juan Gabriel como nunca antes lo había hecho.

Y es que no cualquiera se da dobles giros sin despegar los pies del suelo ni menea sus caderas como él; y qué decir de la manera en que se quita el saco y desabrocha los botones de su camisa...

Bueno, en realidad eso es lo menos importante; lo más trascendente es que él y sólo él puede “deshacer” sus propios temas al realizarles los cambios que sean necesarios y aún así el público los interpreta.

Sólo el originario de Michoacán lanza besos al aire y lo mismo se los “pelean” hombres y mujeres. También él, y sin pedir autorización, empieza su concierto lento para “dar chance” a que vaya llegando la gente y llene el recinto que lo alberga, en este caso El Coliseo Centenario, el mismo que anoche vibró cuando el intérprete entonó Amor Eterno, el lugar que parecía venirse abajo en el momento en el que el artista cantó un popurrí tan contagioso y divertido que contenía temas como No Vale la Pena, Si nos Hubiéramos Casado, Me Gustas Mucho y Esta Noche Voy a Verla.

Sí, el concierto de ayer fue especial, mejor dicho Torreón fue la ciudad “suertuda”, pues el “Divo de Juárez” se presentó aquí pese a que en estos momentos no está ofreciendo shows excepto los que recién dio en Monterrey, “pero como Juan Gabriel se sentía con una deuda porque se suponía que él iba a inaugurar el Coliseo, pues vino”, confesó el empresario Gerardo Franco, quien aunque en esta ocasión no fue el encargado de organizar, sí se dio su tiempo para disfrutar del recital de Juanga.

El panorama se “compuso” en un abrir y cerrar de ojos, y es que a las 9:00 de la noche, hora en la que se tenía programado dar inicio con el espectáculo, las tribunas del Coliseo lucían semi vacías, de ahí que el intérprete iniciara veinte minutos más tarde para dar tiempo a que llegara más público ¡y vaya que sucedió! Logrando una entrada de alrededor de 7 mil 900 personas (cifra oficial), de los ocho mil lugares que estaban listos.

Ya con los asientos casi a su máxima capacidad, Juanga se animó aún más y bailó durante toda la velada; cuando no tomaba el pedestal del micrófono para contonearse, agarraba su cabellera (que lucía un rubio cenizo) o se daba tiempo para brindar con su gente, con su querido público lagunero.

“¡Gracias Torreón por estar aquí. Que se la pasen mejor que nunca... tengan todo mi agradecimiento!

El blanco de su atuendo y zapatos brillaban tanto como él, y para eso contó con un excelente escenario de 14 metros por 14 metros, pero con la parte de en medio hueca para que se colocaran los músicos y los dos coristas que lo acompañaron.

Costumbres fue la primera canción de la noche, la primera que arrancó los gritos y la euforia de jóvenes y adultos, de profesionistas que con “cheve” en mano se olvidaron de la formalidad para darle rienda suelta a la emoción, de señoras que quedaron afónicas de tanto gritarle y de unos fans que no pudieron contenerse y sacaron sus letreros con las leyendas “Juanga te queremos”, “Eres el número uno” y las más sentida, la que tenía en sus manos un “Juan Gabriel lagunero” y que rezaba: “Juan Gabriel eres un Divo Divino”.

No me Vuelvo a Enamorar e Insensible fueron las siguientes del repertorio, ¿cantadas? Sí. ¿Sentidas? también, pero no tanto como Yo no Nací para Amar, canción que erizó la piel de propios y extraños.

Anoche miles de pañuelos blancos se ondearon en las manos de los asistentes, fueron los cómplices perfectos para expresar las emociones de quienes los poseían, mismas que aumentaban cuando el artista entonó He Venido a Pedirte Perdón y No Tengo Dinero.

En la “fiesta” no podía faltar el mariachi, ¡no señor! Y mucho menos con un tema típico de la región: de Torreón a Lerdo y Viva México.

Para ese entonces la gente estaba más que alborotada y “cantadora”, pero aún faltaba mucho más por venir: Se me Olvidó Otra Vez, Diferentes de Sentir, Tenías que ser tan Cruel y Yo Necesito Saber.

“Es la segunda vez que lo veo... soy fan de Juan Gabriel, es lo máximo, tiene las palabras perfectas para ponerlas en canciones...”, decía una emocionada Anael Meza Rodríguez, que acompañada por sus amigas, cantaba y veía a toda la gente feliz.

El vino corría a raudales, “¡salud!”, aprovechaba el divo para brindar ya que él también contaba con una mesa con varias copas, las cuales contenían agua y whisky.

El tiempo se fue como agua entre los dedos, en un instante dieron las 11:40 de la noche y llegó El Noa Noa.

El público no quería dejarlo ir, “es que no sabemos cuándo volveremos a verlo”, decía en las gradas un joven de nombre Juan Macías, de oficio doctor.

Finalmente, con todo el agradecimiento que pudo, el intérprete se despidió, cumpliéndose así lo que decía uno de los letreros mostrados por sus fans: “Juan Gabriel eres un Divo Divino”.

A detalle

El cantante hizo un recorrido por algunos de sus

innumerables éxitos.

- El escenario midió 14 x 14 metros.

- La altura del mismo fue de 1.70 m.

- Estuvo acompañado por siete músicos que conformaron su grupo, dos coristas y por

supuesto, por el mariachi.

- Para este concierto se alfombró todo el interior del Coliseo.

Bajo la lupa

El recital fue uno de los más esperados.

- Hora de inicio: 9:20 de la noche.

- Fin: 23:40 horas.

- El detalle: que Juanga tuvo un contacto muy cercano con sus fans.

- El tema más cantado: Se me Olvidó Otra Vez.

- El más aplaudido: Amor Eterno.

- El más bailado: El Noa Noa.

- Lo malo: como es costumbre, el ídolo evitó todo contacto con la prensa.