“Jamás es abundancia, porque siempre es carencia”
Fernando Martínez
Fernando es de la generación, si acaso podemos seguir hablando de generaciones en la historia literaria de la laguna, que une al grupo promotor de Cauce, el Ateneo de la juventud, con aquellas que comenzaron a surgir a partir de los setentas. Podríamos situarlo despuecito de Enriqueta Ochoa, aunque ella, su carrera literaria le ha hecho fuera de Torreón. Fernando es una de aquellas personas que todos aquellos que se hayan dedicado a estos menesteres, la vieron en infinidad de actos, promoviendo, actuando, participando.
Siempre me acuerdo haberle visto en un taller literario. Para permanecer durante tanto tiempo en ellos hay que tener humildad porque cuando uno siente que ya escribe bien, exponer sus textos a la crítica abierta, como se acostumbraba en los talleres, siempre es difícil. Fernando lo hizo con esa sencillez, como si fuera parte del oficio, a pesar de todos los premios y reconocimientos que ha ganado durante toda su vida.
Fernando siempre ha tenido la fama de atesorar libros. Dicen que su casa estaba invadida de ellos. Es justo mencionar que su hermano posee una librería de segunda enfrente de las oficinas del teatro Martínez donde abundan los títulos de todas las especies y se han podido encontrar obras raras. (De ahí obtuve el cuarteto de Alejandría y otras obras como las de Mahugan que , o son difíciles de encontrar, o me hubieran salido bastante caritas) Su cultura es bastante amplia; pero además, siempre ha tenido un grandísimo interés de promover la literatura regional y tiene material sobre autores laguneros esperando edición.
Fernando ha sido una de esas personas que siempre trabajó en el bien de la cultura. Su acción no solamente fue literaria, sino también destacó en la oratoria, viejo arte que ya no se practica, ni siquiera escolarmente. También se anotó éxitos en la escena teatral, como actor, director y dramaturgo.
Fernando ha tenido una vida fructífera y sigue en ello. El homenaje que se le ofreció el pasado 20 de febrero por parte del ICOCULT laguna fue muy merecido. En vida, hermano, en vida.
La literatura, como todas las demás artes, subraya primordialmente la necesidad del humanismo, entendido este, como la indagación de lo que es el hombre y su sentido de la vida. El hombre tiene muchas formas de buscar esos sentidos. Cuando se tiene una conciencia, como la tiene Fernando, no se conforma con el hecho de ser, siempre hay que ser para algo y el quehacer literario es una manera de serlo.
Una de las sorpresas en el homenaje, fue la publicación de una plaquet con viejos sonetos. Esta forma poética nunca pasará de moda. Desde que Boscán la llevó a España de Italia, se instaló para quedarse en nuestro idioma.
Cito un soneto de Fernando. Ojalá y se pueda respetar la forma, es la silueta fundamental del verso:
Necesito decir el ansia urgente
de convertirme en trigo de tu espiga
y seguir en tu ser para que siga
mi queda voz viviendo en tu presente.
Sean tus besos al agua que mitiga
mi sed de amar inextinguiblemente,
de manera tan casta y tan ardiente
que no hay rencor ni gestos de fatiga.
Quiero estar en tus brazos suspendido
sin escuchar ninguna resonancia
que atruene con sus voces nuestro nido.
Mientras copa de sueños mi alma escancia,
ebrio mi corazón ríe de tu olvido
y tu desdén alienta mi constancia.
Da gusto estos reconocimientos a un hombre que alimentó el alma de la ciudad. Felicidades Fernando.
P.D. No solo de homenajes vive el hombre.
JOLHE