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Ensayo sobre la Cultura

José Luis Herrera Arce

Los emos

Como en los tiempos fascistas, jóvenes sin quehacer y sin principios, se lanzan en contra de otros jóvenes sin quehacer y tal vez tampoco sin principios, porque la presencia de unos molesta a los otros; y ahora la sociedad está molesta con los que se molestaron y así nos molestamos todos en vez de hacer una análisis más serio del significado social de estos acontecimientos y del significado semántico de los hechos.

Primer actor: el emo: un muchacho que por imitación, se vista de determinada manera para representar un estado emocional absurdo en un joven, la depresión. ¿Porqué un joven está deprimido? Porque la vida no corresponde a sus expectativas y posiblemente eso se deba a ambiente familiar si es que tal familia existe. Otro elemento más que se nos presenta, son incompetentes para enfrentarse a la vida, por ello es mejor agredirle, (como en los sesentas se estilizaba el paz y amor de los jipis. Esto es lo mismo con diferente disfraz) Esto de disfrazarse para lucirse, no es más un llanto que indica toda una regresión al estado de dependencia. Esto es lo verdaderamente preocupante, que los jóvenes quieran vivir en ese estado de dependencia sin comprender que la vida es crecimiento.

Los agresores, son los segundos actores de esta historia. Jóvenes que se creen con el derecho de ser intolerantes porque hay alguien que no piensa como ellos. También supongo que están vacíos del cerebro y del alma. En lugar de ofrecerles una opción de vida a los primeros, los agraden; y los motivos de la agresión puede deberse a diferentes circunstancias, desde la simple diversión , matar el tiempo , ser anormal, o un peligroso antisocial. De lo que carecen los primeros, también carecen los segundos pero no quieren verse reflejados en ellos.

Los sociólogos bien lo saben, la individualidad se esconde en la muchedumbre, eso es lo que conforma la cultura de masas. Conecte este tipo de eventos con todas las llamadas falsas de peligro que se realizan en nuestra ciudad. Detrás de ellas están jóvenes que buscan divertirse a cualquier costa porque no tienen nada que hacer. No les gusta escuchar su vacío existencial. ¿Qué más puede hacerse en esta vida más allá de la diversión?

Los terceros actores son los padres de familia que permiten que sus hijos lleguen a tales excesos. En uno y otro bando se adivina el abandono del progenitor, insisto, si es que existe porque se me antoja pensar que no existe; y en caso de que sí, será puramente adorno porque el verdadero padre es el que educa, el que forma, el que llena de contenido a sus hijos y no nada más el que se divierte una noche en la cama sin hacerse responsable de sus actos. A uno y otro bando le hizo falta esa mano fuerte que guía por el camino. La demasiada condescendencia es tan mala como el abandono.

Cuarto actor de nuestra historia: las escuelas. Muchas veces lo que la familia no da, lo da la escuela. En este caso, ni la escuela ni la familia. No se puede culpar a los jóvenes de no tener valores. Si la sociedad no se los ofrece, de donde los van a tomar. Nuestras escuelas deben de reconsiderar su papel como educadores y volver a poner en crítica todas las teorías educativas que nos han traído hasta aquí , esta realidad que no funciona y no lo hace porque hay elementos que no consideramos y que también actúan en la historia.

Los medios de comunicación de masas son el quinto actor: son ellos los que forman al hombre masa despersonalizado, homogéneo, que la única manera que tiene de ser es en el estereotipo y en el anonimato de la muchedumbre, porque es realidad es un cobarde. Los medios que nos han metido en la cabeza que todo es diversión y únicamente diversión estúpida. Tampoco ahí nuestros jóvenes encuentran valores que practicar. A los medios lo único que les importa es el negocio. Inventa una moda hoy y otra mañana y otra más para después. Es lo mismo con diferentes disfraces; porque hoy la música es más el disfraz que los contenidos, o las estructuras musicales. Es una fábrica de billetes. Si no vende no deja. Lo que pase no les interesa.

Las autoridades, sexto actor: que permitieron la ley Televisa y todo lo demás que no permite que la situación cambie. Que tampoco hacen nada para dar opciones a nuestra juventud de que tenga otros planteamientos frente a la vida. Hay que seguir engañando a las masas, hacerse publicidad, sin resolver de tajo nuestros problemas. Hay que darles migajas, como hacían los romanos, para que no molesten. Nuestros problemas están ahí. Esa es nuestra juventud, no solamente de Querétaro (date una vueltecita por los antros) ¿Cuáles son las soluciones del verdadero problema? Si lo sabe usted dígalo. JOLHE

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