LEYENDO A PLATÓN
“La vida cotidiana es vida banal, intrascendente. Pero esta alma degradada caída arrojada en el mundo, puede buscar, nostálgica, las ideas, tratando de comprenderse a si misma, dándole un fundamento a su existencia, a su existencia auténtica, superior”. Dice Francisco Larroyo en su introducción a los diálogos de Platón. Esta reflexión viene como anillo al dedo en estos tiempos que vivimos donde al aparecer la vida se no está yendo de las manos. Los acontecimientos de Lerdo, junto con otros de la misma especie, parecen indicarlo.
Y esto nos sucede porque a fin de cuentas el estado no está cumpliendo con su cometido. “El estado es a los ojos de Platón , nos dice Larroyo, la institución necesaria para el mejor y más completo desarrollo del individuo. El hombre bueno es nada menos que el buen ciudadano; de ahí que el estado deba estar estructurado de manera tal que pueda realizar tan elevado objetivo”.
Si no estamos de acuerdo con el estado que Platón propone en la república, deberíamos de intentar definir cuales serían las características de un buen estado donde el individuo pueda desarrollarse para conseguir sus objetivos humanos.
“La buena educación es la que da al cuerpo y al alma toda la belleza, toda la perfección de que son capaces.”
“El amor platónico , es suma, busca la perfección en el ser amado y aspira de manera activa y constante a la realización e incremento de los ideales”.
Hagamos citas de las lecturas de Platón:
“Y puesto que tú tienes por hijos hombres, ¿qué maestros has resuelto darles? ¿qué hombre conocemos que sea capaz de dar lecciones sobre estos deberes del hombre y del ciudadano? (Apología de Sócrates).
“Todos dicen muy buenas cosas sin comprender nada de lo que dicen”.
“¿Cómo siendo ateniense y ciudadano de la más grande ciudad del mundo por su sabiduría y por su valor , cómo no te avergüenzas de no haber pensado más que en amontonar riquezas, en adquirir crédito y honores, en despreciar los tesoros de la verdad y de la sabiduría de no trabajar para hacer de tu alma tan buena como pueda serlo?” (apología de Sócrates).
“La virtud no viene de la riqueza, sino, por el contrario, , las riquezas vienen de la virtud , y que es de aquí de dond3e nacen todos los demás vienes públicos y particulares” (apología de Sócrates).
“En efecto pasaríamos la vida exentos de falta los que tuviéramos la sabiduría , y lo mismo sucedería a los que obrasen bajo nuestra dirección. Porque respecto a nosotros, no intentaríamos hacer lo que no supiésemos, sino que dirigiéndonos a los que lo supiesen , a ellos se lo recomendaríamos; y con respecto a los que estuviesen bajo nuestra dirección, no les permitiríamos hacer sino lo que pudiesen hacer bien, es decir aquello de que tuviesen la ciencia. Una casa administrada de esta manera por la sabiduría, estaría necesariamente bien administrada, y lo mismo un sería seria bien gobernado.” (Carmideso de la templanza) (esta cita es muy apropiada en este tiempo en que se han realizado todos estos enroques por las renuncias de los políticos que pretenden un puesto en las próximas elecciones).
“¿No adviertes, Hipócrates, que el sofista es un mercader de todas las cosas de que se alimenta el alma?” (Protágoras o de los sofistas).
“Pero respecto a las ciencias, no sucede lo mismo; porque no se las puede poner en ningún cesto o vasija, sino en el alma y desde que queda hecha la compra, el alma necesariamente las lleva consigo y las retiene por el resto de sus días” (Idem).
“Zeus movido de compasión y temiendo también que la raza humana se viera exterminada, envió a Hermes con orden de dar a los hombres pudor y justicia a fin de que construyesen sus ciudades y estrechasen los lazos de una común amistad” (Idem).
“La retórica, al parecer, es la autora de la persuasión que hace creer, u no de la que hace saber, respecto de lo justo y de lo injusto”. (Georgias o de la retórica).
“La adulación se cuida muy poco del bien, y mirando sólo al placer, envuelve en sus redes a los insensatos y los engaña” (Idem).
“Cometer la injusticia no es, pues, más que el segundo mal en cuanto a la magnitud; pero cometerla y no ser castigada es el primero y el más grande de los males”(Idem).
¿O bien los oradores, procurando complacer a sus con ciudadanos y despreciando el interés público para ocuparse sólo en su interés personal sólo se conducen con los pueblos como si fueran niños, con el fin único de complacerles, sin inquietarse en lo más mínimo pensando en si se harán mejores o peores”(Idem).
“Hay dos maneras de arengar, una de ellas es una adulación y una práctica vergonzosa y la otra es honesta, que es la que trabaja para hacer mejores las almas de los ciudadanos, y que se dedica en todas las ocasiones a decir lo que es más ventajoso sea bien o mal recibido por los espectadores” (Idem).
Todas estas citas tienen una grandiosa aplicación a los momentos que hemos vivido estas semanas. Aplíquelo a la consulta ciudadana sobre el petróleo, a la balacera de Lerdo, a los cambios de los puestos públicos y a nuestras deficiencias en educación.
Que actual me resulta Platón.
