Gran parte de las mercancías ingresa al país de contrabando a Ciudad del Este, Paraguay, gracias a la enorme corrupción que impera en las aduanas y en el país en general.
En esta remota región de Sudamérica confluyen y conviven, en un clima de delicados equilibrios,
el comercio a gran escala, el contrabando, la traición y el fundamentalismo islámico.
En esta remota región de Sudamérica, denominada alguna vez “el trasero del mundo”, confluyen y conviven en un clima de delicados equilibrios el comercio a gran escala, el contrabando, la traición y el fundamentalismo islámico.
Basta transitar por las deterioradas y pueblerinas calles de Ciudad del Este, el mayor centro de “piratería” y contrabando de América del Sur y el epicentro comercial de la “Triple Frontera”, para darse cuenta de que los negocios de todo tipo, siempre son en grande.
Esta ciudad paraguaya de 300 mil habitantes, colindante con Foz de Iguazú, Brasil, y Puerto Iguazú, Argentina, recibe cada día un número igual de visitantes y comerciantes -brasileños en su gran mayoría- ávidos de comprar las más variadas mercaderías.
Ciudad del Este, donde existen 25 bancos, 50 casas de cambio y un aeropuerto donde aterrizan los mayores aviones de carga del mundo, ofrece al por mayor o al menudeo equipos y componentes electrónicos, computadores, ropa y toda la gama de productos “pirata” disponibles.
Gran parte de las mercancías ingresa al país de contrabando -el 30 por ciento, según los mismos comerciantes; más del 60, de acuerdo con estimaciones independientes-, gracias a la enorme corrupción que impera en las aduanas paraguayas y en el país en general.
La urbe es el gran almacén de productos electrónicos de Brasil, un mercado de 180 millones de personas, de Argentina y otros países de la región a cuyos proveedores les es difícil competir con los bajos precios que se logran sobornando a las personas indicadas.
En ese contexto han florecido multimillonarios negocios cuyos propietarios por lo regular radican en la mucho más apacible Foz de Iguazú, Brasil, y quienes en la mayoría de los casos son brasileños, o “brasiguayos” (brasileños-paraguayos) con doble nacionalidad.
COMUNIDAD DE ORIGEN ÁRABE
Una numerosa comunidad de origen árabe -estimada en unas 15 mil personas- maneja gran parte de los negocios de la ciudad y el grueso de sus integrantes es de libaneses o sirios; son musulmanes y algunos de ellos son simpatizantes de Jezbolá, el “Partido de Dios”.
Esa organización islámica libanesa -afín a Siria e Irán y considerada terrorista por seis países en el mundo, entre ellos Israel, el Reino Unido y Estados Unidos- ha contado con financiamiento de los acaudalados comerciantes de origen árabe de las Tres Fronteras.
Luego de los atentados a las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001, el Gobierno estadounidense ubicó a Ciudad del Este y la “Triple Frontera” como un centro de financiamiento del terrorismo islámico, lo cual se tradujo en varias detenciones.
El presidente del Centro Islámico Paraguayo, Said Mohammed Taiyen, dijo que tras los atentados a las Torres Gemelas, unos 50 integrantes de la comunidad de origen árabe de Ciudad del Este han sido detenidos bajo la presunción de financiar a grupos terroristas.
“Felizmente, a ninguno de ellos se le comprobó nada de eso, nada de terrorismo”, aseveró el septuagenario comerciante nacido en Siria y radicado en Brasil y Paraguay desde hace 36 años.
Según informes de Estados Unidos, entre 2000 y 2004 ciudadanos árabes de la “Triple Frontera” enviaron “ilegalmente” unos dos mil millones de dólares al exterior, parte de los cuales los recibió Jezbolá y el grupo sunita palestino Hamas, también considerado terrorista.
El oficial de la Policía Nacional de Paraguay, Augusto Aníbal Lima, jefe del Comando Tripartito de la Triple Frontera -creado por Paraguay, Brasil y Argentina- aseveró que hasta ahora nunca han logrado comprobarse ese tipo de acusaciones.
“Hay rumores, indicios, sospechas de ciudadanos de la comunidad de origen árabe que realizan ese tipo de envío, pero nunca han podido comprobarse en forma fehaciente y ante un tribunal estas versiones”, sostuvo Lima, uno de los mayores expertos en la Triple Frontera.
ALTO GRADO DE ILEGALIDAD
Más allá de las acusaciones de que la “Triple Frontera” es un centro de financiamiento de terrorismo islámico, el jefe policiaco reconoce que lo que sí existe es un alto grado de ilegalidad en la zona: contrabando, piratería, narcotráfico, secuestros y extorsión.
Fuentes periodísticas indicaron que poderosos comerciantes de la zona han amasado sus multimillonarias fortunas en dólares participando en un sinnúmero de actividades ilícitas y extorsionando a sus propios colegas.
Los clanes árabes, taiwaneses y chinos que operan en Ciudad del Este y Foz de Iguazú suelen contar con grupos de seguridad que los protegen y actúan impunemente en la zona extorsionando a otros comerciantes de menor jerarquía.
Según fuentes consultadas, los clanes árabes obligan a los comerciantes de esa comunidad a contribuir a la causa islámica mediante donaciones destinadas a grupos como Hamas y Jezbolá, que muchos países consideran partidos políticos con brazos armados.
El dirigente empresarial de Ciudad del Este, Alex Wei, un ciudadano de origen taiwanés con un enorme emporio de comercio de electrónicos, dijo que son “absolutamente falsas” las versiones que ligan a esta zona con el terrorismo islámico.
“Aquí no hay ni células terroristas, ni campos de entrenamiento terrorista, como se ha dicho, ni hay pruebas de ningún tipo de que algo así ocurra en la región; sólo queremos trabajar y contribuir al desarrollo de esta zona”, aseveró.
Entre las acusaciones de Estados Unidos a los devotos islámicos de esa ciudad que mueve unos dos mil 500 millones de dólares al año en el comercio formal -más lo que aporta el enorme mercado ilegal-, y la falta de pruebas tangibles, quedan muchas incógnitas por despejar.
Hasta ahora, algo de la realidad que puede constatarse en la Triple Frontera es el contrabando a gran escala, la traición entre los propios clanes que dominan el comercio y el fundamentalismo islámico que tiene en la Mezquita del Profeta Mohammed un bastión.