El entrepiso del Palacio Nacional está enmarcado por el majestuoso mural que Diego Rivera plasmó reflejando los acontecimientos desde la época prehispánica hasta el periodo en que el artista vivió.
EL UNIVERSAL
MÉXICO, DF.- Situado en el corazón de la Ciudad de México, el imponente Palacio Nacional abre sus puertas para que la gente pueda apreciar la belleza arquitectónica de su construcción, así como del acervo cultural y artístico que encierra en su interior.
El recorrido a este recinto se divide en los dos niveles a los que el público tiene acceso. La planta baja que comprende el Patio Central; el Salón Guillermo Prieto, que antiguamente era la Tesorería de la Federación; el Auditorio de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, y la Escalera de la Emperatriz y Servicios Educativos.
Sin embargo, el atractivo de este nivel no termina en los sitios mencionados, sino que también abarca una Ventana Arqueológica, la Biblioteca, el Fondo Histórico Francisco I. Madero, el Jardín Botánico y el Fondo Histórico de Hacienda.
La belleza que envuelve este espacio comienza desde la fachada principal, misma que se sostiene en tres ejes que corresponden a sus respectivas entradas. Los ángulos noroeste y suroeste rematan en torreones de estilo militar.
En el patio principal destaca una fuente coronada por un pegaso con más de 300 años de antigüedad. Este nacimiento fluvial es resguardado por columnas renacentistas y simboliza el valor, la prudencia y la pericia que el mítico héroe Perseo utilizó para matar a la Medusa.
A pesar de que la Sala Guillermo Prieto sólo puede apreciarse desde la periferia, deslumbra a los visitantes con sus majestuosas dimensiones y el acabado de sus paredes. En el piso se aprecian arabescos que asemejan los brazos del nopal sobre los que el águila del escudo mexicano se plantó para matar a la serpiente.
Las lámparas de leones y el techo de vidrio obligan a que la mirada recorra los grabados en color oro que amplían la belleza de este recinto. Las puertas que limitan celosamente el acceso de los visitantes son de hierro y contrastan con la fina madera de las puertas interiores, de la Sala Guillermo Prieto.
En el pasillo que conecta la Antigua Tesorería de la Federación con los Patios Marianos, hay un par de figura gigantes de papel maché que representan a dos de los iconos más importantes de la cultura y el arte mexicano del Siglo XX, Diego Rivera y Frida Kahlo.
La travesía por la ciudad cultural del Palacio Nacional continúa con las cuatro vertientes sobre las que se extiende el jardín botánico. Cabe señalar que a principios de 2000 se acondicionó la parte anexa a la Capilla de la Emperatriz para restaurar este sitio que fue engrandecido por botánicos en el Siglo XVIII.
La segunda sección de los jardines botánicos comunica el pasado histórico del edificio con la modernidad artística que un par de estructuras circulares ofrecen a la vista de los turistas.
Además de este par de piezas, existe un nuevo inmueble construido bajo el mandato de Vicente Fox, donde se ubica la Primer Región Militar. El entrepiso del primer nivel está enmarcado por el majestuoso mural que Diego Rivera plasmó en el Palacio Nacional. Esta obra refleja magníficamente los acontecimientos más importantes en la historia del país, desde la época prehispánica hasta el período en que el artista vivió.
En el cuadro convergen personajes como Benito Juárez, Francisco I. Madero, Frida Kahlo y Karl Marx. Cada uno de los protagonistas se mueve gracias a la admirable técnica de perspectiva que Rivera imprimió en su trabajo.