Lolita Cortés es más que una “juez de hierro”. (El Universal)
Insustituible en Confesiones de Mujeres de 30, invitada especial en La Bella y la Bestia y Chicas Católicas; la actriz Lolita Cortés brilla por su ausencia en La Academia, Última Generación, donde fue la sal y la pimienta en ediciones anteriores. En noviembre protagonizará Dulce Caridad. Sueña con llegar a Broadway.
¿Qué se siente ser la reina del musical en México?
- Me siento bien porque yo no me nombré así, sino la gente a quien le gusta mi trabajo. También es un reto, pero eso me gusta.
¿Y qué se siente ser la dama de hierro del “reality show”?
- Fue difícil porque la gente no entendía mi postura de exigir la disciplina que yo vivo en el teatro musical. También decían que representaba el papel de mala, pero no.
Pero sí había sobreactuación, ¿no?
- Es que soy muy temperamental, un gallito de pelea.
Preferiste Dulce Caridad en vez de La Academia. ¿Vocación en vez de lana?
- Preferí el compromiso y la pasión, además de que hay un contrato de por medio.
¿Broadway es una asignatura pendiente?
- Estoy trabajando para cumplir ese sueño.
¿Un domingo en La Academia sería como un mes de sueldo en Dulce Caridad?
- Una semana en La Academia serían casi tres meses de Dulce Caridad. Tampoco quise quedarles a deber a los de La Academia, porque a partir de noviembre hubiera tenido que dejar el programa.
¿Lo has visto?
- El primero no lo vi; me dolió no estar ahí.
¿Cómo ves al conductor chileno Rafael Araneda?
- Por el lado de mi padre tengo familia chilena…
Tu papá era un galán de telenovela, ¿no?
- Sí, Ricardo Cortés.
¿Tienes el complejo de Electra?
- ¡Ay, no! Nunca lo vi como galán.
¿No buscaste novios parecidos a él?
- No. Lo amo mucho, pero no congeniamos en nada.
¿Te frustró ser ama de casa en Saltillo?
- Aunque me costó trabajo adaptarme al medio, creo sin duda que fue la mejor etapa de mi vida.
¿Quisiste ser Timbiriche?
- ¡Ay, no!
¿Te traumó tu estatura?
- Sí, sobre todo cuando aparecieron grupos como Garibaldi, con las chavas en shorcito, luciendo cinturita y bustote. Y yo, imagínate con metro y medio, 42 kilos de peso, nada por delante, nada por detrás.
¿Te cambió la vida aumentarte el busto?
- Primero parecía puberta traumada, tapándome lo que me acaba de poner, que era demasiado. En la segunda cirugía me quitaron dos tallas y quedé satisfecha.
¿Mejoró tu vida íntima?
- Sí. Luego de mi segundo bebé yo seguía pesando 42 kilos y el pecho estaba cóncavo.
¿Te gustan los juguetes sexuales?
- No los necesito porque todas mis fantasías las he cumplido.
¿Te afectó estar en escuela de monjas?
- Sí me afectó, y luego estar en el coro de una iglesia. Tengo fe pero no me identifico con un Cristo crucificado sino con otro carismático, sexy.
¡Ya me imagino cuando interpretaste a María Magdalena en Jesucristo Superestrella!
- Por eso me dio gusto hacer ese papel. Investigué varias teorías acerca de lo que pudo ser la vida de Cristo.
¿Qué fue lo peor que viste en la iglesia?
- Que se quedaran con el dinero de las limosnas.
¿Y abusos sexuales?
- No me tocó a mí ni supe de nadie en esa época, pero sí sé de otros casos horribles.
¿Fuiste Lolita a la manera de Nabokov?
- No. Tuve una educación muy estricta; yo sólo hablaba si me daban permiso.
¿Fue alto el precio de aparecer en La Academia?
- Sí. Se pierde intimidad.
¿Nunca vendiste un chisme?
- Me tomaron muchas fotos para una revista de esas, pero no publicaban nada. Un día le dije al fotógrafo que ya eran demasiadas. Él me dijo: “¿Qué le parece si inventamos algo y entonces sí sale en la revista?”. ¡Cómo si yo lo estuviera pidiendo! Me sentí sucia, muy mal.