Esas mentadas frasecitas...
Películas y programas de TV han quedado en la memoria de la gente y hasta en su vocabulario con frases que ya han pasado a la historia.
El usar frases y palabras extraídas de películas y programas han dado pie a un fenómeno lingüístico muy popular y no es extraño que la gente las use de manera cotidiana.
Quizá las heredó al escucharlas de sus padres, o son la manera que tiene tu grupo de amigos de mostrar pertenencia, pero definitivamente, como explica el especialista en la materia, Gerrard Mugford, de la Universidad de Guadalajara, reflejan su interés en crear relaciones sociales.
“Las frases populares como ‘Hasta la vista, baby’ o ‘Houston, we have a problem’, muy a menudo reflejan unión social, pues tratan de crear solidaridad, como el ‘¡Pregúntame!’, de Eugenio Derbez, o hablan de superar una dificultad: ¡Sí se puede!”, indicó Mugford.
“De acuerdo con Moon en su libro Fixed Expressions and Idioms in English: A Corpus-Based Approach, las frases populares son asociadas con un evento o secuencia fílmica memorable, o el uso constante en los medios de comunicación”.
Por ello, líneas similares pueden ser encontradas, como explica, en la literatura, la televisión y la radio, e incluso se extienden a personalidades de los deportes como fuera en el caso del tenista John McEnroe con ‘You can not be serious’ o incluso expresar el sentir de toda una nación o el espíritu de una década.
“‘See you later alligator’ en los 50’s y ‘Peace and Love’ en los 60’s, pero se pueden convertir fácilmente en clichés”, explica, “en México, ‘¡Qué nos pasa!’, en los 80’s, cuestionaba sobre la situación del país, mientras que el ‘Hoy, hoy, hoy’ de Fox, en el 2000, se convirtió en el slogan del cambio urgente”.
Muchas otras frases, como puntualiza el profesor, duran por mucho más tiempo, pero siempre deben ser analizadas dentro de su contexto para conocer su verdadero significado en situaciones específicas.
A continuación, algunas de las frases y palabras que se han colado a la cultura popular del mexicano, pues, de listarse todas las que se utilizan, ¡nunca se acabaría!
Las más recientes
Why so serious?
(El Guasón, en Batman: El Caballero de la Noche, 2008)
Antes de que aparecieran las primeras imágenes de Heath Ledger como el némesis de Batman, un primer cartel que mostraba los ojos del Guasón y la sonrisa en forma del logo del murciélago decía solamente la enigmática frase ‘Why so serious?’, que no hizo sino acrecentar el interés por ver la cinta. Incluso, hay quienes recitan la oración imitando el tono del finado Ledger.
¡Marcel!
(Edith Piaf, en La Vida en Rosa, 2007)
No sólo el público masculino goza de identificarse a través de frases; las mujeres asistieron en grupos al cine para ver la interpretación ganadora del Oscar de Marion Cotillard de la mujer con voz de gorrión.
Una vida tan hermosamente trágica que pudo ser resumida con un sólo grito de la protagonista: “¡Marcel!” Palabra clave para entender a la atormentada diva que sirve de estandarte entre las féminas que gustan del séptimo arte.
¡This is Sparta!
(Leónidas, en 300, 2007)
Una de las películas más exitosas del año pasado, 300, dejó en claro que los problemas políticos en la antigüedad eran cosa seria. Y para muestra, el fornido Rey Leónidas le recuerda a uno de los mensajeros persas que meterse en su territorio es prácticamente declarar la guerra. Así, no tuvo empacho en aventarlo al vacío y gritarle “This is Sparta!”.
My precious…
(Gollum, en El Señor de los Anillos, 2001-2003)
El hobbit Sméagol, uno de los más longevos portadores del anillo de Saurón, vio su vida transformarse grotescamente con tal de quedarse con la sortija. Muchos años después, ya como Gollum, acompañó a Frodo y Sam a deshacerse de ella, no sin antes recitar al infinito la frase “My precious” cada que podía.
Para mayores de 20
¿De qué estás hablando, Willis?
(Arnold Jackson, de la serie Blanco y Negro, 1978-1986)
Esta frase la decía Arnold Jackson (Gary Coleman) a su hermano cuando no entendía o no quería entender lo que Willis le explicaba o proponía. De esa manera es como lo usa la gente. Cuando se muestra incrédulo ante algo que alguien dijo, es común que utilicen la oración.
Hasta la vista, Baby
(Terminator 2: El Día del Juicio, 1991)
Es una de las frases insignia que el joven John Connor (Edward Furlong) le “enseña” al T-800 (Arnold Schwarzenegger) para que se pueda relacionar mejor socialmente. La frase la utiliza el Terminator cuando está a punto de matar al T-1000, su enemigo. En la vida cotidiana, se puede utilizar incluso de piropo.
Run, Forrest!
(Forrest Gump, 1994)
Aunque la frase completa es “run, Forrest, run!”, en México se suele utilizar de manera abreviada y en inglés. Se refiere a lo que le grita Jenny a su amigo Forrest cuando lo persiguen los niños malos. Nosotros la utilizamos como burla cuando vemos a alguien acelerar el paso y podemos no tener ni idea de a dónde se dirige con tanta velocidad.
Perfectirijillo
(Ned Flanders, de Los Simpson, 1989)
Ned Flanders, el personaje más mocho de todo Springfield tiene la extraña manera de terminar muchas de sus frases con un “illo” o “illa”. Esa manera de hablar se emplea de repente para hacer un comentario chusco por parte de quien lo imite. Por ejemplo: “Nos vemos el sabadillo?”, “Perfectirijillo”.
¡Ouh!
(Homero Simpson, de Los Simpson, 1989)
Aunque en inglés el gruñido de frustración que ejecuta Homero Simpson en prácticamente cualquier episodio de la serie es “D’oh!”, Humberto Vélez, quien dobló al patriarca amarillo por muchos años, lo mexicanizó en un ‘¡ouh!’ muy parecido. La exclamación se usa cuando alguien se equivoca en cualquier cosa que realice.
How you doin’?
(Joey, de Friends, 1994-2004)
Esta frase insignia de Joey (Matt LeBlanc) se utiliza cuando alguien, generalmente en broma y del sexo masculino, le coquetea a una persona del sexo femenino (aunque ha habido casos comprobados de que también se realiza al revés...).
I see dead people
(Cole Sear, Sexto Sentido, 1999)
El “megatrancazo” de M. Night Shyamalan no sólo regaló uno de los finales más memorables del cine de los últimos años, también se encargó de tatuar en la memoria la frase “I see dead people”, pronunciada por el pequeño Cole (Haley Joel Osment). La frase fue tan utilizada, que incluso Billy Crystal la modificó en una entrega de los Óscares. Cuando la cámara enfocó al actor de raza negra Michael Clarke Duncan, Crystal atinó a decirle: ‘I see black people’.
Las clásicas
¿Qué hay de nuevo, viejo?
(Bugs Bunny, Looney Tunes)
Aunque esta frase ya está fuera de usanza, era muy común que alguien se refiriera así a un conocido o amigo. En inglés la oración es “What’s up, doc?”, pero en nuestro país se utiliza con mayor uso la versión en español.
Lástima que terminó el festival de hoy...
(El Show de Porky)
La frase es parte de la canción que cerraba el compilado de historias cortas de los Looney Tunes llamado El Show de Porky. Esta frase, cantada como en la caricatura, suele utilizarse cuando se termina la fiesta o algo que todos querían que se prolongara, se tiene que cortar de tajo.
Las mexicanas
¡Toritooooo!
(“La Chorreada” en Ustedes los Ricos, 1948)
Una de las frases inmortales de la época de Oro del cine mexicano que nació de la actuación de su más grande icono, Pedro Infante. Se dice que la muerte por polio de su hija Margarita unos meses antes del rodaje, fue la que propició la dramática y desgarradora actuación de Infante en la escena en la que sostiene al Torito, su pequeño hijo. Sin embargo, una buena trivia para el conocedor es el mencionar que en ningún momento Infante grita “Torito”, es su pareja, la Chorreada, quien pronuncia la tan célebre palabra.
¡Lástima, Margaritooooo!
(Johhny Latino en La Caranava, 1988)
Al final de cada emisión del programa La Caravana, uno podía tener la seguridad de que disfrutaría el segmento estrella: “La Pirinola”, parodia de los programas de concursos conducido por Johnny Latino (Víctor Trujillo). En éste, el eterno concursante, Margarito Pérez (Ausencio Cruz) buscaba infatigablemente algún tipo de premio para su abuelita. Siempre, a un solo paso de llevarse la recompensa, le era arrebatada de sus manos. De ahí que Latino le dijera con una gran sonrisa al término del concurso: “Lástima, Margaritooo”.
¡Nadie me respeta!
(De la caricatura Mandibulín, 1976)
El lamento de Mandibulín, otra caricatura de Hanna-Barbera que parecía más un clon de Scooby-Doo, tiene particular recuerdo en México por su famoso “¡Nadie me respeta!”, pegajosa frase que se utiliza cuando se sufre de las groserías de alguien más vivo que uno. Los mexicanos la utilizan cuando los amigos los traen de bajada.
Voy a liberar a Willy
(De Liberen a Willy, 1993)
El que uno recuerde a la orca Keiko no por su paso por el país, sino porque el título de la película que protagonizó remita a actos escatológicos se debe, sin duda, al ingenio del mexicano, que cuando tiene la necesidad, avisa a sus congéneres que va a “liberar a Willy”.
Que la fuerza te acompañe
(De Star Wars, 1977)
Obi-Wan Kenobi era un jedi muy sabio, y no le daba por hablar al revés como Yoda. Además de enseñarle un par de trucos circenses a Luke Skywalker, le pegó el “Que la fuerza te acompañe”, frase que después él se fusiló y que la gente la usa cuando le desea suerte a algún ser querido.
Al Infinito y Más Allá
(De Toy Story, 1995)
La ingenuidad de Buzz Lightyear debe ser tan legendaria como su frase insignia. El juguete más sofisticado de Andy pensaba en viajar por el espacio mientras que a nosotros nos sacaba la sonrisita. La frase del personaje se usa cuando uno contesta esquivo a la pregunta: “¿A dónde vas?”.
¿Por qué no eres una niña normal?
(de Familia Peluche, 2005)
Esta célebre frase se la dice a cada rato Ludovico Peluche (Eugenio Derbez) a su hija, la única cuerda de la familia. Los mexicanos la han utilizado para decirle de manera “más amable” loco o anormal.
Sereno, Moreno
(de la telenovela Quinceañera, 1987)
Cuando Memo se metía en problemas, ese par de palabras las utilizaba para calmar al enemigo. Actualmente se sigue utilizando cuando quieres que alguien le baje de espuma a su chocolate.
Hijazo de mi vidaza
( de Doña Naborita, de Los Polivoces, 1973)
La progenitora de Gordolfo Gelatino está orgulloso de su flojo hijo, a quien le celebra cualquier cosa. Aunque han pasado décadas, la frase se utiliza para las mamás que presumen las proesas de sus hijos, o incluso entre cuates, para decir que están orgullosos de él.