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Escenarios para noviembre

Los días, los hombres, las ideas

Francisco José Amparán

Es una cuestión genética mexicana: en todo lo que implique política, hay que otear muy lejos en el horizonte, de preferencia desdeñando olímpicamente el presente. Así, sobró quienes vieron en el nombramiento del Niño Mouriño en la posición de Secretario de Gobernación no como lo que es, un desbarre monumental del presidente Calderón, sino como la preparación para su “tapado” de cara al 2012. Cabría aclarar que, primero, está en duda que el país siga existiendo en ese remoto año; y segundo, que en los cincuenta años previos, ninguno de los supuestos delfines presidenciales de los que se hablaba en el primer tercio del sexenio llegaron a ningún lado. Pónganse a pensar: Esteban Moctezuma, Pedro Ojeda Paullada, el mismo Porfirio Muñoz Ledo (¡horror!). Total, que eso de andar viendo fantasmas en Los Pinos faltando tanto tiempo para el silbatazo final es de un ocio impresionante. Pero no por eso dejan de hacerlo nuestros comentócratas de cabecera.

Por la misma razón, hay quienes ya empiezan a echarle un vistazo a lo que ocurrirá en Estados Unidos en noviembre, ahora que los demócratas finalmente llevaron a buen fin su amargo proceso de selección de candidato presidencial. Y como los republicanos ya hace buen rato que habían escogido a su gallo (básicamente por la desplumada que le pegó a los pollos con los que compitió), el elenco está completo: será Barack Obama contra John McCain. Un hijo de padre keniano y madre de Kansas, con escasa experiencia, pero un carisma que le resuma por los poros, contra un ex combatiente en Vietnam que pasó algunos años en el Hanoi Hilton, cortesía del gobierno norvietnamita, y que representa la edad que tiene.

Luego de ocho años desastrosos de gobierno republicano, podría pensarse que Obama tiene vía libre para ir empezando a cargar sus bártulos al 1600 de la Avenida Pennsylvania. Pero no, no está tan fácil. Pese a que los niveles de aceptación de Bush son abismales, McCain ha sido bastante hábil para desligarse tanto del tonto del pueblo como de los extremistas más rabiosos de su partido. Aunque no concita grandes entusiasmos, parece capaz de unir al partido del elefante bajo su pendón. Lo que está por verse en el caso de los demócratas, expertos en dispararse en el pie cuando llevan la ventaja.

En todo caso, y para hacerle al pitoniso más o menos con espíritu científico, creo que las siguientes son las cinco circunstancias de las que puede depender lo que ocurra en noviembre:

1.- La actitud de Hillary. La señora Clinton fue muy criticada durante semanas por andar de aferrada y no abandonar la carrera cuando era notorio que no la iba a ganar. Pero para ella era una cuestión de números (creyó hasta el final que los superdelegados se iban a pasar en masa a su bando) y de orgullo: se suponía que era la princesa heredera del último período demócrata exitoso. No iba a tirar la toalla así como así. Al menos los daños causados no fueron muy graves (eso pienso) y los republicanos no supieron tirarse con el cuchillo entre los dientes cuando Hilaria y Barack se agarraban de la greña.

Pero ahora que ya quedó fuera de la carrera principal, mucho dependerá de cómo mueva sus piezas en estos momentos. Si es hábil (lo que nadie pone en duda) podría incluso embolsarse la nominación por la Vicepresidencia, creando una combinación inédita: un afroamericano y una mujer, con amplísimas perspectivas de ganar. Pero si le gana la víscera y el temperamento (que suele estallarle en momentos muy inadecuados), podría no sólo terminar rompiendo con sectores de su partido que no la tragan, sino además haciéndole daño a la candidatura de Barack. Y eso no se lo perdonaría nadie.

2.- La elección de candidato vicepresidencial: Quizá ésta sea la variable no resuelta más pesada. McCain ya ha tenido un buen rato para ver currículos, leer reportes de los headhunters y entrevistar a personajes de todo tipo. Sin duda tendrá que escoger a alguien joven, dinámico y presto a pelar la mazorca, aunque no tenga mucha experiencia ni trayectoria: todo con tal de borrar su imagen de viejito chapado a la antigua, que cae muy bien en ciertos sectores republicanos, pero que no le suena mucho a la mitad de la población norteamericana que nació después de la caída de Saigón.

Como decíamos, si Obama escoge a Hilaria, sería un hitazo. Pero igual puede elegir a otra mujer blanca, o un hombre caucásico un poco mayorcito, como estadista veterano que lo asesoraría y estaría ahí por si se ofreciera. Ted Kennedy hubiera estado que ni mandado hacer para el puesto, pero ahorita anda más preocupado en que no se le abra la parte de atrás de la bata. Claro, también hubiera estado por verse si hubiera aceptado. Pero soñar no cuesta nada.

4.- La carta racial: La cuestión de la raza de Obama ha sido manejada con pinzas por tirios y troyanos. Algunos republicanos babeantes hicieron circular fotos de Obama con turbante (de una visita que hiciera a Somalia hace años) y le dieron gran difusión a que su segundo nombre era Hussein. Ya sabemos que el culto público norteamericano se apanica de inmediato con semejantes babosadas. Sin embargo, esa campaña no le hizo mella. Lo que más lo afectó fue lo destemplado del pastor (negro) de su iglesia, que de buenas a primeras se puso a hacer declaraciones radicales y francamente vergonzosas. De vendedor de pollocoas a extremista del Poder Negro. Ni Barack lo podía creer. Pero bueno, ese fuego más o menos fue sofocado con rapidez.

Sin embargo, nadie sabe qué pueda ocurrir en ese campo de aquí a noviembre. Los republicanos pueden ser tan poco prudentes que insulten a muchos blancos, asiáticos y latinos con insinuaciones y golpes bajos en contra de la raza de Obama. O que los demócratas inflen en demasía un asunto que ha estado más bien soterrado durante todo este tiempo. Será cuestión de esperar y ver. Y en esas cuestiones, por lo general los demócratas se sienten más cómodos que los republicanos.

5.- La carta generacional: Obama ha hecho mucho énfasis en que el cambio es el concepto clave de su campaña, y lo sería de su Presidencia. Lo mismo ha dicho McCain, pero a él no le cree nadie, nada más con verle la facha. Millones de jóvenes norteamericanos entre 18 y 30 años que jamás han votado pueden ser movilizados por la simple identificación que se desarrolle entre un tipo fresco, simpático y sin canas ni arrugas, y una juventud harta de expectativas huecas, empleos de quinta, la incapacidad de comprar una casa y la ausencia de reales oportunidades para prosperar. Y que ve venir una recesión de padre y señor mío, además.

Ahí podría estar la clave de la elección. No sé si ése vaya a ser el énfasis en la campaña demócrata. Pero yo que ellos, por ahí me iría.

Consejo no pedido para que lo elijan candidato a rey feo de su colonia: Vea “El candidato” (The candidate, 1972) con Robert Redford, amena visión de cómo un candidato sin posibilidades se las ingenia para tenerlas. Provecho.

Correo: anakin.amparan@yahoo.com.mx

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