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Esculturas de Dalí pasean por plazas de México

Aspecto de la escultura La Mujer en Llamas (1980), del artista español Salvador Dalí. (EFE)

Aspecto de la escultura La Mujer en Llamas (1980), del artista español Salvador Dalí. (EFE)

EFE

Uno de los clásicos relojes derretidos del genio surrealista español Salvador Dalí (1904-1989) convive desde hoy con los mexicanos en el centro histórico de su capital, junto a otras catorce esculturas suyas en una exposición impulsada por el multimillonario Carlos Slim.

Un unicornio sangrante, una versión enloquecida de Newton y su manzana y la visión daliniana de una Venus despliegan surrealismo ante los curiosos que, en plena vía pública, observan el arte del maestro de Figueras que se recoge en Dalí: Juego y Deseo.

“La primera parte de la exposición está planteada en el corazón de la Ciudad de México, en el primer conjunto conventual de América”, dijo en la presentación de la muestra el director del Museo Soumaya (propiedad de Slim), Alfonso Miranda.

Este espacio no es otro que el atrio del templo de San Francisco, situado en el Centro Histórico de la urbe, a un costado de la ciclópea Torre Latinoamericana.

“Son sólo cuatro (esculturas las que se exhiben en ese atrio) pero de dimensiones sorprendentes”, explicó Miranda sobre Mujer en Llamas, Alicia en el País de las Maravillas, Perseo, Homenaje a Benvenuto Cellini y Cristo de San Juan de la Cruz.

El resto de las obras se mostrará en el Museo Soumaya, situado en el barrio colonial de San Ángel, en el sur de la urbe, y en la explanada comercial frente a él.

“Son mejores que los modelos de carne y hueso, no se mueven y no protestan”, afirmó una fotógrafa que retrataba en esta zona peatonal “Gabinete antropomórfico”, una figura sentada con cajones en el pecho que soporta impertérrita los golpes de flash y el calor de los focos.

A pocos metros, una imagen de Newton con un agujero donde deberían estar su cara y su pecho es izada cuidadosamente de su caja y depositada con delicadeza sobre la base en la que permanecerá hasta el seis de julio, fecha última de la muestra.

La pieza que recibe primero a los visitantes, un reloj derretido -el queso Camembert del espacio y el tiempo, como los definía Dalí-, afronta dócil los cuidados de un técnico que la acicala con una especie de secador, poco antes del inicio oficial de la exposición.

Es La Danza del Tiempo I, que comparte espacio en la explanada con Venus Espacial, Newton Surrealista -que sustituye la manzana del físico por una esfera dorada-, El Unicornio y Gabinete Antropomórfico.

Las quince piezas exhibidas han sido elegidas por estar hechas en bronce dorado, lo que les facilita soportar los rigores de la exhibición pública.

Las esculturas forman parte de las 42 que Slim (Ciudad de México, 1940) compró a un particular suizo, autentificadas por el que fuera secretario personal del artista y por diversos estudiosos.

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