Encontrará el Papa una feligresía que se esfuerza por comprender el alcance de lo que significa ser católico.
En su visita de este mes a Estados Unidos, el Papa Benedicto XVI encontrará una feligresía que se esfuerza por comprender el alcance de lo que significa ser católico en Estados Unidos.
Esta visita reviste una urgencia particular. Si bien será el primer viaje de Benedicto a Estados Unidos como Pontífice -hizo cinco visitas cuando era el cardenal Joseph Ratzinger-, también podría ser el último. Cumplirá 81 años durante su visita del 15 al 20 de abril a Washington y Nueva York, y tiene menos interés en los viajes que su predecesor viajero, el Papa Juan Pablo II.
La generación más joven considera importante la religión, pero no equipara la fe con la asistencia a la iglesia. Muchos laicos quieren tener más voz en la operación de sus parroquias, aunque los seminaristas de hoy esperan restablecer el papel y la autoridad tradicionales de los sacerdotes.
Los colegios y universidades católicos tratan de equilibrar su identidad religiosa con la libre expresión, lo que causa inquietud a liberales y conservadores.
Los inmigrantes se acercan a la Iglesia mientras que los blancos se van. Casi un tercio de los católicos adultos en Estados Unidos es de hispanos y se preocupan de que se les considere una iglesia étnica separada.
Pese a estas divisiones, los católicos de todo nivel se han sentido renovados por el viaje del Papa. No es probable que el hombre que durante muchos años fue responsable de hacer cumplir la adhesión a la doctrina católica venga en tono admonitorio. En cambio, se anticipa que reconocerá el relativo vigor de la Iglesia estadounidense enfatizando a la vez los valores católicos tradicionales: la realidad de la verdad absoluta, la relación entre fe y razón, el amor por la fe.
“Creo que vendrá para tratar de inspirar. Como Papa, realmente ha seguido el camino positivo en muchas cuestiones. No creo que haya ningún motivo para que no lo siga haciendo ahora”, comentó Dennis Doyle, teólogo en la Universidad de Dayton, una escuela marianista en Ohio.
Benedicto ha viajado a otros siete países -entre ellos Brasil- desde que fue elegido en 2005, pero un viaje papal a Estados Unidos se diferencia debido al tamaño e influencia de su iglesia.
En una nación fundada por protestantes, los católicos comprenden casi una cuarta parte de la población. La iglesia estadounidense es la mayor donante del Vaticano. Estados Unidos también tiene más de 250 colegios y universidades católicos.
Divorcio y aborto, pecados graves
El Papa Benedicto XVI afirmó ayer que el aborto y el divorcio “son pecados graves que lesionan la dignidad de la persona humana, una profunda injusticia en las relaciones humanas y sociales que ofenden a Dios”.
Al recibir a participantes de un congreso sobre vida y familia, el jefe del Iglesia Católica mundial condenó ambas prácticas y señaló que son provocadas por una sociedad individualista y poco solidaria.
Consideró que el “drama” del aborto deja marcas imborrables en la mujer que lo realiza y las personas que la circundan, además de producir “consecuencias devastadoras” en la sociedad porque favorece una mentalidad materialista de desprecio a la vida.
El Pontífice arremetió contra quienes se hacen cómplices de los legrados y después permanecen indiferentes ante sus consecuencias.
Divorcio y aborto -sostuvo- son elecciones diferentes muchas veces maduradas en circunstancias difíciles y dramáticas, que comportan a menudo traumas y son fuente de profundos sufrimientos para quien las cumple.
Lamentó que con ello se golpee a víctimas inocentes como los niños concebidos aún no nacidos o los hijos involucrados en la ruptura de los vínculos familiares, porque dejan heridas que marcan la vida para siempre.