Aunque ayer hubo mucha afluencia en el Panteón Municipal de la ciudad de Durango, no se compara con la que se espera para hoy.
Extreman vigilancia en el camposanto más grande y antiguo
La música norteña y el olor a flores ahogan el llanto de aquellos que desde ayer acudieron a visitar las tumbas de sus seres queridos. Mientras tanto, al pasar las horas, el Panteón Municipal se viste de amarillo, rojo y blanco.
Algunos limpian cuidadosamente las tumbas de sus seres queridos, y otros realizan rezos, mientras que hay quienes llevaron todo lo necesario para pasar el día en el sitio donde yace su familiar.
La Administración del Panteón Municipal se preparó para recibir 50 mil personas ayer 1 de noviembre, pero hoy se espera que arriben al camposanto unas 250 mil, es decir, cinco veces más gente.
Todos están en sus puestos, los comerciantes rodean las calles aledañas al cementerio, hay 50 elementos de Seguridad Pública en los accesos y distribuidos de manera estratégica por toda la zona.
Hay una brigada de Salud y otra de la Cruz Roja, además de 40 personas empleadas al servicio de los visitantes “para lo que se llegue a ofrecer”, mientras que se permitió a 70 jovencitos ofrecer sus servicios para limpiar las tumbas.
Aunque ayer el camposanto en algunos sectores y a partir del medio día se veía muy concurrido, no se compara con la cantidad de gente que se espera recibir hoy, para lo cual la Policía y cuerpos de rescate ya se encuentran en alerta.
Por otra parte, los niños y adolescentes que se dedican a la limpieza de sepulcros abundaban por todos lados; con la pala, el azadón y la cubeta a cuestas, buscaban quién les diera oportunidad de trabajar.
“No tenemos una cuota, recibimos lo que la gente nos quiera dar, según como le haya parecido el trabajo que se les hizo, pero este año somos muchos, a ver cómo nos va”, mencionaron algunos jovencitos.
Por su parte, los comerciantes de la romería desde ayer ofrecen la tradicional caña, cacahuate, mandarinas y tejocotes, mientras que los puestos de comida no podían pasar desapercibidos para los comerciantes por sus exquisitos aromas.
Ramos de flores de 25 y 30 pesos era una de las ofertas más gritadas por los vendedores, quienes además ofrecían distintos tipos de arreglos y coronas. No podía faltar la venta de pan, discos y películas “pirata” y hasta los boletos de cinco pesos para entrar a ver a la chiva de cuatro cabezas y al pollo de cinco patas.