La visita del Papa Benedicto XVI a Estados Unidos estuvo basada en buscar una sanación al dolor por el abuso sexual de sacerdotes. (Archivo)
Consideran que el Papa debe hablar de temas más sensibles como el aborto o el matrimonio entre homosexuales.
Analistas, fieles y activistas esperan acciones concretas para afrontar la crisis de la Iglesia Católica de Estados Unidos tras el encuentro del Benedicto XVI con las víctimas de pederastia durante su reciente visita de seis días al país, que concluyó el domingo.
Paul Lakeland, director del Centro de Estudios Católicos en la Universidad de Fairfield, dijo que el Papa dejó una “impresión positiva” al mostrarse como Benedicto XVI y no como el cardenal Joseph Ratzinger, encargado antes de defender la doctrina católica.
“Eso significa que muchos se sentirán orgullosos de sentirse católicos y decir: Ése es mi Papa”, dijo el experto, aunque indicó, sin embargo, que: “No creo que por eso se refleje en una mayor participación en la iglesia”.
Señaló que encuestas recientes han indicado que muchas personas se identifican como católicos, pero no participan regularmente en la iglesia, un fenómeno que se vio reflejado incluso durante el más carismático Papa Juan Pablo II.
Temas como la guerra de Irak, el aborto, el matrimonio entre parejas homosexuales, la tortura o el tema de la superioridad del Catolicismo sobre el resto de las iglesias pasaron a un segundo plano, en parte porque podrían causar controversia en este año de elecciones en Estados Unidos, indicó.
“El Papa vino por dos razones: para hablar a la Iglesia y para hablar a la ONU (Organización de las Naciones Unidas). A la Iglesia le habló de una sanación con el dolor por el abuso sexual”, así como por la polarización creada por las consecuencias de las acciones de los sacerdotes, señaló.
“Benedicto es un hombre muy inteligente, muy bien informado que citó a los fundadores de Estados Unidos en su discursos, dejando de lado la imagen de un intelectual distante y frío”, indicó.
Puntualizó que los resultados para resolver la crisis en la Iglesia Católica se verán si el Papa, que mostró su lado más humano, comienza a hablar sobre temas más sensibles como el aborto o el matrimonio entre homosexuales, y los estadounidenses muestren más disposición de escucharlo.
“En un nivel más concreto, a la gente le gustaría ver que el Papa desafíe directamente a los obispos estadounidenses para que respondan mejor los asuntos” en los casos de pederastia, e incluso disciplinar a los que transfirieron a sacerdotes pederastas de una diócesis a otra, puntualizó.
“Eso no ha pasado y sería bueno que lo haga, ahora que ya se reunió con las víctimas de los abusos”, señaló al indicar que el ex arzobispo de Boston, cardenal Bernard Law, que renunció en 2002 debido al escándalo, sigue refugiado en El Vaticano.
“La gente puede sentir que la visita fue un éxito verdadero cuando el Papa haga más sobre las preocupaciones actuales, además de mostrar su compasión por las víctimas”, recalcó.
PIDEN REPRIMENDAS
Bernie McDaid, una de las víctimas de los abusos, dijo que en su encuentro con el Papa el jueves pasado le dijo que “tenía un cáncer creciendo en su ministerio y que tenía que hacer algo al respecto”.
La Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual de Sacerdotes (SNAP) señala que el Papa debe asegurar que el Vaticano cumpla con la Carta de la ONU sobre la Protección de los Derechos del Niño.
Esto con el fin de cerrar “peligrosos” vacíos legales en la Ley de la Iglesia que permite que sacerdotes pederastas continúen en su ministerio.
Asimismo, pidió la reprimenda o disciplina pública de obispos que han transferido a los transgresores sexuales y que se ordene a los obispos que entreguen a las autoridades a los involucrados y también las pruebas de los delitos.
“Buscamos acciones específicas, las palabras y los gestos pueden ser confortantes, pero no protegen a los niños”, dijo Barbara Blaine, presidenta de SNAP.
Indicó que espera medidas disciplinarias a los obispos que encubrieron casos de pederastia, órdenes a líderes religiosos para que no den refugio a sacerdotes abusadores y que los involucrados en el extranjero regresen al país para que enfrenten cargos criminales.
Benedicto XVI debe revelar los nombres de todos los “depredadores sexuales” en la Iglesia, apuntó Blaine quien consideró como “un paso interesante” la decisión del Papa de darle importancia al tema en su visita a Washington y Nueva York.
Señaló, sin embargo, que Benedicto XVI “se vio forzado” a afrontar el problema porque diferentes encuestas coincidían en indicar que el escándalo de abuso sexual por parte de los sacerdotes era el principal problema para los católicos en Estados Unidos.
“Creo que sería de más ayuda que el Santo Padre mostrara acciones”, tomando en cuenta “los horrores de la violación y sodomización que sufren especialmente los niños y que les afecta por el resto de su vida”, anotó.
Blaine dijo que en lugar de decir a los obispos estadounidenses que estaban haciendo un buen trabajo, el Papa hubiera sido más efectivo en los castigos a los involucrados en los casos.
De la misma, manera, señaló que en lugar de decir a los sacerdotes que cooperen con sus obispos, les hubiera instado a que cooperen más con la Policía en la denuncia de casos de crímenes sexuales.
La activista dijo que fue violada cuando tenía 13 años por un sacerdote, que también abusó de otras jóvenes y que hasta la fecha no ha sido procesado criminalmente.