Todos tenemos nuestros secretos. Cuando se han vivido ya algunas décadas en este Valle de Lágrimas, resulta casi imposible no haber metido la pata, estado en situaciones que van de lo ridículo a lo embarazoso, o realizado acciones de las que nos arrepentimos, y quisiéramos retroceder en el tiempo para deshacer esos entuertos. La cuestión es que los errores humanos resultan inevitables… Lo que sí se puede evitar es que los demás conozcan nuestros pecadillos. De ahí que, unos más, otros menos, todos procuramos conservar en la oscuridad ciertos trozos de nuestra existencia pasada.
Pero no falta quién ande escarbando en el mugrero y saque a relucir los esqueletos que tenemos escondidos en el armario. Algo así le acaba de ocurrir a Jorge G. Castañeda Gutman, en circunstancias por demás misteriosas.
Resulta que salió a la luz pública un supuesto informe de la (afortunadamente) difunta Dirección Federal de Seguridad, quizá la agencia gubernamental más siniestra de la historia reciente de nuestro país, y que fuera desbandada hace más de veinte años, precisamente por que el Gobierno ya no sabía qué hacer ni cómo controlar a ese Frankenstein.
En ese informe se reporta que a fines de los años setenta Castañeda, en aquel entonces un jovenazo que tenía a su padre despachando como Canciller en Tlatelolco, fue reclutado como espía por la Inteligencia cubana. Según esto, su labor era obtener información sobre la política exterior mexicana, influir sobre ella de manera que favoreciera los intereses cubanos, y hacerle manita de puerco a su papá con el propósito de que México se pusiera del lado de las guerrillas que en aquel entonces peleaban salvajes guerras civiles en El Salvador y Guatemala.
Por supuesto, que quien luego fuera a su vez Canciller resulte que trabajaba como espía para un Gobierno extranjero, es un asunto de importancia mayúscula. Pero como que habría que tomar todo el caso con una pizca de sal.
Empezando por que el mentado reporte está firmado por Miguel Nazar Haro, uno de los personajes más siniestros y repugnantes de la amplia galería del crimen mexicano. Nazar era asesino, torturador, ladrón de autos y extorsionador… todo ello, como jefe de una supuesta corporación policiaca y de Inteligencia política. Ustedes dirán si le creen a un personaje de esa calaña.
Por otra parte, la aparición del informe coincide con que Castañeda ha puesto en el banquillo de los acusados al Estado mexicano ante la Corte Interamericana de los Derechos Humanos. Castañeda alega, y alega bien, que los suyos fueron violados al no permitírsele ser candidato independiente en las pasadas elecciones federales.
Que se le quiera dar una quemadota en vísperas de tan importante acontecimiento, la verdad no huele muy bien. De hecho, nada de lo que saliera de la DFS resultaba agradable… ni creíble. Por eso al mentado reporte hay que verlo con bastante, bastante escepticismo.