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'Esta batalla se va a ganar'

Javier Corral no pierde la esperanza de que Felipe Calderón reordene los grupos de interés en el PAN. (El Universal)

Javier Corral no pierde la esperanza de que Felipe Calderón reordene los grupos de interés en el PAN. (El Universal)

El Universal

A Javier Corral le extraña que pudiendo ser un gran presidente, Calderón no quiera serlo.

Le ha dicho adiós a la cúpula panista. No lo compraron con guiños para ser diputado o senador ni con un puesto en el blanquiazul. No se vende. Se mantiene firme. Seguirá luchando para lograr una reforma que acabe con los monopolios mediáticos. Ya le han dicho que es un “llanero solitario”. Quizá faltó honrar su palabra y su congruencia:

Ora sí que se salió del corral, don Javier.

— ¡Del corral y del pueblo!

¿Pos’ qué le hicieron?

— Finalmente creo que no me hicieron caso.

¿Qué, lo “denostaron y ningunearon”?

— Sí, me ningunearon. Creo que me vieron como un mal necesario y al que se podía mantener con disciplina, pero ¡no contaban con mi astucia!

¿No le estará apostando a Creel para el 2012?

— Los que le apostaron fueron Calderón y Germán. Nadie ha hecho tan presidenciable a Creel de nuevo como ellos. Calderón hace presidenciable a Creel como lo hizo Fox con él.

A lo mejor Calderón piensa que ya siendo presidente, cualquiera lo podría ser.

— No, el perfil de Calderón es muy propio, de una lucha muy ardua. Lo que más me extraña es que pudiendo ser un gran presidente, no quiera serlo.

¿Y no le dijeron que “en política nadie renuncia”?

— De eso nunca se retira uno. Yo renuncié al CEN del PAN precisamente para hacer más política en el partido y en el país.

¿Lo renunciaron por juntarse con los de “El Yunque”?

— No. La definió la forma en que se quiso agradar a los dioses. Y no del Olimpo, sino de los medios.

Con esos amigos ¡para qué quiere enemigos!, oiga.

— En realidad disto de tener una relación de amistad con cualquiera de ellos. Lo que me pareció interesante fue acudir a un acto de civilidad política con quien ha sido uno de mis principales adversarios dentro del PAN.

Pero hay cosas impresentables, como las minifaldas, dirían los obispos.

— Esa es la moralina mojigata que tanto daño nos ha hecho.

¿Los de “El Yunque” terminarán haciendo partido?

— No, no están preparados.

¿Sólo faltaría verlo junto al “Jefe” Diego defiendo la libertad de expresión?

— No, él no anda en ese campo de acción. Él, más bien, anda en la libertad del comercio.

Usted que sabe, ¿qué entiende por “la cultura de la legalidad”?

— Es un concepto de altísima abstracción en el país, de enorme incumplimiento en la práctica.

Pensé que iba a decir “matar” y luego declarar que “así es la guerra”.

— No, la cultura de la legalidad la entiendo como una actitud de respeto ante la Ley.

A propósito, ¿tanto se le teme a Beltrones?

— Yo no le tengo esa expectativa. Beltrones, Elba Esther, Romero Deschamps, todos estos personajes del orgullo priista son porque los presidentes quieren que sigan siendo. Sin presidentes no hay Beltrones ni nada de eso.

¿Estará embriagado de poder?

— Ya se creyó que puede ser el sustituto de Calderón: es su principal yerro. ¡Nosotros encantados de repetir un fenómeno como el de Madrazo!

¿Ahora querrán echarle la culpa al PRI de su regreso?

— Juntos, PAN y PRD, estamos colaborando como nadie para la restauración del autoritarismo en México.

Por cierto, hoy saldrán los priistas más unidos e impunes, ¿no?

— Me parece que esa unidad es tan ficticia como la que hemos enarbolado nosotros con “El Yunque”.

¿Tienen remedio?

— No. Hay una naturaleza autoritaria intrínseca en esa formación política.

¿Y los panistas?

— Hay remedio y hay posibilidad de recuperación y rescate. ¡Cada vez se aleja más la posibilidad!

Perdieron el partido y, además, la doctrina, ¿no?

— Vivimos una tragedia mayor: estamos perdiendo los valores, alejándonos de los principios, perdiendo el partido y tampoco tenemos Gobierno.

¿Y aún cree que ganarán en 2009?

— Veo muy complicado la mayoría para el PAN en la Cámara de Diputados. Se tendrían que hacer cosas muy importantes, atrevidas y de frente a la sociedad. No creo que haya esa decisión.

Germán dice que sí.

— Es su función y su papel. No creo que esté tan convencido de que las cosas nos sean tan favorables.

¿Vivirá en el Olimpo?

— No, él vive en la dinámica de un jefe de partido que tiene que decir que el destino es la victoria.

¿Como Stalin?

— No, no como Stalin porque Stalin borraba a sus adversarios.

¿Se habrá “guanajuatizado”?

— Esa frase no es ningún error gramatical. Le delata un estado de ánimo que es su cercanía con ese sector ideológicamente radical en el partido con el que ha tenido que unirse en busca de una legitimidad que él siente que no tuvo porque no tuvo competencia interna.

¿Y no la tiene?

— Tiene legitimidad, pero a Germán le hubiera dado otro talante y sería otro jefe del PAN si hubiera tenido un competidor.

Seamos serios, ¿qué intentó negociar con su renuncia?

— Nada. Se dice que en el CEN estaba de posición de tirador, y me veían posibilidades de ser diputado. Pero no llegué al PAN para ser diputado, senador o tener chamba en el partido. Llegué para impulsar la reforma de medios. Lo sabía el presidente, lo sabía Germán. Y es lo único que hoy no se puede hacer.

¿Son tan intocables como los monopolios mediáticos?

— El problema es que en el CEN no es un ámbito en el que se pueda generar una lucha contra los monopolios.

¿Creerá que se les podrá ganar la batalla?

— Esta batalla se va a ganar.

¿Con este Gobierno panista?

— No quiero dar por perdida la esperanza de que Calderón tome en sus manos uno de los principales retos que como demócrata y panista tiene, que es el reordenar a los grupos de interés. Es un tema que está obligado a hacerlo ética, política y moralmente.

Pero no puede ni con la Maestra, don Javier.

— Sí puede, pero hay una serie de condicionamientos y de circunstancias que han vuelto a reforzar ese poder.

En fin, ¿de dónde sacó su vocación de héroe?

— No me creo un héroe, ni quisiera serlo. Pero sí es cierto que tengo una gran apuesta por la historia.

¿Nos dirá que ya le gustó ser el “Llanero Solitario”?

— El problema es que me vi de nuevo en esa tesitura.

Por cierto, ¿ha observado a Calderón últimamente?

— ¡En fotos!

¿Ya aprendió a gobernar?

— Ya se está instalando en el Gobierno. Y llevará un tiempo para que delinee con claridad qué quiere hacer como presidente. Todavía no puede gobernar por sí mismo.

¿Ha fracasado el Ejecutivo en materia de seguridad?

— La opción de dar esa batalla, bajo esta estrategia, fue muy aventurada y está obteniendo resultados no positivos.

Bueno, ¿y qué renovada agenda trae consigo?

— Voy a realizar una gira por todo el país en las universidades, para convencer de la necesidad de colocar en la agenda electoral y la próxima renovación de la Cámara el tema de los medios.

¿Y qué nuevos “escándalos” traerá su libro?

— Es un libro sobre la Ley Televisa. Es la neta del planeta.

¿Dirá algo sobre el narco en los monopolios?

— No, no abordo ese tema. Abordo el proceso de la negociación de la Ley Televisa. De cómo los tres candidatos presidenciales, en distintas etapas, hicieron posible la aprobación de la Ley.

¿Y cómo?

— En formas muy cuestionables todas. Conscientes, los tres, de lo que representaba. Y López Obrador es el que sale mejor librado.

¿Otra “señal de alerta”?

— No. Tiene el propósito de documentar un hecho que demuestra la disfuncionalidad de la clase y el sistema político en su relación con los poderes fácticos.

¿Y usted seguro volverá a pelear el Gobierno de Chihuahua?

— No me veo. Mentiría si dijera que no quiero ser gobernador. Pero no es el tiempo.

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