El mexicano Ignacio Alarcón acostumbraba mandar 200 dólares mensuales de ayuda a su familia en Veracruz, pero ahora en los últimos meses ha reducido ese envío a 100 dólares como resultado de que le bajaron las horas de trabajo en un restaurante.
“Siempre he trabajado en restaurantes, pero ahora la cosa está muy mala y es difícil enviar dinero a la familia”, dijo Alarcón, quien desde hace ocho años trabaja en el sur de Florida.
Alarcón, al igual que muchos inmigrantes que viven en Florida, han rebajado la ayuda monetaria que envían a sus países de origen debido a la desaceleración de la economía por la que atraviesa Estados Unidos.
En esta ciudad donde convergen inmigrantes de un gran número de países de América Latina, como nicaragüenses, hondureños, guatemaltecos, colombianos y venezolanos, la desaceleración económica ha golpeado diversos sectores, en especial al de remesas.
“Obviamente hay un poco menos de actividad que el año pasado por la situación económica”, dijo una fuente que pidió no ser identificada de Latin Money Express, empresa local que se dedica al envío de transferencias bancarias, remesas y giros hacia América Latina.
La baja en el envío de las remesas y el dilema que enfrentan los inmigrantes se refleja en los resultados de un reciente estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) titulado Sondeo de Remesas de Estados Unidos a América Latina.
El informe sostiene que la baja económica, especialmente en el sector de la construcción, y el creciente sentimiento antinmigrante, han hecho que concluya la etapa de acelerado crecimiento de este flujo de recursos y prevé su progresiva reducción.
Pero no sólo es la desaceleración de la economía estadounidense la que está afectando ese flujo de efectivo, sino también las campañas contra los inmigrantes.
Aunque el monto global alcanzó los 45 mil 900 millones de dólares en 2007, con un crecimiento del siete por ciento en relación con 2006, se trata de un crecimiento más bajo en relación con el aumento del número de inmigrantes.
Esa expansión de las remesas es la menor desde el año 2000, mientras que el 75 por ciento de las remesas que llegan a América Latina proviene de los Estados Unidos.
Según los datos, sólo el 50 por ciento de los 18.9 millones de los latinoamericanos que viven en Estados Unidos envía en la actualidad dinero de manera regular a sus parientes en sus países natales, un bajo porcentaje si se lo compara con el 73 por ciento de 2005.
Otros resultados de ese estudio indican que los inmigrantes dijeron que la vida en este país se ha vuelto más difícil para ellos y el 81 por ciento afirmó que en la actualidad es difícil conseguir un empleo bien remunerado.
Mientras 40 por ciento dijo que, en comparación con el año pasado, estaba recibiendo menos ingresos. Un 18 por ciento de los encuestados trabaja en el sector de la construcción, uno de los más golpeados por la desaceleración de la economía.
Jorge Salazar Carrillo, economista de la Universidad Internacional de Florida (FIU), vaticinó que la situación económica no mejorará en lo que resta del año y probablemente sea a mediados del próximo que comiencen a verse algunos signos de recuperación.
Por lo pronto el mexicano Ignacio Alarcón es uno de los inmigrantes que ha decidido regresar a su natal Veracruz para poner un negocio de comida con algunos dólares que logró ahorrar.
“Por eso ya me voy, porque aquí la situación está muy difícil”, afirmó Alarcón.