Estados Unidos tiene 2.3 millones de delincuentes tras las rejas, más que cualquier otra nación, según datos del Centro Internacional de Estudios Carcelarios del King’s College de Londres. (Archivo)
Se juzgan delitos que sólo en raras ocasiones terminarían con condena en prisión en otros países.
Estados Unidos tiene menos del 5% de la población del mundo. Sin embargo, tiene más de una cuarta parte de los prisioneros del mundo.
Estados Unidos es el principal “productor” mundial de prisioneros, lo cual refleja un enfoque sobre el delito y su castigo relativamente reciente, pero ahora totalmente distintivo del país. Los estadounidenses son encarcelados por delitos -desde escribir cheques sin fondos hasta consumir drogas- que sólo en raras ocasiones terminarían con una condena a prisión en otras naciones. Y también son mantenidos en las cárceles más tiempo que los prisioneros de otros países.
Estados Unidos tiene 2.3 millones de delincuentes tras las rejas, más que cualquier otra nación, según datos del Centro Internacional de Estudios Carcelarios del King’s College de Londres.
China, con cuatro veces la población de Estados Unidos, se ubica en un distante segundo lugar con 1.6 millones de personas en prisión (cifra que excluye a los cientos de miles en detención administrativa, generalmente activistas políticos que no han cometido delitos).
San Marino, con unos 30 mil habitantes, es la última de las 218 naciones compiladas por el centro. Tiene un solo prisionero.
Estados Unidos también es el primero en una lista más significativa del centro de estudios: tasas de encarcelamiento. Tiene 751 personas en prisión por cada 100 mil habitantes y, contando sólo los adultos, uno de cada 100 estadounidenses está encerrado.
La única nación industrializada grande que se acerca es Rusia, con 627 reos por 100 mil habitantes. Las otras tienen tasas mucho más bajas. Inglaterra 151; Alemania 88, y Japón 63.
La media entre todos los países es de alrededor de 125, más o menos la sexta parte de la tasa estadounidense.
VARIOS FACTORES
Expertos legales y criminólogos atribuyen la situación a una serie de factores: niveles más altos de crimen violento, leyes de condena más duras, un legado de agitación racial, un fervor especial en el combate a las drogas, el temperamento estadounidense y la ausencia de una red de seguridad social. Incluso la democracia juega un papel, al tiempo que los jueces -muchos de los cuales son elegidos, en otra anomalía estadounidense- se pliegan a las demandas populares de una justicia más estricta.
Sea cual sea la razón, la brecha entre la justicia estadounidense y la del resto del mundo es enorme y sigue creciendo.
“Lejos de ser un modelo para el mundo, el Estados Unidos contemporáneo es visto con horror”, escribió James Q. Whitman, un especialista en derecho comparado de la Universidad de Yale, en la revista Social Research. “Ciertamente no hay gobiernos europeos enviando delegaciones para aprender de nosotros cómo manejar las prisiones”.
Los esfuerzos por combatir las drogas juegan un papel importante para explicar las largas sentencias en Estados Unidos. En 1980 unas 40 mil personas purgaban condenas por delitos relacionados con los estupefacientes. En estos días, son casi 500 mil.
Estos números han generado el desprecio de críticos europeos. “Estados Unidos lleva a cabo la guerra contra las drogas con un fanatismo ignorante”, señaló Vivien Stern, investigadora del King’s College.
Sin embargo, algunos expertos sostienen que la estrategia estadounidense es un medio efectivo para combatir el crimen. “La sencilla verdad es que el encarcelamiento funciona”, escribieron Kent Scheidegger y Michael Rushford de la Fundación Legal de Justicia Criminal, en la publicación The Stanford Law and Policy Review. “Encerrar a los delincuentes por periodos mayores reduce el nivel delictivo. Los beneficios de hacerlo compensan por mucho los costos”.
Entrenarán a militares cerca de frontera con México
La empresa Blackwater, dedicada a entrenar a militares y miembros de coorporaciones de seguridad, instalará un centro de entrenamiento a sólo una cuadra de la frontera con México, en la zona industrial de la Mesa de Otay, a unos 25 kilómetros al Sureste de San Diego.
El vicepresidente del contratista privado más grande del Departamento de Estado de EU, Brian Bonfiglio, informó que el centro de instrucción y prácticas estará listo para el verano de este año y confirmó que el entrenamiento a sus asesores incluirá prácticas de tiro con armas de fuego.
Bonfiglio dijo al diario San Diego Union Tribune que la empresa, ubicada en un bodegón en la Calle Siempreviva, a medio kilómetro al Norte del aeropuerto Abelardo L. Rodríguez de Tijuana, invertirá cientos de miles de dólares para acondicionar el edificio.
El proyecto fue presentado luego de que Blackwater desistiera de construir un centro de prácticas en el poblado de Potrero, a unos 65 kilómetros al Este de San Diego y aproximadamente cuatro kilómetros al Norte de la frontera con México.
La empresa abandonó en marzo pasado ese proyecto debido a la oposición de residentes de Potrero que destituyeron en elección simulada a los cinco funcionarios de su consejo de desarrollo por aceptar en un principio la propuesta de Blackwater.
Blackwater enfrenta actualmente el escrutinio en el Congreso federal estadounidense porque algunos de sus elementos de seguridad mataron a iraquíes desarmados a finales del año pasado.
La firma ganó notoriedad en 2004 cuando un grupo de iraquíes quemó y colgó a cuatro asesores de Blackwater en el poblado de Fallujah, aparentemente en represalia porque asesores de la agrupación habrían torturado a prisioneros sospechosos en Irak.
