Ex soldados integraban el escudo de seguridad que custodiaba al primo de Joaquín El Chapo Guzmán, Alfonso Gutiérrez Loera (detenido el pasado 11 de mayo en Culiacán), y a un cómplice, Pedro Guadalupe Gutiérrez Reyna, El Lupillo.
Los ex integrantes de las Fuerzas Armadas Alfredo López Morales, El Boxer, y Edwin García López, El Gordo, cuidaban por un pago de 6 mil pesos mensuales al familiar del capo del cártel de Sinaloa el día en que la Policía Federal irrumpió en una casa de seguridad en Culiacán, Sinaloa.
Los ex miembros del Ejército estaban a cargo también del armamento de la célula encabezada por el primo del jefe del narcotráfico, entre las que había hasta una metralleta Barret M82, un fusil de precisión utilizado en Afganistán e Irak por las fuerzas especiales de Estados Unidos y con el cual un solo francotirador puede dominar un enfrentamiento y producir resultados devastadores.
“Somos gente de El Chapo Guzmán”, confesó el ex soldado apodado El Boxer a los agentes federales, mientras era esposado y se decomisaba todo un arsenal dentro de la casa de seguridad ubicada en la calle Alberto Román 3769 , colonia Adolfo Ruiz Cortines, en la capital sinaloense, plaza que se ha convertido en campo de batalla por la disputa que sostienen el jefe de cártel de Sinaloa con sus ex socios, los hermanos Beltrán Leyva.
La Procuraduría General de la República (PGR), que omitió el origen militar de los dos escoltas de quien fue identificado como primo de "El Chapo" Guzmán, tiene a los dos ex soldados y a los otros dos acusados involucrados en este caso sujetos a investigación en el Centro Nacional de Arraigo, en la ciudad de México.
Los dos ex militares detenidos no fueron compañeros de armas, aunque ahora sean cómplices. Ambos estuvieron encuadrados en diversas áreas de la milicia.
Edwin García López fue de 2002 y hasta 2005 soldado cabo de la 24 compañía de infantería en San Ignacio, Sinaloa. Su coacusado, Alfredo López Morales, perteneció de 1996 a 2002 al 31 batallón de infantería de Ocosingo, Chiapas.
Y la historia de su captura la narraron ellos mismos a los fiscales: al momento del operativo de la Policía Federal, nosotros —agregó El Boxer ante los policías— estábamos en la parte de arriba de la casa dando seguridad “al equipo”; es decir, al armamento que se encontró en la casa, cuando fuimos sorprendidos.
“Ellos llegaron tumbando el portón de la cochera y nos detuvieron a todos”, explicó.
“Ni Edwin ni yo opusimos resistencia. Nos entregamos sin oponer resistencia. Fuimos llevados a la parte de debajo de la casa y tirados al piso. Todos los policías se pusieron luego a revisar el lugar y encontraron las armas, los chalecos militares, cartuchos, uniformes, cargadores y nos trasladaron a sus oficinas”, narró El Boxer ante fiscales de la Procuraduría.
Aunque su compañero y ahora cómplice Edwin García López rechaza que estuviera custodiando el armamento y dando seguridad al primo de El Chapo Guzmán, confesó que además de que “cuando fui detenido estaba drogado, había consumido cocaína”, él sólo se encargaba de la limpieza de esa casa en la cual se bañaba cuando la policía irrumpió en el lugar.
Una y otra vez este ex soldado metido —según la PGR— a gatillero del cártel de Sinaloa se lamentó por haber sido capturado en esa casa de seguridad de la organización criminal.
“Miguel, el tipo que me contrató para hacer la limpieza de la casa, me dijo que le echara güevos, el día que llegaron heridos de bala el primo de El Chapo Guzmán y El Lupillo. Mi primer intención fue irme a mi casa sin siquiera voltear y nunca más regresar”... Pero se quedó.