Estados Unidos expresó hoy su profunda" preocupación por la situación de nueve trabajadores chinos del sector del petróleo secuestrados hace tres días en Sudán, y exigió su "inmediata" liberación.
En un comunicado, el Departamento de Estado deploró "toda violencia en Sudán", y afirmó que esa inseguridad "amenaza a todos los actores en el país, desde la población civil a los trabajadores humanitarios internacionales, las fuerzas de paz y los ciudadanos".
Asimismo, agregó el portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack, la violencia en Sudán "socava las perspectivas de paz en todo el país".
En este contexto, el Gobierno de EE.UU. expresó su esperanza de que una "pronta investigación lleve a los autores de esos actos cobardes ante la justicia".
Por último, el Departamento de Estado reiteró su llamamiento por un "despliegue rápido" de las fuerzas de pacificación conjunta de la ONU y la Unión Africana en Darfur (UNAMID) para impedir la inseguridad en esa región, situada en el oeste de Sudán.
También instó a la misión de la ONU en Sudán a que cumpla "plenamente" con su mandato y actúe contra la inseguridad que se manifiesta también en otras partes del país.
Los secuestradores de los nueve trabajadores chinos han exigido un rescate para su liberación, según el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores sudanés, Ali al Sadeq.
Los secuestradores, que se cree que pertenecen al grupo rebelde Movimiento por la Justicia y la Igualdad (MJI) de Darfur, solicitaron el rescate a las autoridades de la provincia situada al sur de la región petrolera de Kurdufán, donde se produjo el secuestro.
Los trabajadores fueron secuestrados hace dos días en el sur de Kurdufán, al suroeste de la capital sudanesa, cerca de la región de Darfur, en guerra desde 2003 y donde tienen su base numerosos grupos armados, como el MJI.
Los nueve rehenes son empleados de la compañía estatal china de petróleo Sinopec, y las autoridades no descartan que junto a ellos también hayan sido raptados dos sudaneses que los acompañaban.
