La prótesis proporcionaría, a partir del sentido del tacto, un equivalente de la visión perdida. Prevén pruebas en pacientes de hospitales del IMSS.
La ceguera es, sin duda, una de las discapacidades sensoriales con más consecuencias negativas en la vida diaria de quienes la padecen.
En años recientes, las investigaciones sobre prótesis visuales han tomado diversas direcciones, de tal modo que ya se habla de implantes en el cerebro, en el nervio óptico y la retina. Sin embargo, por lo que se refiere a estas prótesis, tienen al menos dos grandes inconvenientes: son incapaces de reconstruir un mapa retinotópico congruente (situar en un plano de coordenadas los puntos que conforman la imagen) y requieren cirugía mayor para ser implantadas.
Como una alternativa a lo anterior, el Grupo de Micromecánica y Mecatrónica del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (CCADET) emplea su experiencia en sistemas micromecánicos para desarrollar un primer prototipo de prótesis de sustitución sensorial, con el cual plantea la posibilidad de proporcionarles a los ciegos un equivalente de su visión perdida.
En este proyecto participan Luis Octavio Ortigoza Ayala, médico cirujano recién egresado de la Facultad de Medicina, y los doctores en ingeniería Leopoldo Ruiz Huerta y Alberto Caballero Ruiz, responsables de dicho grupo de Investigación.
La sustitución sensorial es definida como el empleo de un sentido (en este caso el tacto), para recibir información que normalmente recibiría otro sentido (en este caso la visión).
De aquí surge la alternativa de producir visión artificial mediante una sensación táctil; es decir, recrear imágenes en la piel del individuo ciego, mediante “puntos de identación” (puntos de presión en la piel); esto implica dos ventajas fundamentales: se puede reconstruir controladamente dichos puntos en el campo visual de aquél y establecer con libertad un código de procesamiento visual propio sin necesidad de descifrarlo.
Los primeros experimentos
En 1970, el doctor Paul Bach-y-Rita, profesor de la Universidad de Wisconsin, en Madison, Estados Unidos, desarrolló el Tactile Vision Substitution System (TVSS), que generaba imágenes en blanco y negro a partir de imágenes enviadas desde una cámara a un cinturón vibrotáctil; y en 1985, un sistema háptico (del griego hapthai, relativo al tacto) que, gracias a tecnologías más avanzadas, ofrecía imágenes con resoluciones más altas.
Tomando como punto de partida estos trabajos, otros investigadores emprendieron, con una técnica conocida como resonancia magnética funcional, estudios sobre la actividad cerebral en pacientes que perdieron la vista y en personas normales, mientras leían un texto en Braille.
“Con respecto a estos estudios, uno esperaría que, en los pacientes ciegos que antes vieron, los investigadores sólo hubieran encontrado actividad en el área somatosensorial, responsable de la percepción de los estímulos táctiles, pero no: también descubrieron que había actividad en la corteza visual”, comenta Ortigoza Ayala.
Los investigadores concluyeron que, a partir de la plasticidad cerebral, era posible generar una interconexión entre el área somatosensorial y la corteza visual de los pacientes ciegos que antes vieron, y que el circuito neural que conecta estas dos áreas no se desarrollaba en las personas normales, limitándose la actividad cerebral exclusivamente a la percepción de estímulos táctiles.
Cámara de video, computadora y guante
Los investigadores universitarios retomaron todos estos conocimientos y comenzaron a desarrollar los primeros pasos de una prótesis de sustitución sensorial para ciegos, la cual está conformada por un sistema de solenoides (bobinas) en un arreglo matricial de filas y columnas.
Al generar un campo electromagnético, los solenoides desplazan un elemento magnético (imán) contenido en un pin (barra efectora); el mecanismo antes descrito permite situar de manera controlada coordenadas de puntos para la reconstrucción de imágenes.
“Dependiendo de los resultados obtenidos –dice Ortigoza Ayala–, el sistema se conectará a una computadora que se encargará de procesar diversas imágenes, y en un futuro podrá complementarse con una cámara de video y un guante háptico”.
Aunque todavía no tienen el prototipo final de la prótesis de sustitución sensorial, ellos ya presentaron su propuesta de diseño experimental en hospitales del Instituto Mexicano del Seguro Social.
“A los miembros del Comité Ético del Centro Médico La Raza, en la Ciudad de México se les comentó que se trata de una técnica que no pone en riesgo la vida de los pacientes, porque es no invasiva”, señala Ortigoza Ayala.
Se integrarán dos grupos: uno de pacientes ciegos de nacimiento de entre 10 y 18 años de edad, y otro de pacientes adultos que han perdido la vista. Cuando el prototipo de la prótesis de sustitución sensorial esté listo, se probará en ambos grupos. Se ha considerado obtener tomografías por emisión de positrones (PET, por sus siglas en inglés) para fijar y comparar las diferencias entre los circuitos neuronales de los dos grupos de estudio.
“Ésa será la última fase de nuestra investigación y posiblemente se realizará en colaboración con la Facultad de Medicina de la UNAM.”
Cabe apuntar que el grupo de pacientes ciegos de nacimiento será seleccionado por el doctor Juan Carlos Bravo, jefe del Servicio de Oftalmología Pediátrica del Centro Médico Nacional Siglo XXI; y el de pacientes adultos que han perdido la vista, por el doctor Eduardo Muhl, coordinador de enseñanza del Servicio de Oftalmología del Hospital General Centro Médico Nacional La Raza.
“Hay que dejar bien claro esto: aún no terminamos el prototipo de la prótesis de sustitución sensorial. Ahora trabajamos en la etapa de procesamiento entre el arreglo de elementos que generarán las sensaciones sobre la piel y la computadora. Esto significa que estamos estableciendo qué características eléctricas de operación generan las condiciones de desplazamiento y fuerza adecuados para transmitir las sensaciones requeridas. Queremos asegurarnos de que lo que se reproduzca en el dispositivo tenga fundamentos experimentales comprobados”, finaliza Ortigoza Ayala.
Vinculan ceguera a pobreza
Las personas nacidas en condiciones de pobreza, tienen cuatro veces más posibilidades de ser ciegos que aquellos nacidos en situación económica estable, por la falta de nutrición e higiene, de acuerdo con la Asociación para Evitar la Ceguera en México (APEC).
“La ceguera es un padecimiento vinculado a la pobreza y la falta de información”, afirma Jorge Villar Kuri, director general del Hospital para Prevenir la Ceguera en México, perteneciente a la APEC.
El titular del hospital líder en atención e investigación sobre la ceguera en el país, reconoce que las tres principales causas son las cataratas, glaucoma y retinopatía diabética, las cuales son reversibles, pero no existen los recursos para su tratamiento.
De acuerdo con la OMS, el 75 por ciento de los casos de pérdida de la vista en los adultos pudo evitarse.
“Afortunadamente son causas reversibles, pero sólo si hay un tratamiento oportuno. Pero estamos hablando que, por ejemplo, una cirugía para las cataratas cuesta en promedio entre 20 mil y 40 mil pesos; las medicinas para controlar el glaucoma, están entre 200 y 600 pesos al mes.
“Y el control de la diabetes requiere medicamentos caros y una dieta especial, no siempre al alcance de las clases económicamente más bajas”, explica Villar Kuri.
Ante esa necesidad de atención, el Estado se ve superado. Tan sólo en el Distrito Federal, a donde llega el mayor número de enfermos visuales de todo el territorio para su atención, la Iniciativa Privada atiende el 49 por ciento de los pacientes que requiere cirugía, según un registro elaborado en 2002 por APEC.