Fernando Botero es el artista latinoamericano más cotizado en la actualidad.
Una muestra de la majestuosidad del colombiano Fernando Botero en sus esculturas se aprecia desde ayer sábado en el Jardín Botánico Fairchild de Miami con la exhibición de diez piezas en bronce de la década de los 90 del artista latinoamericano más cotizado del mundo.
Todas las obras son parte de la colección privada del galerista libanés Gary Nader.
“Estas esculturas estaban en mi patio”, dijo Nader frente a la imponente escultura Torso de una musculatura de atleta olímpico.
“Mi pasión por Botero empezó cuando vi un libro de sus obras a los 12 años y comencé a comprar y vender sus obras a los 17 años”, comentó el galerista, quien conoce personalmente a Botero y con quien trabaja desde hace más de una década.
Nader considera que en la muestra de diez esculturas se observa la majestuosidad de “una obra que no ha podido ser igualada”.
“Porque el maestro (Botero) es un operario que se pasa un año lijando la escultura” hasta “conseguir una terminación exacta muy difícil de conseguir”.
El galerista es testigo de la obra desde su nacimiento hasta verlas terminadas, ya que visita con frecuencia el estudio de Botero en Piedra Santa (Italia).
De las obras de Botero presentadas en Miami, Nader destacó la complejidad de Hombre que Camina porque se unen dos piezas para formar una. Con un tamaño de tres metros de alto, la pieza trata la idea de un hombre caminando sobre otro hombre.
Otra de las obras que destaca en la exposición es Cabeza, creada en 1999, ya exhibida en Tokio, y que impresiona por los detalles en la barba y los ojos que el artista esculpió. Se ha especulado que Cabeza es un autorretrato de Botero.
También se exhiben las esculturas Hombre a Caballo, La Sensual Mujer Reclinada, y la representación de un Adán al estilo Botero.
La exposición incluye también dos esculturas medianas de parejas bailando y dos pequeñas de figuras de caballos.
A parte de las esculturas, la obra de Botero se compone de dibujos y pinturas vistas en unos 200 museos alrededor del mundo.
La cantidad de obras que ha creado el colombiano es incontable porque según el galerista Nader, es un “adicto a su trabajo”, con una jornada de mínimo 15 horas diarias.
“Cuando le visité la última vez convirtió el balcón de la habitación del hotel en su estudio y en un mes hizo unos 85 dibujos” destacó.
“Le pregunté si esto le hacía sentirse solitario”, a lo que Botero respondió que cuando uno observa una buena película en el cine no necesita compañía para disfrutarla.
Nader, quien definió a Botero como “un orgullo latinoamericano”, comentó que posee alrededor de 100 piezas más entre pinturas, dibujos y esculturas medianas.
En el Jardín Botánico Fairchild, las obras de Botero, que se exhiben hasta el 31 de mayo, se unen a las piezas del estadounidense Roy Lichtenstein y a la exhibición permanente del escultor de cristal Dale Chihuly.
