El presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, habla durante una rueda de prensa junto al presidente de Palestina, Mahmoud Abbas, hoy 24 de junio de 2008, en la cuidad cisjordana de Belén. (EFE)
El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, afirmó hoy que la paz en Medio Oriente sólo será posible cuando los palestinos tengan su propio país, por cuya creación luchan desde que Israel fue creado en su territorio en 1948.
Al ser recibido en Belén por el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmoud Abbas, el mandatario francés reiteró que la seguridad en la región 'pasa irremediablemente por la creación de un Estado palestino moderno, democrático y viable'.
En declaraciones reproducidas por la agencia palestina de noticias Maan, Sarkozy reiteró que 'la colonización debe terminar' en la parte este de Jerusalén y en Cisjordania, misma postura que presentó en su discurso del lunes ante el Parlamento israelí.
El presidente francés calificó como 'hombre de paz' a Abbas y le expresó su rechazo a los cientos de controles militares israelíes en las carreteras de Cisjordania y al muro de separación que construyó Israel, el cual él mismo debió cruzar para entrar a Belén.
El presidente francés vio con sus propios ojos la realidad en la zona cuando saliendo del palacio presidencial, dos jeep israelíes y un vehículo blindado bloquearon una carretera de acceso a Jerusalén, mientras policías palestinos hacían lo propio de su lado.
Al expresar su apoyo a la ANP y la demanda de un Estado independiente, Sarkozy también expresó a Abbas que la seguridad de Israel es "innegociable", y exhortó a los palestinos a apartarse del camino de la violencia.
El presidente palestino puso al tanto a su colega francés del estado de las negociaciones, de las que luego dijo en rueda de prensa que "los obstáculos y las divergencias son aún grandes".
"Si no fuera así, haría tiempo que hubiéramos firmado un acuerdo de paz. Pero tenemos que tener el coraje para superar los obstáculos", expresó Abbas, optimista de que la única salida es el diálogo.
El encuentro en Belén entre ambos mandatarios despertó la curiosidad de porqué no se había celebrado en Ramalá, sede de la ANP y el lugar donde habitualmente Abbas recibe a sus invitados extranjeros.
Una de las posibilidades que se especuló fue que Sarkozy no quiso rendir honores ante la tumba del histórico líder palestino Yasser Arafat, pero la presidencia de la ANP explicó que ese gesto lo llevó a cabo el ministro del Interior francés al colocar allí una corona de flores esta mañana.
La visita a Belén tiene que ver también con el apoyo que busca Abbas para un parque industrial en la ciudad, cuna del cristianismo, proyecto que obtiene el respaldo francés de 21 millones de dólares.
Además de la agenda política y económica, Sarkozy y su esposa Carla Bruni visitaron la Basílica de la Natividad, donde según la tradición nació Jesucristo.
Antes de visitar Belén, el presidente francés se entrevistó en Jerusalén con el líder de la oposición israelí, Beniamín Netanyahu, presidente del Partido Likud, quien le manifestó su negativa a hacer cualquier tipo de concesión a los palestinos en Jerusalén.
"Jerusalén no será dividida nunca, sólo unida (bajo soberanía israelí) posibilita en ella la libertad de culto a todos los habitantes de la ciudad", afirmó Netanyahu.
Ayer, en su discurso en el Parlamento israelí, Sarkozy explicó que sólo la división de Jerusalén, para que sea capital de dos Estados, traerá la paz a la región.
Después de Belén, Sarkozy y Bruni se trasladaron al aeropuerto Ben Gurión de Tel Aviv para regresar a Francia, pero ahí experimentaron un incidente de tensión debido a que un soldado israelí aprovechó la despedida oficial para suicidarse.
El militar disparó su arma en la azotea de un edificio ubicado a 200 metros del avión de Sarkozy y cayó desde varios metros de altura, por lo que la seguridad de la terminal aérea declaró emergencia y todos los funcionarios presentes apresuraron su salida del lugar.
Imágenes de la televisión local mostraron a Bruni corriendo al subir la escalinata del avión y detrás de ella Sarkozy con su comitiva, mientras el primer ministro israelí Ehud Olmert y el presidente Shimon Peres abordaban a prisa sus vehículos.
Aunque la despedida de Olmert y Peses a Sarkozy debió interrumpirse de manera abrupta por la emergencia, cuando la situación se aclaró los funcionarios israelíes y franceses pudieron despedirse de manera tranquila.
