El Vaticano se une al luto que embarga a la Iglesia católica mexicana por el fallecimiento hoy del cardenal Ernesto Corripio Ahumada afirmó Ciro Benedettini, vicedirector de la sala de prensa de la Sede Apostólica.
En declaraciones reveló que el Papa Benedicto XVI enviará en las próximas horas un telegrama de condolencias por la desaparición del purpurado ocurrido la madrugada de este jueves en la Ciudad de México.
Mientras la Radio Vaticana, estación oficial del Estado Pontificio, informó de la noticia en su servicio internacional y recordó que en 1942 fue ordenado sacerdote en Roma en los años de la Segunda Guerra Mundial.
'Quiso permanecer junto a la población romana durante el conflicto, compartiendo con la ciudadanía los riesgos y las incomodidades de la guerra; nombrado obispo por Pío XII tomó parte en el Concilio Vaticano II', reportó.
Recordó que en México fue protagonista de la pastoral para los indígenas promoviendo su desarrollo cultural y material, que en 1977 fue designado cardenal primado del país y que en 1979 Juan Pablo II lo designó cardenal.
A estas condolencias se sumó el Pontificio Colegio Mexicano de Roma, cuyo rector Francisco Ramírez y los más de 100 sacerdotes que se encuentran hospedados en dicha residencia, ofrecieron oraciones por su eterno descanso.
'Fue un pastor, un padre muy cercano con todo el clero, muy amable y bueno con los seminaristas a quienes les ofrecía un retiro anual y los invitaba por grupos a comer en su propia casa', dijo el director espiritual de esa casa religiosa, Rogelio Alcántara.
Sacerdote de la Ciudad de México conoció personalmente a Corripio, estuvo presente en su toma de posesión como arzobispo metropolitano en 1977 e incluso le tocó participar en un viaje pastoral con él.
Evocó la espiritualidad del purpurado, quien nunca dejó sus oraciones diarias, la misa y el rezo de la liturgia de las horas.
'Tuvo enormes cualidades y dotes, entre otras cosas fue un gran diplomático', sostuvo.
Según el presbítero fue Corripio Ahumada el artífice de la organización, modernización y adaptación de una de las arquidiócesis más importantes del mundo, la capital mexicana, al Concilio Vaticano II.
'El viaje de Juan Pablo II en 1979 marcó su vida pastoral y también la del Papa, quien estableció el estilo de su pontificado en esa visita, el cardenal recibió en esa oportunidad la inspiración de un Pontífice misionero', concluyó.
Con su deceso el Colegio Cardenalicio quedó compuesto de un total de 196 cardenales, de los cuales 119 son 'electores' de un futuro obispo de Roma.