(Octava parte)
DESPERTAR... ES LA FÓRMULA DE LA RIQUEZA
Continuación…
“La felicidad está dentro de ti, no tienes qué depender de nada, ni de nadie que esté fuera de ti mismo”. No debemos depender de nadie... ¿quién es nadie? Papá, mamá, los hijos, la novia, el novio, la suegra, los cuñados, los amigos, el patrón, los compañeros de trabajo. En fin, todas aquellas personas que de una u otra forma tienen relación con nosotros y que en un momento dado, son la causa de nuestras desdichas, nuestras infelicidades, y por qué no decirlo, hasta de nuestras enfermedades.
Haga un análisis de su vida, y vea de quién está dependiendo para ser feliz, y que cuando esa persona le falla, usted se siente lastimado, molesto, defraudado y posiblemente hasta las ganas de comer se le quiten. Haga consciente esta situación y que ahora sea usted dueño de sus actos, para que verdaderamente pueda apreciarlos y disfrutarlos.
No debemos depender de nada... ¿Qué es nada? Ni de tu casa, ni automóvil, ni ropa, ni tu cuerpo físico, ni muebles, ni comida, ni fiestas, ni títulos, ni puestos en la empresa. Y todas aquellas cosas sobre las que no podemos tener un verdadero control y que en cierto momento, pueden presentarse adversos a nuestra manera de pensar.
Porque cuando empezamos a depender de personas o de cosas, pronto seremos presa de la angustia, del desanimo, presa del stress y en ese momento, el factor “Mente Positiva” lo habremos perdido definitivamente y entonces la fórmula de la riqueza deja de funcionar.
Desafortunadamente dependemos de verdaderas tonterías para ser felices y si usted lo quiere experimentar en forma personal y gráfica, la próxima vez que usted vaya a una fiesta y vea a una pareja bailando, acérquese al muchacho y dígale al oído: “¡Traes roto el pantalón en la parte de atrás!”. ¿Cuál cree usted que será inmediatamente su reacción? ¿Cómo se imagina que será su comportamiento de ahí en adelante?
Definitivamente aquella felicidad y alegría que estaba disfrutando, se vendrá por tierra y lo más probable es que hasta abandone el lugar, ¿O no es cierto?
Hay un refrán nuestro que dice: “Ojos que no ven, corazón que no siente”, tal vez usted lo haya oído muchas veces, pero ¿Qué quiere decir esto? Que mientras ignoramos las cosas, éstas no nos afectan, pues yo le quiero pedir, que haga usted un verdadero esfuerzo, se discipline a usted mismo, cambie sus puntos de vista, y ahora, aun cuando usted se dé cuenta de las situaciones negativas, éstas no deben influir en usted, para que disfrute la vida.
Mientras escucho música que me inspira para terminar esta recta final del libro “Despertar... es”, llaman a la puerta, es Pily y Andrés, una pareja de amigos a quien aprecio mucho, me traen unas empanadas que por cierto les quedan deliciosas. Haciendo remembranzas del pasado y de todo los que nos deja este año que termina, recordábamos cuando recién nos conocimos, y de los problemas económicos que en aquel entonces tenían, por falta de administración, pues cada quien manejaba su dinero y lo gastaba según sus criterios, y yo les decía, trabajen y hagan planes juntos, como pareja, que un día nos estaremos riendo de aquellos problemas. Y así fue, pues al pasar del tiempo, ahora ya han realizado varios de sus sueños, que antes parecieran imposibles de realizar. Ya ampliaron su casa, compraron una camioneta, y lo más importante es que como pareja ya trabajan en equipo y se han dado cuenta que todo les parece más fácil cuando se tienen el uno al otro, y me daba tanto gusto ver aquella pareja feliz y con sueños para el futuro, una pareja ya madura en muchos sentidos.
En uno de mis cursos me decía una señora de cierta edad: “Tiene usted razón, Ing. De la Cruz, como depende uno de tonterías para ser feliz, pues fíjese que yo estaba por casarme, era el hombre que yo más he amado, no ha habido otro como él. Ya teníamos todos los detalles de la boda, era un jueves por la tarde y la ceremonia se realizaría el sábado por la mañana, cuando mi novio fue a visitarme, me invitó a tomar un café, para que aprovecháramos para revisar detalladamente los pendientes para la boda. –Dijo la señora enojada- Siendo que él era un hombre alto, de bigote ancho, muy apuesto, todas las mujeres se fijaban en él, pero ese día, antes de llegar a mi casa, tal vez se había sonado la nariz y un moco se le quedó prendido en el bigote, así que cada vez que se me acercaba para besarme, todo lo que veía yo era ese moco, ahí terminó el amor, se cayó del pedestal donde lo había puesto, el matrimonio se desbarató, y yo no me casé con nadie.
Así que ¿En qué basó su felicidad aquella afligida mujer? ¡En un moco! Y yo le decía en son de broma: “Pues cómo fue tonta, qué le hubiera costado a usted, decirle, ‘A ver ese moquito’, y quitárselo con un pañuelo.
Esto parece un chiste, ¿pero de cuántas cosas estamos dependiendo, como en el ejemplo anterior, o algo parecido?
“No existe camino a la felicidad, la felicidad está en el camino”. Debemos aprender a disfrutar cada situación, sin esperar a llegar a cierto lugar o condición en la vida, para “entonces sí” disfrutar.
Luego oímos por ahí a personas que le ponen condiciones a la felicidad. “¡Ya nada más que me case, qué feliz voy a ser!”; “¡Cuando nazca mi hijo!”; “¡El día que reciba mi título, qué felicidad!”; “¡Ahora que me entreguen mi casa nueva!”. Y cuántas cosas más, que si usted es verdaderamente sincero, verá que no tienen ninguna importancia, pero lo más dramático es que cuando ya las poseemos, en ese momento dejan de importarnos, dejan de “significar” felicidad, porque ahora nuestra obsesión está más adelante, y así llevamos la vida, sin disfrutarla y siempre acongojándonos por algo que no ha sucedido.
“Ya nada más que me case, qué feliz voy a ser” dice o piensa la joven señorita. Cuando ya se casa y han pasado algunos meses del matrimonio, ahora su felicidad será: “Ya nada más que nazca mi hijo, qué feliz voy a ser” y de nueva cuenta se basa en una ilusión.
Ahora el niño ha nacido y empieza otro tipo de problema, no tiene con quién dejarlo, lo tiene que cargar todo el día, le tiene que dar pecho, o el biberón, y ahora la felicidad es: “Ya me dan ansias que el niño empiece a caminar, entonces sí, qué feliz voy a ser” y ya lo ve caminar, correr, ser dependiente.
Llega el tiempo en que el niño camina, coge cosas, rompe figuras, destroza las flores, etc., y entonces vuelve a caer en la trampa: “Cuando el niño vaya a la escuela, qué feliz voy a ser” Continuará...
Continuamos con el ciclo de conferencias y seminarios para este verano, con los temas de “Juventud, Amor y Sexo” para maestros, orientadores vocacionales, padres de familia y sobre todo jóvenes, para que tengan armas para defenderse en este mundo cada vez más agresivo; siete de cada diez matrimonios se divorcian, siete de cada diez embarazos son de niñas de secundaria y preparatoria, la felicidad y el éxito se logran al tomar las mejores decisiones en los momentos críticos. Si usted siente la necesidad de pertenecer a un grupo donde pueda compartir sus penas o preocupaciones e iniciar el camino del crecimiento y la libertad, póngase en contacto con nosotros tenemos un lugar que lo espera en este grupo de crecimiento y apoyo. Tenemos cupo limitado, por lo que se invita a los interesados a realizar sus reservaciones en las direcciones electrónicas:
pmgerr@hotmail.com
pmgerr@live.com
Con Germán de la Cruz teléfono 717-63-76. O con el padre Armando López Serna en la parroquia de San Pedro Apóstol, avenida Mónaco número 415 colonia San Isidro teléfono 713-57-06. La siguiente semana veremos la novena parte de “La Fórmula de la Riqueza” de la serie y próximo libro “Despertar... es”. Gracias por su atención.
“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”