(Cuarta parte)
Continuación...
Me platicaban el caso de una persona muy respetada en la comunidad, por lo trabajador y lo metódico, nunca se le conoció ningún vicio, nunca se metió en problemas, cuando murió, los hijos decidieron hacerle un arreglo a la casa y empezaron a derribar un muro muy ancho que estorbaba para hacer una habitación grande.
Cuando uno de los albañiles trataba de quitar uno de los adobes, el pico le pegó a algo metálico, con mucho cuidado lo fue descubriendo, hasta que quedó a la vista una caja metálica debidamente cerrada con llave.
El trabajador dio aviso a los dueños y cuando la pudieron abrir, su sorpresa fue grande, pues había en esa caja una cantidad enorme de monedas de oro, de las llamadas “Centenarios”.
Eran varios miles de monedas, que posiblemente aquel hombre fue atesorando durante toda su vida, y su ambición era ir viendo cómo aquella caja se iba llenando más y más, pero no lo disfrutó, ni las invirtió, sin embargo, los hijos inmediatamente se compraron automóviles último modelo, se fueron de viaje a Europa, sus casas las arreglaron en forma palaciega, es decir “ellos están pagando primera clase”.
“Haz un plan de inversiones, convierte tu dinero en tu esclavo y no tú en esclavo del dinero”. Dicen que el hombre tiene tres etapas en su vida, primero: cuando trabaja para otro, es decir, cuando somos empleados en alguna empresa, un taller o un pequeño negocio y recibimos un sueldo por nuestro trabajo.
Segundo: cuando trabajamos para nosotros. Ahora ya somos dueños de nuestra propia empresa, negocio o taller y nuestros ingresos ya no son por el sueldo, sino que las ganancias son ahora totalmente nuestras, ahora nosotros somos los que les pagamos a nuestros empleados.
Tercero: cuando otros trabajan para uno. En esta etapa ya no “tenemos” que ir a la oficina, ni al taller, ni al negocio, si vamos es sólo porque “queremos” pues ahora ya hay quien nos responda por los resultados del negocio y ahora sólo recibimos cada mes el cheque de nuestra inversión.
Sin embargo, ¿cuánta gente conoce usted que no ha pasado aun de la primera etapa?, y solo está pensando en que llegue el tiempo que lo jubilen, lo cual será hasta que cumpla cierta edad, en la que no tendrá ni la energía física ni la actitud mental para pasear o disfrutar esa situación.
Otros más que se anotan en la segunda etapa y toda su vida se la pasan haciendo siempre lo mismo, día tras día, en una rutina desesperante y desagraciadamente a estas personas ni siquiera el recurso de la jubilación les queda, pues con la edad se empiezan a convertir en personas necias que no aceptan ningún cambio ni ideas renovadoras, lo que hace que aquel negocio, que en un tiempo fuera muy floreciente, poco a poco se venga hacia abajo, hasta que irremisiblemente desaparezca.
Desgraciadamente este tipo de personas abunda muchísimo en nuestro país, por lo que tal vez, sean muy pocas realmente las empresas con verdaderas proyecciones a grandes niveles.
Así que, si usted aún no ha podido dar el salto a esa tercera etapa, asesórese, delegue, aprenda a soltar a tiempo las riendas de su negocio, verá cómo otros lo harán mejor que usted, pues ellos traen nuevas inquietudes, no tendrán las presiones ni las limitaciones que tuvimos cuando estábamos iniciando el negocio.
Me comentaba un matrimonio ya mayor: “Fíjese ingeniero, hace años, en la empresa que formamos mi esposa y yo, decidimos contratar una persona que se hiciera cargo, y para mi mujer fue una situación que no fácilmente la digirió, pues se le hacía imposible, después de dos décadas dejar de ir a abrir la tienda, participar, etc., sin embargo creo que nosotros ya habíamos hecho hasta donde alcanzó nuestra capacidad y energía. Después decidimos pasear, descansar, hacer cosas diferentes, que nos tengan ocupados, pero fuera de toda rutina, desde luego, sin dejar de vigilar el desarrollo del negocio, pero todo desde un estricto papel de observador.
Otra consideración que debemos hacer, es que ya contando con dinero efectivo, podemos iniciar negocios que a no dudarlo, nos habrán de rendir mejores dividendos que en el mismo banco, pero que desgraciadamente por no contar con recursos propios, no nos es posible aprovechar dichas oportunidades.
“El secreto es saber hacer dinero, no guardarlo”. Cuando aprendemos a “hacer” dinero, es decir, tener el suficiente ingenio para hacer producir o rendir beneficios a cualquier situación que se nos presenta en la vida, no nos va a importar gastar o usar el dinero en cosas que nos gusten o que necesitemos para vivir mejor.
Póngase a pensar, en cuántas cosas, usted mismo, y en este preciso momento, será capaz de llevar a cabo, que a no dudarlo, le darán el dinero necesario para comprarse lo que quiera, sólo tiene que hacerlo de una manera disciplinada, constante y sobre todo con mentalidad de triunfador.
Cuarto Factor de la Riqueza. D). “Asegura tus ahorros de posibles pérdidas”. Éste es otro concepto que espero comprenda usted muy bien, pues siendo que aún no estamos condicionados para la riqueza, en cuanto nos sentimos con algo de dinero lo empezamos a “presumir” de tal manera que no falta alguien por ahí, que va a buscar la manera de quitárnoslo, pidiéndonos prestado una buena cantidad, que luego no nos pagan, o invitándonos a asociarnos en negocios que no funcionan y que al final se quedan con ellos, etc. Continuará...
Cruzada de valores con las conferencias “Actitud de Clase Mundial”, “Juventud, Amor y Sexo”, “Hombres Difíciles, Mujeres Complicadas” e “Hijos Huérfanos de Padres Vivos”, llévelas a su comunidad o empresa, comparta conmigo sus casos. Los espero en nuestra dirección electrónica que ponemos a sus órdenes con Germán de la Cruz Carrizales (pmgerr@hotmail.com) (pmgerr@live.com) o en el teléfono 717-63-76. La siguiente semana veremos la quinta parte de “El Círculo de la Abundancia” de la serie y próximo libro “Despertar... es”. Gracias por su atención.
“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”.
