(Primera parte)
Ya vimos y analizamos la fórmula para ganar dinero, ahora veamos la forma de cómo lo vamos a aprovechar para hacerlo rendir y que no nos vaya a desequilibrar en los demás niveles de nuestra vida, que nos pudiera llevar a odiarlo o rechazarlo.
Recuerde que el nivel económico es uno de los siete niveles y que al fallarnos de una manera grave, nos puede arrastrar a un verdadero caos en nuestra vida.
Cuentan que hubo un tiempo en que un Rey al recorrer sus dominios se encontró con que sus súbditos vivían en una espantosa miseria, sus viviendas eran de lo más pobre e insalubre, sus vestidos unos verdaderos harapos, su alimentación de lo más deficiente, y sin embargo, en el mismo reino, existían siete familias riquísimas, que era casi un insulto en aquel conglomerado de personas menesterosas.
El Rey, no sabiendo cómo remediar aquella extraña situación, llamó a sus ministros y les pidió consejo para tomar una decisión.
Los consejeros recomendaron que les quitara la riqueza a esas adineradas familias y las repartiera entre todos los pobres del reino.
El Rey mandó llamar a los hacendados y les explicó el problema de esta manera: “Señores, he observado que mientras mi pueblo se está muriendo de hambre, ustedes tienen en demasía, por lo tanto, es mi real decisión que sus fortunas se repartan en partes iguales a todos los pobres del reino”.
Los ricos aceptaron, pero sólo pusieron una condición: “Estamos de acuerdo con su sabia decisión, sólo te pedimos que el dinero y los bienes no se los regales así nada más, sino que sea a cambio de algo”.
El Rey se interesó e interrogó: ¿Qué recomiendan ustedes? “Que construyamos una muralla alrededor del reino y que cada semana, a todos por igual se nos entregue una determinada cantidad de dinero, hasta que el total de las riquezas del reino sean repartidas en partes iguales a todos los habitantes”.
El Rey aceptó la sugerencia y así se empezó a realizar aquel trabajo que duró varios años hasta que toda la riqueza había sido entregada a cada uno de los habitantes por partes iguales.
El Rey estaba muy contento porque ahora todos estaban en igualdad de condiciones sin embargo antes de haber transcurrido siete años, de nueva cuenta, al hacer un recorrido aquel gobernante, se volvió a enterar que los pobres de antes, ahora eran más pobres, y los antiguos ricos, ahora eran más ricos, por lo que de nueva cuenta volvió a citar a los poderosos y los interrogó: ¿Pues qué fue lo que pasó, por qué ahora ustedes son más ricos y los pobres más pobres, dónde estuvo la falla? –Dijo visiblemente molesto-.
La falla estuvo –le comentó el más anciano de los hombres y también el más rico-. En que tú les diste dinero a los pobres, pero no los enseñaste a ser ricos.
El Rey se quedó un poco pensativo y dijo: ¿Y tú estarías dispuesto a enseñar a los pobres a ser ricos? –Sí, contestó el anciano-. Yo ya estoy en los últimos días de mi vida y no me hará ningún daño dar a conocer mis secretos.
Y aquellos secretos que le dijo el anciano al rey de ese pueblo, son los que ahora iré plasmando en estos renglones, sólo que le pido, que los analice, los medite, los adecue a su situación personal y los “ponga en práctica” y verá cómo pronto usted será también de los hombres más ricos de su pueblo.
Desgraciadamente nos han condicionado tanto a que el dinero es sucio, que los ricos son malos, que son corruptos, hambreadores, acaparadores, etc., pero la realidad es que la gente tiene miedo de tener dinero, pues nos han convencido que “es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de los cielos” lo que hace que rechacemos la idea de ser ricos.
Así que, haga a un lado todos esos prejuicios de la riqueza y empiece a condicionar su mente para aceptar que usted tiene todo el derecho de tener lo mejor.
Jesús dijo: “Yo vine para darles vida y vida en abundancia”. Y esa abundancia se refiere a todos los niveles, incluyendo el económico.
Para Dios no hay separación entre la abundancia económica y la espiritualidad. De hecho van de la mano. ¿No les parece extraño que vivamos en una sociedad que desprecia nuestros mejores empleos? Pues no tenemos problema para pagarle a un entrenador de fútbol cinco millones, o a un actor diez millones por película, pero de alguna manera creemos que las personas implicadas con la espiritualidad deben ser, paupérrimas, célibes con abstinencia, y si son todo eso mejor. Imagínense un mundo en el que el dinero se diera a las personas que nos dan los más grandes regalos; profesores, artistas, enfermeras, bomberos, policías, escritores... y madres (todos ellos con una Actitud de Clase Mundial). Personas que nos conectan, no que nos desconectan y nos distraen (como algunos directivos de la educación y de otras áreas). Sólo imagínense ese mundo. Y podemos tenerlo, porque escuchen: “somos sus elegidos, sí somos siempre sus elegidos” (de Dios).
Primer Factor de la Riqueza. A). “Comienza a incrementar tu patrimonio”. No importa cuál sea su ingreso actual, este concepto es para todos, pues desgraciadamente no importa cuánto sea nuestro ingreso, siempre estamos gastando más de lo que ganamos. Continuará...
Cruzada de valores con las conferencias “Actitud de Clase Mundial”, “Juventud, Amor y Sexo”, “Hombres Difíciles, Mujeres Complicadas” e “Hijos Huérfanos de Padres Vivos”, llévelas a su comunidad o empresa, comparta conmigo sus casos. Los espero en nuestra dirección electrónica que ponemos a sus órdenes con Germán de la Cruz Carrizales (pmgerr@hotmail.com) (pmgerr@live.com) o en el teléfono 717-63-76. La siguiente semana veremos la segunda parte de “El Círculo de la Abundancia” de la serie y próximo libro “Despertar... es”. Gracias por su atención.
“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”.