(Segunda parte)
Continuación...
Estoy de acuerdo que para la empresa que laboramos y de la que recibimos un salario, trabajemos ocho horas, porque así está establecido por la Ley Federal del Trabajo, por el Contrato Colectivo de Trabajo, etc., pero de las otras dieciséis horas del día que son nuestras, que no tenemos que rendir cuentas a nadie, ¿Qué hacemos con ellas? ¿Cómo las utilizamos?
Algunas en dormir, en ver la televisión, oír música, meterte a la computadora, en el Chat, ir de visita con los amigos, tomar la copa, jugar a las cartas, al ajedrez, sentarse en el jardín, etc.
Ahora yo no le digo que se ponga a trabajar otras ocho horas más (aunque algunos lo hacen), ni cuatro, ni dos, pero tal vez sí, quince minutos, treinta minutos, o ya exagerando una hora, una hora de nuestro tiempo libre.
Sólo que ese tiempo que vamos a utilizar en nuestro beneficio, deberá de tener dos cualidades muy importantes.
Primera cualidad. Que sea algo que verdaderamente nos guste, algo en que el tiempo que dediquemos a esa actividad, nos parezca que transcurre muy rápido, algo que disfrutamos mientras lo realizamos.
Así que busque en sus habilidades o capacidades esa actividad, de la que usted podrá, en un momento dado, vivir desahogadamente. ¿Qué pueden ser esas actividades? Reír, llorar, caminar, brincar, deslizarse, hablar, declamar, cantar, andar en bicicleta, jugar al yo-yo, al beisbol, tiro al blanco, y todas esas actividades que pudiéramos llamar “hobby” o entretenimiento, o bien, cosas más laboriosas, artículos de plata, oro, hierro, lamina, macramé, cuero, madera, vidrio, etc.
En fin, tantas y tantas actividades que sería interminable anotarlas aquí, pero que si usted abre bien su mente y sus ojos, verá alrededor suyo tantas formas de ganar dinero, que se queda uno atónito.
Pero además de hacer algo que nos guste, esta actividad debe tener otra característica muy importante.
Segunda cualidad. Que sea algo que nos deje dinero, algo por lo que podamos cobrar y que las gentes estén dispuestas a pagar. A mí me gusta muchísimo dar pláticas, conferencias, tener contacto con las personas, tratar temas de actualidad y ayudar a las personas en este fin, y lo hago bien, según las personas que han participado en algún evento conmigo que a la fecha ya suman más de doscientas mil, pues a través de la trayectoria profesional que he tenido se ha ido puliendo esta habilidad.
En un inicio y aun ahora, cuando terminaba las conferencias y me pedían que les pasara mis honorarios, al informarles que yo no cobraba, pues, sencillamente, no lo podían creer.
Cuando, revisando mis apuntes volví a ver aquella famosa fórmula y vi que una de las características más importantes, era que debería de apreciar más mi trabajo, que yo era digno y que tenía derecho a lo mejor, empecé a tomar más en cuenta esto, aunque sé también que hay personas que no tendrían acceso a esto que hago, si yo no procurara llegar a todas aquellas personas en este caso, ésa es la razón por la que escribo esta columna y también es la razón por la que también otorgamos becas a estudiantes con problemas económicas y también a escuelas o grupos con poco o nada de presupuesto.
Al principio como que me sentía mal, y empecé por cobrar muy barato, hasta que otras personas que también se dedicaban a lo mismo que yo, y que sí cobraban muy bien me decían: “Germán, debes subir tus precios, pues por lo que cobras, la gente va a pensar que tu trabajo no vale, y yo, que conozco de tu profesionalismo y capacidad, sé que sí debes cotizarte muy bien”.
Pero también es cierto que Dios recompensa y con mucho cuando hacemos esto en su nombre, y así las empresas para las que presto mis servicios, por supuesto que me pagan, y muy bien. Así que ahora las entradas de dinero han cambiado en la actualidad, y la fórmula empezó a funcionar.
“No reces para pedir algo, sino para agradecer lo que ya se te ha dado”. No debemos esperar que nos lleguen ciertas cosas, o estar en determinadas circunstancias para lograr nuestros objetivos, sino que debemos aprovechar con lo que ya en estos momentos contamos.
Imaginemos que usted hace un regalo a su mamá, a su hermana, un frasco de perfume de lo más fino y caro que hay hoy día, y cada vez que usted la visita, observa en el tocador, el frasco igual, completamente cerrado, no se ha abierto, ella no lo usa, ¿Cómo se sentiría usted? Creo que muy mal, pues el hecho de no usarlo, le está demostrando que no le gustó, que no le interesó su regalo, que no le apreció su esfuerzo.
Usted estará de acuerdo conmigo que la mejor manera de que nos aprecien nuestros regalos, será usándolos, poniéndolos en servicio. Así mismo, debemos entender que todas las habilidades o capacidades con que contamos, son como el frasco de perfume, que si no lo abrimos, no lo usamos, de nada nos servirá tenerlo.
En un curso me confesaba un participante, que él tiene muy buena voz para el canto, que tiene un timbre muy melodioso, y que en cierta ocasión, accidentalmente lo oyó cantar un alto ejecutivo de una firma disquera muy prestigiada e inmediatamente lo invitó a que firmara un ventajoso contrato, para interpretar varias canciones, grabarlas y promoverlo nacionalmente.
Sin embargo, él no aceptó, puso varios pretextos para justificar su decisión y el funcionario le dijo: “No te imaginas la cantidad de cantantes que diariamente hacen fila frente a nuestras oficinas, esperando una oportunidad para que les demos una audición, y a ti que te la estamos ofreciendo, te pones en ese plan”. Y ahí terminó aquella oportunidad.
Y a cuántas personas conoce usted, que teniendo grandes cualidades para triunfar en la vida, no las usan, porque están en espera de que surja un milagro, de que reciban una señal divina, y así se les acaba la vida. “Sólo espero, que no sea usted de ésos”. Continuará...
Continuamos con el ciclo de conferencias los lunes 26 de mayo y dos y nueve de junio dirigidas a la comunidad en general, dada la situación que actualmente vivimos en nuestra sociedad, el ataque a la institución familiar y las consecuencias que esto trae consigo de sufrimiento y dolor. La segunda charla se realizará el lunes 26 de mayo, a las 20:00 hrs. en la parroquia de San Pedro Apóstol donde la asistencia tendrá la oportunidad de obtener un panorama del porqué de las actitudes que tienen muchos de los hijos de hoy. Este tema de “Hijos Huérfanos de Padres Vivos” va dirigido a ti que eres padre de familia y que tienes hijos. No es sólo las necesidades materiales que debes satisfacer a tus hijos, sino las más importantes es la formación espiritual a través del ejemplo, la dedicación y el amor, fue el mensaje que por mucho tiempo trasmitió Chinchachoma a padres de familia, para no engrosar las filas del ejército cada vez mayor de los niños de la calle. Tenemos cupo limitado, por lo que se invita a los interesados a realizar sus reservaciones en las direcciones electrónicas pmgerr@hotmail.com pmgerr@live.com con Germán de la Cruz al teléfono 717-63-76. O con el padre Armando López Serna en la parroquia de San Pedro Apóstol, Av. Mónaco No. 415 Col. San Isidro teléfono 713-57-06. La siguiente semana veremos la tercera parte de “La Fórmula de la Riqueza” de la serie y próximo libro “Despertar... es”. Gracias por su atención.
“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”.